Notas generales sobre el concepto de οκονομία y χρηματιστική en Aristóteles

Alex Freire*

 

Introducción

En el presente ensayo, se discute y comentan someramente el concepto griego de οκονομία (economía) y el de χρηματιστική (crematística), además, de la visión aristotélica de los mismos.

Este tema, en la actualidad, es importante filosófica y teóricamente porque a partir de dichos conceptos se colige toda una tradición económica que se cristaliza en el materialismo histórico y la escuela austriaca, ambas, se decantan por leyes que han sido, o no, fundadas en ambos conceptos y que, además, tienen la intención de cubrir todos los aspectos de la actividad humana.

Desde una perspectiva muy general, este tema se refiere a la larga discusión sobre el carácter de ‘lo económico’ en la Grecia del siglo IV a.C. y de cómo la cuestión de la interpretación y su estatus de primitivista o moderna ha sido uno de los mayores problemas de la historia económica antigua.

Por lo que se hace necesaria una comprensión más precisa de ambos conceptos con el objetivo de poder interpretar adecuadamente el hecho social, cultural, político y ético del pensamiento aristotélico en su critica a la acción económica.

 

I

En las ultimas décadas interpretar escenarios económicos en donde cómo hacer compatibles una a) tecnología primitiva con organización a pequeña escala y un desprecio por las actividades económicas, con un b) comercio extenso en los albores del negocio bancario y actitudes manifiestamente individualistas[1] han sido el centro de los debates en general, empero, estas parecen ser preguntas que aún no tienen una respuesta[2].

En muchos sentidos, el tratamiento griego de ‘lo económico’ tiene su lugar dentro de la filosofía jurídica, moral y política. Sin embargo, dicho tratamiento carecía del concepto de economía en sentido moderno, eso que hoy definimos como ‘una ciencia’ teórica y que tiene por objeto de estudio una parte de la acción humana, pero, que se abstiene de establecer normas de conducta[3]. En consecuencia, lo que se quisiera aislar como análisis del comportamiento econó­mico griego no podría desligarse del análisis político y ético. Esto es precisamente por lo que Aristóteles presenta su intención analítica en algunos pasajes de la Política y Ética a Nicómaco[4].

De esto se comprende que no se puede leer a Aristóteles como un prototipo del pensamiento económico moderno como se ha pretendido interpretarlo[5], en todo caso, es valido considerar su corpus como categorías globales -así, por ejemplo, la ética, la política y la economía están estrechamente ligadas- cuyo objeto final es ‘la felicidad humana’[6]. Parece, por tanto, poco probable decir que el tratamiento que el estagirita dio a la economía pueda ser interpretada como una categoría autónoma[7]

En general, las posturas aristotélicas en torno a ‘lo económico’ han trascendido hasta la actualidad, gracias, sobre todo, al tratamiento hecho por Alberto Magno y Tomás de Aquino, y desde ellos, a través de los desarrollos renacentistas de Luis de Molina, Nicolás de Oresme, Bernardino de Siena, Antonino de Florencia y otros. Y de estos, al pensamiento iusnaturalista de Grocio y Pufendorf[8]. Y así, a través de Gershom Carmichael y Francis Hutcheson, llegan al mismo Adam Smith[9], que junto a John Stuart Mill y David Ricardo desarrollan las bases de las interpretaciones modernas del tema.

 

II

(οκονομία y χρηματιστική)

Para Aristóteles, el tema central en ‘lo económico’ es la función que tiene la riqueza y de ella se colige toda su crítica. Lo primero que afirma es que hay dos modos distintos en que ésta se puede entender, a saber, que existe una riqueza natural y otra artificiar. La distinción entre lo natural y lo artificial es fundamental y en concreto se basa en el fin o término de ésta, donde, un tipo de riqueza es natural si tiene un fin dentro de una medida y medios o funciones determinadas y limitadas por los que se alcanza. Por tanto, si carece de forma o medida, o de un número determinado de medios, no es natural, sino "artificial".

De esto resulta Aristóteles distinguiendo y contraponiendo en sus obras dos especies de actividad monetaria: la economía (οκονομία) y la crematística (χρηματιστική)[10]. En esto contrasta su posición con las de Sócrates y Platón, quienes hablan de la economía y crematística como si fueran actividades no opuestas, sino semejantes, sobre el argumento de que tanto el éxito de una como de otra se mide por la existencia de un beneficio o ganancia[11].

Aunque Aristóteles no lo diga, en la economía griega el dinero también parece tener la función de ser invertido con el fin de generar más dinero y, a la larga, más riqueza. Aun así, los fenómenos de inversión y capitalización no parecen haber sido bien comprendidos por la mentalidad griega[12], por ejemplo, es posible identificar esta debilidad en la crítica aristotélica del préstamo a interés, estrechamente relacionada con el rechazo a la actitud de aquellos que confunden los medios con fines, y se quedan en la inmediatez de la mediación monetaria en las necesidades[13]. Sin embargo, se convierte en una actividad íntimamente asociada a la felicidad y a la vida social que comprende, por una parte, la actividad estrictamente comercial, y por otra, la capitalización. A la economía griega, por tanto, en cuanto no anclada al presente, en cuanto que no mira sólo la satisfacción de las necesidades presentes, sino, sobre todo, las futuras, él la denomina crematística como una forma más extendida de hacer economía.

La economía para la tradición griega prearistotélica como para Aristóteles se define como el arte de administrar la propia casa; por una parte, regulando las relaciones entre los miembros de la casa, y por otra, mirando a la adecuada adquisición y distribución de los bienes en orden a la satisfacción de las necesidades domésticas. Así entendida, la economía es algo natural. Al fin de la economía pertenece el asegurar los medios de subsistencia, como condición primera de la paz doméstica, como para permitir que el dueño de la casa pueda dedicarse a la vida política o contemplativa. Las riquezas, en este sentido, por tanto, no son el fin de la actividad económica; son más bien instrumentos para construir y hacer gobierno.

La crematística ha de entenderse, por su parte, como el arte adquisitivo en general. Y, en este sentido, hay una crematística económica, en virtud de la cual se adquiere lo que la casa precisa, y una crematística política, por la que los gobernantes de la Polis (πόλις) miran a la adquisición de lo necesario para el funcionamiento de ésta[14]. Así entendidas, ambas crematísticas son naturales, ya que su fin es subvenir a unas necesidades que tienen de suyo -así piensa Aristóteles- un límite definido y cuantificable. Entonces, lo que tiene un límite, es natural. Por tanto, por lo que al fin de la Polis se refiere, por ejemplo, es buena o natural la crematística que contribuye a su autarquía, es decir, hacer de ella una unidad autosuficiente en sí misma y, antinatural o artificial, por otro lado, la que hace a la Polis dependiente de algo distinto de ella misma.

Si bien el término crematística se usa a veces en Aristóteles, para indicar el arte de la adquisición en general, su uso más común es el de indicar aquellas formas de adquisición que son artificiales y están pervertidas, en el sentido de que se ordenan únicamente a la obtención de una ganancia monetaria. No es natural la crematística en la que el acto productivo o comercial no tiene por fin las necesidades de la casa o de la Polis, sino, solamente la de obtener un beneficio económico indefinidamente y sin límite[15]. Esto es, por tanto, antinatural, no solamente porque la ganancia que se obtiene en el comercio procede de otros hombres y no directamente de la naturaleza[16], sino porque es, además, a costa de otros[17].

Por último, hay un sentido de naturaleza en la riqueza adicional en Aristóteles y es la de buscar el dinero y la riqueza por el dinero mismo[18]. Si en último término se busca tal riqueza para satisfacer unas necesidades que son naturales, entonces, tienen un límite en sí mismo. Pero es antinatural buscar el dinero por sí mismo, y no por la riqueza o bienes particulares que con él se podrían adquirir, porque el dinero es de suyo medio, no fin[19]. Se inventó para el cambio, no para ser acumulado. El intercambio de un bien o servicio a cambio de dinero, y cuando lo que se busca es emplear ese dinero o ganancia en la adquisición de otro bien o servicio, son actividades que no forman parte de lo criticado por el estagirita[20], [21]. En este sentido, doblemente antinatural sería, sin embargo, la actividad comercial o prestataria con fines lucrativos en la que se obtiene, ceteris paribus, dinero del dinero, es decir, préstamo a interés, porque no se comercia utilizando el dinero para lo que fue inventado y, en este caso, no hay nada que lo limite. La desnaturalización sería aquí doble: ¨De todas las clases de tráfico, este es el más antinatural¨, por tanto, ¨es pervertir tanto la vida como el arte adquisitivo, es confundir los medios con el fin¨[22], porque, no tiene sentido para los griegos la idea de maximización, es decir, de ir más allá de un límite. Si lo tiene, en cambio, la de optimización, que se identifica con alcanzar lo razonable, que, a su vez, se identifica con lo virtuoso[23]

Con esto, en conclusión, Aristóteles está rechazando cualquier lucro, ganancia o retribución monetaria sobre cualquier inversión en dinero; donde su fin es ser solo un medio; para eso fue inventado, para facilitar el intercambio. El problema de interpretar estas ideas, quizá, surge en primer lugar, que no las justifica ni desarrolla amplia y directamente, pero, puede deberse a que en su época la inmensa mayoría de los préstamos eran consuntivos y no con fines productivos[24] .

 


 

Bibliografía

1.        ARISTÓTELES, Política. Editorial Gredos. 1974..

2.        BALLESTEROS LLOMPART, Jesús. Postmodernidad: decadencia o resistencia. 1989.

3.        BARKER, Ernest. transl, The Politics of Aristotle, book III, ch xi, § 19 at 127. 1946.

4.        BASÁÑEZ AGARRADO, Federico. El Lugar Epistemológico de "lo Económico" en Aristóteles. La Filosofía de la economía de Aristóteles. 1994.

5.        BRAUWEILER, Heinz. Die Wirtschaftslehre des Aristoteles. Archiv für Rechts-und Sozialphilosophie, 1937, p. 475-497.

6.        BROADIE, A. The Tradition of Scottish Philosophy (Edinburgh: Polygon). Scotland and Europe, 1990, vol. 219.

7.        FINLEY, Moses I. Land, debt, and the man of property in classical Athens. Political Science Quarterly, 1953, vol. 68, no 2, p. 249-268.

8.        FINLEY, Moses I. The ancient economy. Univ of California Press, 1999.

9.        GARNSEY, Peter et al. Trade in the ancient economy. Univ of California Press, 1983.

10.    LAISTNER, MAX. LW Greek economics. London and Toronto: Dent, 1923.

11.    LANGHOLM, Odd Inge. The Aristotelian analysis of usury. A Scandinavian University Press Publication, 1984.

12.    LANGHOLM, Odd Inge. Wealth and money in the Aristotelian tradition: a study in scholastic economic sources. Bergen: Universitetsforlaget; New York: Distribution office, US and Canada, Columbia University Press, 1983.

13.    MEIKLE, Scott. Et in Arcadia Chicago, a Review Article of ST Lowry, The Archaeology of Economic Ideas. Polis, 1989, vol. 8, no 1, p. 25-34.

14.    NEWMAN, W. L. The Politics of Aristotle, vol. II. 1902.

15.    PARSONS, T.; SMELSER, N. J. Economy and Society, London 1956. International Library of Sociology.

16.    PEARSON, Harry W. The secular debate on economic primitivism. Trade and market in the early empires, 1957, p. 3-11. en POLANYI, Karl, et al. Trade and market in the early empires: Economies in history and theory. Free Press, 1957.

17.    COULANGES, Fustel. Oikonomia: An inquiry into beginnings of economic thought and language. Kyklos, 1958, vol. 11, no 1, p. 29-57.

18.    SPENGLER, Joseph J. Aristotle on economic imputation and related Matters. Southern Economic Journal, 1955, p. 371-389.

19.    VON MISES, Ludwig. La acción humana. Unión editorial, 1949.

20.    WILSON, J. Cook. Aristotle’s Classification of the Arts of Acquisition. The Classical Review, 1896, vol. 10, no 04, p. 184-189.



[1] Estas cuestiones aparecen en LAISTNER, MAX. LW Greek economics. London and Toronto: Dent, 1923, y más recientemente en GAMSEY, P., et al (eds.), Trade in the Ancient Economy, The Hoggarth Press, London 1983.

[2] Al respecto de este planteamiento, véase PEARSON, H. W., The Secular Debate on Economic Primitivism en POLANYI K., et al (eds.), Trade and Market in the Early Empires: Economies in History and Theory, The Free Press, Glencoe III. 1957, p. 10.

[3] Cf. VON MISES, Ludwig. La acción humana. Unión editorial, 1949., pp., 11

[4] Cfr. PARSONS T. y N.J. SMELSER, Economy and Society, London 1956, p 51.

[5] Cf. BASÁÑEZ, A., ‘El Lugar Epistemológico de lo económico en Aristóteles, p. 139. La crítica en el sentido en que aquí se hace, puede encontrarse en MEIKLE, Scott. Et in Arcadia Chicago, a Review Article of ST Lowry, The Archaeology of Economic Ideas. Polis, 1989, vol. 8, no 1, p. 25-34.

[6] Un breve análisis de estas relaciones puede verse en BRAUWEILER, Heinz. Die Wirtschaftslehre des Aristoteles. Archiv für Rechts-und Sozialphilosophie, 1937, p. 475-497.

[7] véase FINLEY, M. I., The ancient economy. Univ of California Press, 1999, p. 21.

[8] Para un mejor tratamiento histórico, véase LANGHOLM, Odd Inge. Wealth and money in the Aristotelian tradition: a study in scholastic economic sources. Bergen: Universitetsforlaget; New York: Distribution office, US and Canada, Columbia University Press, 1983.

[9] Véase BROADIE A., The Tradition of Scottish Philosophy, Polygon, Edinburgh 1990.

[10] Cfr. Política. I, 8, 1256a.

[11] Cfr. COULANGES, Fustel. Oikonomia: An inquiry into beginnings of economic thought and language. Kyklos, 1958, vol. II, no 1, p. 29-57, p. 31.

[12] Para ampliar este tema, véase FINLEY, M. I. Land, debt, and the man of property in classical Athens. Political Science Quarterly, 1953, vol. 68, no 2, p. 249-268.

[13] Cf. BASÁÑEZ, A., El lugar epistemológico, p. 149.

[14] Cfr. Pol. I,9,1257b: Su misión (de la crematística) parece ser averiguar cómo se obtendrá la mayor abundancia de recursos, pues es un arte productivo de riqueza y de recursos.

[15] Cfr. Ibíd. I, 9,1257b

[16] El sentido de natural, más fundamental, de la crematística es aquella que obtiene su producto directamente de la natu­raleza, de la agricultura, la ganadería o la minería. Un estudio clásico de los modos de adquisición naturales en Aristóteles, se encuentra en WILSON, J. Cook. Aristotle’s Classification of the Arts of Acquisition. The Classical Review, 1896, vol. 10, no 04, p. 184-189.

[17] Cfr. Op., Cit., I, 10, 1258b 34-36

[18] Para ampliar el tema de los límites que deben de tener la riqueza y el dinero, puede consultarse  BASÁÑEZ, A., El lugar epistemológico, p. 155-162.

[19] El dinero es así, sin embargo, el mayor instrumento o factor material de la unidad social.

[20] La desigualdad de las capacidades es lo que conduce al intercambio, y lo que hace a su vez difícil determinar la proporción en que han de ser intercambiados los diferentes productos. La discusión de esta idea puede encontrarse en SPENGLER J.J., Aristotle on Economic Imputation and related matters, Southern Economic Journal 21 (1955), pp. 371-389.

[21] Hay que notar que el término griego χρηματιστική no sólo significa la ganancia monetaria, sino también la adquisición de cosas (chrémata). Esto hace de ella una palabra ambigua, pues, aunque primeramente se refiera a cosas, no deja de implicar la noción de dinero. Sobre esto, véase NEWMAN, W. L. The Politics of Aristotle, vol. II. 1902, p. 187, y BARKER, E., The Politics of Aristotle, Garendon Press, Oxford 1946, p. 27, nota F.

[22] Cfr. Pol. I, 10,1258b. Cfr. BALLESTEROS J., Postmodemidad: decadencia o resistencia, Tecnos, Madrid 1989, p. 27: La crematística en el sentido de operación cambiaría motivada por el exclusivo interés por la ganancia monetaria deja la puerta abierta a la hybris, al conceder más importancia al valor de cambio (iónico que tiene el dinero) valor de uso. Estaríamos ante una auténtica perversión. Cf. BASÁÑEZ, A., El lugar epistemológico, p. 153.: ¨Tal perversión llegaría al máximo cuando el dinero deje de ser medio de cambio para convertirse en creador de más dinero. Tal es la función del préstamo usurario.

[23] Cf. Ibíd., 154.

[24] Cf. Ibíd., 153 pie de página: Sobre este punto, encontramos una autorizada opinión LANGHOLM, Odd Inge. The Aristotelian analysis of usury. A Scandinavian University Press Publication, 1984., pp. 6 y 151: Money, in the sense of coin, is barren, sterile and can breed no surplus… in a non growth economy.

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