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Manuel Yanuario Arriola Retolaza

Entrega 2 de 5

Aportes Filosóficos, en Modelos Sistematizados Experimentales de la
Forma, La Geometría y el Espacio, en la Enseñanza-aprendizaje de la
Arquitectura

2.6.2 Concepción aristotélica del mundo:
Para este sabio no existía ningún mundo específico, relacionado con las ideas,
por lo tanto, las ideas no se encuentran separadas, por aparte, sino que existen en
las mismas cosas, singulares, concretas de la realidad. Siendo el procedimiento
para obtener sus esencias -la abstracción- considerada como la operación
cognitiva, por medio de la cual se obtienen datos sensibles, que llegan a partir de
los informes de los sentidos, de donde el entendimiento es capaz de capturar las
esencias universales, que contienen las cosas concretas.
En la realidad del mundo, existe una cantidad múltiple considerable de seres, de
diferente naturaleza o manera de ser, que pertenecen a diferentes géneros y
especies (biología), donde todos los seres de la misma especie, coinciden en la
misma esencia, por lo tanto, para Aristóteles, la esencia es la causa de que las
cosas sean lo que son, ejemplo de esto el perro, su esencia hace que sea lo que
es. En la realidad existen múltiples perros que son de varias razas, todos diferentes,
individuales y concretos, pero todos coinciden en comportarse, realizando la misma
esencia, -la esencia del perro- que permite reconocerlos como tal.
2.6.3 Interpretación aristotélica del conocimiento:
Para Aristóteles nunca preexistieron las almas y los conocimientos innatos. De
acuerdo a su teoría, el entendimiento humano es papel en blanco, que se encuentra
prístino, carente de toda cognición previa. Para lo cual es necesario, que operen los
sentidos buscando obtener el conocimiento, que va a ser guardado en ese papel en
blanco, que posteriormente puede ser utilizado. De donde propuso que el ser
humano contaba, con dos clases de facultades: las sensitivas y las intelectuales,
definidas así:
A. Facultades sensitivas:
Son las que se encuentran ubicadas como facultades especializadas, propias de
los sentidos externos; el de la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto; abarcando
también a los sentidos internos, formados por lo sensorio común, la memoria, y la
imaginación.
B. Facultades intelectuales:
Son las que se encuentran ubicadas en el entendimiento agente, que es el
encargado de operar y dirigir el proceso de abstracción de las esencias, así como
también en el entendimiento paciente, que es el encargado de recibir el resultado
de dicho proceso de abstracción.
Aristóteles considera a los sentidos, como los conocedores especializados del
cuerpo del ser, que cuentan con facultades receptoras específicas, permitiendo
conocer la singularidad de las cosas concretas, a través del proceso de la
sensación, encargado de suministrar informes cualitativos de las cosas: sabores,
olores, formas, colores, sonidos, texturas, etc. Mientras que el entendimiento, es la
operación abstracta que interpreta los informes cualitativos de las cosas, con fines
de conocer las esencias universales, a través de la formulación de las ideas. Siendo
el verdadero y auténtico conocimiento humano, el conocimiento intelectual. Y que a
pesar de todo este proceso, no puede haber ningún entendimiento que no haya
pasado previamente a través de los sentidos. ¿Y cómo se pasa de los sentidos o
conocimiento sensible al entendimiento o conocimiento inteligible? De acuerdo a
Aristóteles a través de la abstracción.
Ahora bien, la abstracción, en el sentido más amplio, es el proceso complejo, a
partir de los informes sensibles, que proporcionan los sentidos externos, inicia la
aprehensión de los datos que los objetos sensibles o cosas envían, y ya aprendidos,
se transmiten hacia los sentidos internos, que se encargan de conservarlos o
retenerlos, para ser utilizados y combinados entre sí. Cuando los datos se
encuentran en los sentidos internos, interviene el entendimiento agente, actuando
sobre los mismos, representándolos a través de la imaginación, que no necesita
para realizar sus operaciones, de los contenidos materiales (hiléticos), singulares y
concretos; por lo que solo se dedica a abstraer los datos de la forma común y los
universales, que llegan a ser conocidos por el entendimiento paciente. De donde el
proceso de conocimiento humano, inicia en los sentidos, que nos proporcionan las
cualidades de las cosas, sabores, olores, dureza, color, etc.
En el siguiente esquema, se concluye que Aristóteles y Platón coinciden en el
conocimiento de las esencias, pero para Aristóteles a diferencia de su egregio, las
esencias no se encuentran aparte, separadas en un mundo exclusivo propio de
ellas, sino que habitan directamente en los objetos singulares y concretos de la
realidad tangible, por lo que se obtienen a partir del proceso complejo de la
abstracción. Cuadro sinóptico doce, comentado por (Roser M. 2012 pp.45)
-Fuente: C.L Roser M, (2012). “Ética a Nicómaco”, libro II, Ed. Diálogo, pp. 45, col. Historia de la filosofía, P.A.U., Valencia,
España. Recuperado de https://www.mheducation.es/bcv/guide/capitulo/8448166981.pdf
2.6.4 La lógica:
Es valorada como una de las aportaciones relevantes de Aristóteles a la filosofía,
ya que fue el primero, en elaborar y proponer la idea del pensamiento lógico formal,
y por más dos mil años, ha estado presente como procedimiento analítico en
occidente, creación de este gran maestro, legándola a la humanidad. Además, es
parte de la filosofía, centrada en el estudio de las formas y nociones generales, que
fundamentan el conocimiento, estructurando el pensamiento humano, siempre
referida a sí misma y no a los objetos o cosas. Hasta llegar alcanzar la categoría de
Método para razonar, en donde las ideas o sucesión de los eventos, se analizan
detenidamente en sus manifestaciones, de forma coherente, evitando
contradicciones entre los hechos o las ideas. Por lo que se enfoca en examinar las
formas o estructuras, de manera independiente a los contenidos, aspectos
importantes que se deben de tomar en cuenta al razonar, con el fin de argumentar
con lógica, con coherencia, los hechos, las ideas.
Un ejemplo de la lógica sería cuando se argumenta, que todo lo relacionado con
“A” es igual a “B”, de donde se puede comprobar que todo “C” es igual a “A”, por lo
tanto, todo “C” también será igual a “B”. Se observa que, en esta argumentación los
objetos o cosas reales o ideales no interesan, siendo lo que interesa demostrar, es
sí todo lo referente a “A”, “B” y “C”, es igual; porque expuestas las dos primeras
proposiciones, donde todo “A” es igual a “B” y todo “C” es igual a “A” se deduce con
total seguridad que todo “C” es igual a “B”.
Este tipo de razonamiento lógico para Aristóteles, no era considerado ciencia
como tal, pero sí estudio preparatorio indispensable, para ser aplicado en cualquiera
de las ciencias de la época. Y a pesar de todo, alcanzó la idea de ser especie de
ciencia preliminar, ya que indicaba el camino riguroso a seguir en el proceso
científico, con la finalidad de lograr el conocimiento certero. Para Kant, la lógica
como aporte aristotélico, no había sufrido ningún cambio significativo durante
muchos siglos, en pocas palabras Aristóteles la había dejado completa, concluida,
solo que este sabio alemán no consideró los aportes, que realizaron en la Edad
Media Guillermo de Ockham con su teoría del conocimiento, a través de la intuición
y la abstracción, también Pedro Hispano con la lógica simbólica.
2.6.5 La lógica, sus componentes esenciales:
La lógica aristotélica se compone de los siguientes elementos esenciales: el
razonamiento, la proposición y el término, estos tres componentes dan soporte,
formando una sola estructura, que es la argumentación. Por lo que todo
razonamiento se compone de proposiciones, donde cada una cuenta con dos o más
términos, por ejemplo, en el razonamiento “todos los perros tienen cuatro patas” por
lo tanto “ninguna ave es perro” “por lo tanto ninguna ave tiene cuatro patas”. En
estos enunciados se distinguen las tres proposiciones: “todos los perros tienen
cuatro patas”, “Ninguna ave es perro” y “Ninguna ave tiene cuatro patas”. En cada
proposición hay dos términos, en la primera, “perros” y “patas”; en la segunda,
”aves” y “perros”; en la tercera “aves” y “patas”. Siendo que los términos están
referidos, a los mínimos elementos, en que se puede dividir o desordenar cualquier
razonamiento, de donde éstos son tomados de palabras del lenguaje común, natural
o cotidiano, que es lo que se aprecia en el ejemplo formado de palabras sencillas,
naturales o comunes, referidas a conceptos, que expresan cualidades o
propiedades individuales de especies o géneros.
En el caso de la proposición o proposiciones, también se puede utilizar el término
“enunciado o enunciados”, en vista que ambas acepciones significan lo mismo,
definiéndose como las expresiones orales o escritas del juicio, siendo así que la
proposición y el juicio se expresan de la misma manera, por ejemplo “todos los
perros tienen cuatro patas” es una proposición y a la vez un juicio, a pesar de que
los puntos de vista de ambos son diferentes. Ya que el juicio se trata de una
operación mental, por medio de la cual se le otorga un predicado al sujeto, mientras
que la proposición es el fragmento oral o escrito del lenguaje, a través del cual se
expresa el contenido de un juicio. De donde el contenido de la proposición y el juicio
puede ser verdadero o falso, siendo verdadero cuando el enunciado que contienen
corresponde a la realidad y falso en caso contrario. Conforme Aristóteles, existen
cuatro tipos de proposiciones: la universal afirmativa, donde “todo A es B”; la
universal negativa, donde “ningún A es B”; la particular afirmativa, donde “algún A
es B” y la particular negativa, donde “algún A no es B”.
Ahora bien, el razonamiento es concebido como la operación del entendimiento,
que en el proceso de análisis, previamente ha comprobado ciertas cosas, con el fin
de afirmarlas, y que a la vez sirven de sustento indispensable, para otras que
continúan como resultado de las anteriores; por ejemplo, si todos los perros tienen
cuatro patas y ninguna ave es perro, entonces ninguna ave tendrá cuatro patas. Se
debe considerar también que toda aquella proposición, que permite obtener otra, es
llamada Premisa. Como también se considera que toda proposición que es obtenida
y probada a través de las premisas, es considerada como Conclusión. Y lo que es
conocido como Inferencia, no es más que el acto de deducir u obtener sacando la
verdad de otra u otras, previamente comprobadas.
2.6.6 Razonamientos inductivo, deductivo:
Aristóteles plantea dos tipos de raciocinios, el inductivo, el
deductivo:
A. El razonamiento inductivo:
Se da a partir de los casos particulares o individuales de las cosas, que van
ascendiendo hacia la verdad universal de lo general. Iniciando, como proceso de
enumeración de los casos particulares, con el fin de clasificarlos, sistematizarlos y
ordenarlos, por ejemplo, cuando se enuncia con fines de caracterizar que “los
jilgueros, los colibrís, los canarios, las águilas, los halcones, etc., tienen alas”, se
asienta a la vez que “los jilgueros, los colibrís, los canarios, las águilas, los halcones,
etc., son aves”. Y se concluye que “todos los que tienen alas son aves”, excepto el
murciélago que es mamífero, tiene alas y puede volar, no siendo ave. Este ejemplo
ilustra cómo se puede ascender, desde las características particulares comunes de
cualquier especie, pudiendo comprobar la veracidad de las mismas, que distinguen
a dicha especie del resto, hasta alcanzar -la verdad general universal, la verdad del
género ave-. E inclusive presentar la excepción a la regla, como el caso aislado de
condición similar, pero no igual y totalmente excéntrica -del murciélago-. Ahora bien,
no se puede asegurar que este proceso de ascenso sea adecuado, ya que es
imposible abarcar todos los casos particulares existentes, ejemplo de esto sería el
de las aves clasificadas como ratites: el kiwi que no posee alas, no vuela y otras
que no vuelan, porque tienen alas incipientes, abundante plumaje que aumenta su
peso o no lo tienen, además no cuentan con quía pectoral para el vuelo, como el
avestruz, el ñandú, el emú, el casuario, el pingüino, que también se deben de
considerar como excepciones a la regla. De donde enunciar con toda seguridad
“que todas las aves tienen alas y pueden volar” sería falso.
B. El razonamiento deductivo:
Se basa en dos premisas relacionadas a partir de una conclusión que se
encuentra inferida en el enunciado, con el fin de sostener el orden universal o ir de
lo universal a lo particular; en el primer caso el ejemplo sería: “todo A contiene B”,
“todo C contiene A”, de donde “todo C contiene A” manteniendo el orden y en el
segundo caso “todo A contiene B”, “algún C contiene A” de donde “algún C contiene
B”. Por lo que el razonamiento deductivo actúa con mayor rigor, debido a que la
conclusión se encuentra incluida como parte de las premisas. Aunque de forma
precedente, el razonamiento inductivo se interesa en descubrir verdades
universales, para Aristóteles fue más importante estudiar el razonamiento
deductivo, al que dedico mayor tiempo de investigación y aplicación, especialmente
en el silogismo.
C. El silogismo:
Es el tipo de razonamiento deductivo, que justifica o no el sentido de pertenencia
del predicado al sujeto, a través del término que intermedia entre ambos, predicado
y sujeto. Y corresponde a la estructura del razonamiento deductivo de Aristóteles,
formado por tres proposiciones, la primera y la segunda llamadas premisas y la
tercera conclusión. Ejemplo, el siguiente silogismo: la primera premisa, “todo canino
es animal”, de donde la segunda premisa “el dálmata es canino” y por lo tanto la
conclusión “el dálmata es animal”. Generalmente en el silogismo, se distinguen tres
términos, el mayor, el menor y el medio. El menor actúa de sujeto en la conclusión,
el mayor en el papel de predicado y el medio, siempre se presenta en las premisas,
como el que se encarga de ayudar a comparar, los términos mayor y menor. Ahora
bien, en el caso del ejemplo planteado, el término menor sería “el dálmata” por ser
el sujeto de la conclusión, el mayor “animal” por ser el predicado y el medio como
ayudante de la comparación “canino”. Se observa que, en las dos premisas,
aparecen tres términos “canino”, “animal” y “dálmata”, en las cuales “canino” se
presenta en ambas, y es justo este ayudante medio (“canino”), quien apoya la
comparación de las dos premisas relacionándolas, permitiendo así la conclusión
entre “dálmata y animal”. Generando de esta manera la inferencia, como el acto de
deducir que expone la verdad. Existen considerable variedad de silogismos válidos,
es decir que poseen valor demostrativo. Aristóteles se dedicó a ordenarlos en tres
tipos o figuras, partiendo del término medio en las premisas, expuesto en el
siguiente cuadro comparativo trece, cuando en la primera premisa, (primera figura)
el término medio ocupe la posición del sujeto y en la segunda premisa del predicado.
O que, en la segunda premisa, (segunda figura) el término medio ocupe el puesto
del predicado en ambas. Y en el caso de la tercera premisa, (tercera figura) el
término medio ocupe en ambas el puesto del sujeto, comentado por (Roser M. 2012
pp.47):
Primera Figura Segunda Figura Tercera Figura
A – B
C – A
B – A
C – A
A – B
A – C
C – B C – B C – B
-Fuente: C.L Roser M, (2012). “Ética a Nicómaco”, libro II, Ed. Diálogo, pp. 47, col. Historia de la filosofía, P.A.U.,
Valencia, España. Recuperado de https://www.mheducation.es/bcv/guide/capitulo/8448166981.pdf
Aristóteles establece dos tipos de silogismos: el científico a través del cual se
desarrolla la demostración racional apegada a la ciencia, basado a partir de
premisas verdaderas y el silogismo dialéctico que plantea el procedimiento racional,
fundado a partir de premisas factibles, carentes del rigor de las pruebas.
D. La demostración científica:
Para los fines que persigue esta investigación de tesis, ¿Será importante aplicar
esta metodología asentada en la Lógica? La importancia que tiene el exponer esta
metodología, no es la de su aplicación en este documento, con fines demostrativos.
Sin embargo, muchas de las estructuras culturales, sociales y humanas, actuales,
no escapan a lógica aristotélica, de donde habrá que mencionarlas en relación a la
misma, con el fin de enfatizar y exponer el valor de los inicios, de lo que hoy se
conoce como ciencia y que aún está presente, fundada en la plena conciencia de la
racionalidad y del empirismo, que el genio y la experiencia del gran maestro
Aristóteles, llevó a cabo a lo largo de su vida, brindando la riqueza de dicho acervo,
al legado científico de la humanidad.
A lo largo de la exposición, se ha podido observar como este sabio de la
antigüedad, plantea demostraciones fundadas en razonamientos de carácter
científico, utilizando como instrumento para lograr esta tarea al silogismo. Pero no
todos los silogismos son científicos, excepto aquellos que parten de premisas
verdaderas, expuestas antes de la conclusión, que además contienen conocimiento
más amplio que ésta, siendo la causa de la misma.
Ahora bien, cualquier ciencia en particular, trátese de la física, la botánica, la
biología, la zoología, etc., cuenta con nociones, postulados o axiomas, que permiten
demostrar o deducir los teoremas básicos de dicha ciencia. Sin embargo, los
principios de cualquier ciencia particular, también se pueden demostrar, a partir de
otras ciencias de carácter superior, que presentan mayor alcance para generalizar
y abstraer. Por ejemplo, los postulados de la óptica son demostrados por la física,
a la vez los de ésta los demuestra la matemática.
En el caso de la arquitectura, considerada ciencia aplicada, que contempla a la
técnica y el arte; se analiza primero en gabinete el proceso teórico abstracto del
diseño; donde el espacio físico concreto que va ser utilizado, se demuestra a partir
de la geometría, que da forma al diseño espacial, permitiendo la función; luego la
forma geométrica espacial ya diseñada, es sometida a las nociones y postulados de
la física, apoyándose en la estática y el análisis estructural, que brindan el soporte
teórico-técnico conceptual de la estructura; finalmente la estructura específica, se
diseña en detalle y se calcula, a través de la matemática. Siendo a grandes rasgos,
éste el proceso epistemológico de la arquitectura, relacionado con el razonamiento
discursivo según Platón. Pero en esta ciencia aplicada también existe el
componente técnico-empírico, que lleva a cabo la construcción de la obra en la
realidad, por lo que se deben calcular los materiales, la mano de obra y el tiempo
de ejecución, donde de nuevo, se utiliza la matemática.
Más allá de los principios particulares, están los primeros principios o axiomas
comunes a todos los principios existentes. Ejemplo de estos axiomas sería: el
axioma de contradicción, el de identidad, el de exclusión del término medio, etc.
Siendo todos los axiomas comunes de acuerdo Aristóteles, los principios que
fundamentan a todas las ciencias.
E. El principio de contradicción:
Aristóteles enfatizaba, la imposibilidad de demostrar todas las verdades, pues se
trataría de una tarea demasiado difícil, extensa de abarcar, al intentar realizarlo
fundándose de unas en otras de manera sucesiva, previendo no extenderse hasta
el infinito, donde ya no sería posible realizar ninguna demostración. Por lo que el
sabio afirma, que es indispensable la existencia de axiomas o principios
indemostrables evidentes por sí mismos, sobre todo que sean los primeros, como
causa de cualquier demostración; señalando al principio de contradicción, como el
primero; que de acuerdo a él es el más firme, evidente de sí mismo, razón o causa
que afirma la verdad de los demás. De donde todas las demostraciones científicas
se encuentran supeditas al mismo. Y que, de acuerdo a este principio de
contradicción, ningún atributo pertenece y no pertenece simultáneamente, bajo de
una misma relación, un mismo tiempo y un mismo sujeto. Ejemplos de cómo se
puede formular el principio de contradicción:
“Nada puede ser y no ser al mismo tiempo y bajo del mismo
respecto”, “Toda aserción por necesidad es afirmativa o negativa” y
“Si una proposición es falsa, su contradictoria será necesariamente
verdadera”, comentado por (Roser M. 2012 pp.47).
2.6.7 La Física:
José Ortega y Gasset exponía, que todo aquel filósofo que se distingue, por su
carácter original, desarrolla su concepción filosófica con el fin de fundamentar otra
disciplina. Así fue como Platón construyo su pensamiento, para darle sentido a sus
concepciones políticas, y Aristóteles elaboró detenidamente su filosofía, para darle
sostén a su ideario sobre la biología y la física. Justo él venía de una familia de
médicos, esto lo motivo a realizar estudios de biología bajo la óptica de una mente
naturalista, que buscaba el sentido de las causas finales o teleológicos de la
realidad. Entiéndase por teleológico, el significado del “fin, el logos y el tratado”,
referido a la costumbre de explicar la finalidad de las cosas. Pero ¿Por qué se
interesaba en estudiar esto? Porque consideraba que el origen y la finalidad de las
cosas, es parte de la búsqueda existencial propia de los humanos, acostumbrados
por naturaleza, a formularse dudas críticas sobre el ser, el deber ser y las cosas;
provocándolos a investigar, desvelando las verdades, que permiten crecimiento
interior, alcanzando cada quién, el desarrollo elevado, la comprensión, el
conocimiento, el sentido vital, a través del fin último, ir detrás de las causas, de la
perfección. Curiosamente esta investigación de tesis, coincide con Aristóteles, en
cuanto al interés por la biología como ciencia, que posee la capacidad general,
abstracta, superior e indispensable, para dar explicación extensa y detenida al
fenómeno del espacio, la luz, la forma, la geometría, la estructura y su
transformación en la naturaleza; además por analogía es similar a las pautas del
proceso morfológico, generado en la creación de la arquitectura topológica;
específicamente en el caso de estudio sistematizado experimental, que es de
interés para esta investigación, donde se valora el aporte filosófico que se brinda a
la enseñanza del diseño arquitectónico.
A. El objeto de la física:
Aristóteles define a la física, como la ciencia que se dedica al estudio de los seres
que poseen cuerpo o materia, y sean susceptibles de cambiar y moverse. Siendo el
significado de la palabra física, naturaleza, que deriva del vocablo griego Physis,
donde su contenido va más lejos, distinguiéndose cinco significados:
A.1 Conjunto natural de los seres. Para Aristóteles, el término no solo se
refería a los minerales, vegetales y animales, también consideraba a los cuatro
elementos, agua, aire, fuego y tierra.
A.2 Principio, causa del movimiento, además del reposo de las cosas en
que se encuentran; entendido como el principio, la causa y el movimiento de
todas las cosas naturales. Del como la vegetación (plantas) y la fauna (animales),
debido a su naturaleza, crece, se desarrolla, muere. Y si las plantas no se
desplazan, por su condición natural; los animales y los humanos si lo pueden hacer.
A.3 Finalidad a la que los seres están predispuestos, por naturaleza. En este
caso, los humanos tienden a buscar la felicidad, fundada en la razón. Las plantas
de acuerdo a su naturaleza, buscan la luz, el agua y los nutrientes de la tierra, que
permiten su desarrollo, el crecimiento y la reproducción. Por su lado, los animales,
el instinto les dicta la manera de sobrevivir de forma natural, adecuándose a su
medio, además de disponer de los órganos apropiados, para desarrollar las
habilidades necesarias y específicas que los caracteriza. Y todos los cuerpos o
volúmenes pesados naturales, sean humanos, vegetales, animales y minerales, por
efectos de la fuerza gravitacional, son atraídos por su masa y peso, hacia el centro
de la tierra, etc.
A.4 Materia. Se encuentra formada por el sustrato de todo movimiento. Ejemplo:
el hierro que se utiliza para fabricar herramientas, el hule con que se fabrican las
llantas, el cuero que se usa en la elaboración de guantes de béisbol, zapatos,
chamarras de cuero, etc.
A.5 Forma que tienen las cosas naturales. Cuando se define la materia,
participa también de la forma, que define que una cosa sea lo que es y no otra cosa.
Pero ¿Cómo es la coincidencia de estos significados? Se da la coincidencia, al estar
referidos estos significados a las maneras o modos de cambio o movimiento.
Entonces ¿Qué es lo que cambia o se mueve? Lo que cambia y se mueve son los
seres corpóreos o materiales, que es el objeto de estudio de la física. Además, se
debe de aclarar que para Aristóteles, la noción “seres corpóreos o materiales”, se
encuentra referida a los minerales, vegetales, animales y humanos, de donde la
psicología que se dedica al estudio de los seres vivos, también forma parte de la
física, que a su vez esta última, es distinta por completo a la idea actual que se
tiene.
2.6.8 Physis y téchne:
El sabio maestro, propuso dos clases de seres: los naturales, o seres por physis
o seres physis, se trata de todos aquellos que contienen a lo interno, el principio del
movimiento y el reposo, ejemplo los minerales, los animales y las plantas. Y los
artificiales, o seres por techne o seres techne, se consideran todos aquellos que
son originales, producto de la técnica o del arte, que contienen a lo externo el
principio de movimiento y reposo, ejemplo los zapatos que son seres artificiales, en
cuanto que son zapatos. Y en cuanto que están compuestos de cuero natural y
cintas de algodón, pertenecen a la naturaleza, por lo que se encontrarán bajo las
condiciones de las leyes naturales.
Por lo que, los objetos techne, en cierta forma, dependen de los objetos physis,
y gracias a que estos existen, pueden existir los otros. Por lo tanto la techne o arte
está obligada a atender a los principios, leyes, normas y exigencias de la physis o
naturaleza, lo que significa que hay materiales específicos para cada tipo de objeto
techne, por ejemplo, los vestidos se fabrican con fibras naturales y otros materiales;
los automóviles con acero fundido, laminado, troquelado y otros materiales; lo
mismo aplicaría a los instrumentos musicales, etc., Además la mayor parte de los
materiales naturales existentes, pueden ser utilizados para todo. Ahora bien, en
pleno siglo XXI, la actual tecnología se encuentra tan desarrollada, que casi todos
los objetos son objetos Techne, fabricados casi en su totalidad, con materiales
sofisticados de apariencia Techne, conocidos como materiales sintéticos a base de
polímeros y otros reciclados. Sin embargo, casi todos son derivados del combustible
natural fósil, llamado petróleo, a partir de procesos petroquímicos complejos.
Si se compara la realidad del mundo concreto, propuesta por Aristóteles, con la
realidad del mundo de las ideas de Platón; se comprende la existencia real y
material de las cosas, que se han fabricado a partir de la naturaleza, aun siendo
artificiales y otras completamente naturales, ejemplo de esto una silla o una estatua,
la primera impresión es que son seres techne, pero observándolos detenidamente
en cuanto son silla y estatua, se asocian más como seres physis que techne, debido
a la condición de sus materiales (madera, clavos, tornillos de acero y mármol
tallado) que poseen cualidades y calidades asociadas a la naturaleza, cumpliendo
así con los principios, leyes, normas y exigencias de la physis. Ahora bien, en el
caso de la arquitectura, que fabrica seres techne de gran tamaño, para ser utilizados
como si se tratara de gigantes esculturas de espacios interiores vacíos, con el fin
de ser habitados, que han sido concebidas con diversas formas de sugerente
estética, amén de las estructuras de sostén, que las mantienen presentes en el sitio
donde se encuentran, ubicadas en las áreas urbanas a las que pertenecen. Todas
en su primera apariencia artificial son techne, en cuanto son edificaciones humanas,
comprobadas a toda vista, pero su condición material, se encuentra ligada por
completo a la naturaleza, siendo el piedrín, el cemento, el agua, el vidrio, la madera,
el hierro, el aluminio, el plástico, el mármol, el granito, los cerámicos, el block, los
ladrillos, etc., materiales extractivos de minas de canteras, de bosques, del fondo
marino, y que transformados por diferentes procesos fabriles, son lo que son, seres
Physis, productos de la naturaleza. De donde la physis, está constituida por el
principio estable, del movimiento permanente y el reposo, por lo que es garante de
la coherencia, el orden, la regularidad del mundo. Lo que permite la comprensión
del mismo gracias a la physis, completamente opuesta al azar, lo mismo que la
techne opuesta a la arbitrariedad.
2.6.9 El movimiento:
Aristóteles analiza los planteamientos respecto al movimiento, que algunos
filósofos presocráticos formularon, siendo el caso de Parménides, Heráclito y los
Pluralistas, los que exponen:
A. Parménides, apoyaba la tesis sobre la inexistencia del movimiento, a cambio
sostenía que el ser es uno, no engendrado, eterno e inmóvil. De donde establecía
que el cambio es total apariencia, ilusión simple de los sentidos.
B. Heráclito, asumió la postura contraria, para él todo se movía o corría, no
permanecía estático, por lo que estableció que toda realidad estaba supeditada a
cambios permanentes, incesantes.
C. Los Pluralistas, Este grupo de filósofos presocráticos, no admitían una sola
realidad fundada –en el ser o el cambio-, como la planteaban Parménides y
Heráclito, a cambio proponían la existencia de múltiples realidades, buscando
conciliar las posturas de los otros dos filósofos. Para esto aceptaron primero la
existencia de varias realidades inmutables, que no nacían, ni perecían, ni sufrían
variaciones, y segundo aceptaron también la existencia de la realidad cambiante,
que de acuerdo a ellos derivaba y dependía de la condición combinatoria, de los
elementos inmutables.
Aparte de estas tres posturas, también estaba la del egregio maestro de
Aristóteles, Platón, que negaba el movimiento en el mundo de las ideas,
considerándolo como la auténtica realidad, más perfecta que la realidad sensible de
las cosas, sin embargo, estaba de acuerdo, en que el movimiento si existía, justo
en la realidad sensible o mundo de las cosas, llamado por él mundo de la doxa o de
los sentidos. A todas estas posturas, Aristóteles se opuso, planteando de forma
crítica, que era inaceptable concebir, el hecho de separar el proceso de cambio de
las cosas, como si se tratara de fuerzas externas o cosas cambiantes ajenas, que
lo llevan a cabo; sin tomar en cuenta que el cambio se da a lo interno, y le pertenece
a las cosas en sí mismas, de donde estas lo ejecutan. Paracelso expone al respecto
lo siguiente:

“En cada cosa, ya sea material o inmaterial, existe una fuerza
impulsiva que es el principio de donde esta cosa recibe su
existencia, pero esta fuerza impulsiva universal, que observamos
en la naturaleza, no tendría lugar si una fuerza compresiva en
oposición, que no la dominase, la refrenara también para aumentar
su intensidad; es ella la que empujándola, hace operar al mismo
tiempo el desarrollo de la apariencia de todas las propiedades y de
todas las formas engendradas, por el ímpetu de la fuerza
impulsiva”. Comentado por (Putz, 2006, pp.88-89)
Finalmente Aristóteles, no brinda explicación alguna, respecto al proceso del
cambio que se da aislado y separadamente, sino que se centra en demostrar desde
la realidad interior de las cosas, como se presenta el cambio, el movimiento, a partir
de las siguientes nociones que intervienen: primero se presenta la sustancia como
el ser que existe en sí mismo; por ejemplo, Roberto ser physis, humano en sí mismo;
silla ser techne, mueble en sí mismo; segundo, se presenta el accidente como
cualidad no distintiva, que acompaña al ser que existe en sí mismo, sin ser
necesario y ordinario para la sustancia, tan solo sorpresivo e indeterminado; por
ejemplo, se contrata un grupo musical, que llega a tocar a x reunión, las cualidades
de cada uno de los miembros del grupo, en tamaño y complexión son accidentales;
el de la guitarra es muy alto, delgado, el de la flauta es mediano, obeso y el del
contrabajo es demasiado pequeño, y muy obeso, estas características personales,
no cambian la esencia del ser physis, de cada miembro, como humano en sí mismo,
en todo caso son puro accidente de causa fortuita y todo lo fortuito es indeterminado
y sorpresivo. También se entiende el accidente como lo propio que existe de un
objeto, sin ser una de las características que distinguen la esencia del mismo. A
partir de estas dos nociones, Aristóteles definió dos tipos de movimiento: el
sustancial, que se presenta con el cambio de sustancia, donde una determinada
sustancia desaparece, dando paso al surgimiento de otra nueva. Ejemplo: la naranja
que se transforma en naranjo. Y el accidental, que se presenta cuando se mantiene
o permanece la sustancia, pero varían los accidentes, en este tipo de accidente, se
presentan tres clases de movimientos accidentales: el cuantitativo, se da cuando
cambia la cantidad, ejemplo: Pedro engorda, Raúl creció; el cualitativo; se da
cuando cambia la cualidad, ejemplo: el papel estaba terso y ahora está totalmente
arrugado; y el local, se da cuando varía la localización del sitio o lugar, ejemplo:
arriba, abajo, al lado derecho, al izquierdo, de frente, atrás, etc. En estos ejemplos,
se observa con claridad como el movimiento de las cosas, no se presenta fuera de
las mismas, más bien desde el interior de las cosas corpóreas y materiales, propias
de los minerales, vegetales, animales, se presenta el cambio.
2.6.10 Potencia y acto:
Aristóteles, explica el movimiento desde la teoría del acto y la potencia, donde
todos los seres corpóreos se encuentran relacionados con dicho planteamiento
teórico. Definiendo las nociones así: El acto es lo que todo ser es, en ese momento.
Y a la vez, la potencia es lo que todo ser, puede llegar a ser a futuro, por ejemplo:
la naranja en acto es naranja, pero en potencia es naranjal. Es así como la potencia,
juega el papel de entidad intermedia entre el ser y el no-ser, permitiendo esto de
acuerdo a Aristóteles el movimiento y la transformación. De donde el movimiento es
la actualización de toda potencia en cuanto es potencia, dicho de otra manera, es
el proceso de transformación o paso de la potencia al acto.

2.6.11. La teoría hilemórfica: materia y forma
De acuerdo con Aristóteles, la teoría del acto y la potencia, coincide
paralelamente con la forma y la materia. Este sabio sostenía, que en cualquier
movimiento, algo cambia y algo permanece, de donde la forma cambia pero
permanece la materia, por ejemplo, se tienen varios aretes de oro, de donde se
desea utilizar la materia de los mismos, en la fabricación de una pulsera de oro, que
equivale a donde se desea llegar. Por lo cual es necesario fundir los aretes de oro,
desapareciendo así la forma de los mismos, a través de calentar a temperatura
elevada y vaciar el oro líquido ardiente en el nuevo molde, con la forma de la cadena
de oro que se desea, y que al retirarlo ha cambiado la forma, pero se ha mantenido
el oro como material. ¿Qué fue entonces lo que ocurrió? Se produjo la
transformación de la forma del material oro, que se mantuvo, pasando de la forma
de varios aretes a la nueva forma de pulsera, a partir de someter a temperatura
elevada el material oro y de nuevo verterlo en otro molde con otra forma, de donde
cambio la forma, manteniéndose la materia, en vista que el oro es el mismo antes y
después. Este gran maestro, propone que la teoría hilemórfica, explica la manera
en que están constituidos los seres a partir de la forma y la materia, conforme lo
planteado. Siendo la materia en griego hyle y la forma morfé. Además, la materia
es el principio indeterminado, que puede determinarse, y la forma es el principio
determinante, que define la presencia del ser; conforme al ejemplo, el principio
determinable es el oro y el determinante es la forma de los aretes y la forma de la
pulsera.
De donde la unión entre la forma y la materia hacen que las cosas sean, lo que
son, por lo tanto, los aretes son aretes y la pulsera es pulsera. Y si se comparan
las nociones entre sí, materia y potencia, forma y acto, se observa que existe un
paralelismo o semejanza entre las mismas. Por lo tanto, la materia sería potencia
respecto a la forma y la forma sería acto respecto a la materia, de donde los seres
se encuentran en potencia, en vista que están constituidos de materia, que puede
llegar a cambiar de forma, permaneciendo la materia y en acto porque poseen
forma, que define su presencia material en ese momento.
2.6.12 Las causas
Aristóteles, considera que la causa, es el principio positivo real, que determina la
existencia de cualquier cosa, por lo que es necesario conocer, los principios de los
seres naturales. Para esto, propone dos tipos de causas: las intrínsecas, las
extrínsecas. Las intrínsecas, se les nombra así, a aquellas que son parte del ser,
que le pertenecen, siendo la causa material y la formal. Las extrínsecas son aquellas
que afectan al ser, interviniendo desde afuera, siendo la eficiente o agente y la final,
que además explican el devenir de éste. De donde se establece que la causa
material está relacionada con aquello de lo que se hace algo, surgiendo o naciendo
hasta llegar a ser, he ahí su carácter indeterminado; la causa formal, es lo que se
hace que algo sea lo que es, la esencia del objeto o del ser, que define su presencia
física y material; la causa eficiente o agente, es lo externo que provoca el
movimiento, que hace lo hecho; la causa final, es el objetivo que desea alcanzar el
agente con su acción, para llevar a cabo lo externo que hace el hecho, como meta
del ser, producto del acto perfecto.
Por ejemplo, si se construye una casa, quedarán presentes los materiales que
se utilicen, influyendo en ella; donde se tendrá que considerar la forma geométrica
y volumétrica, que se le quiera dar cuando se le diseñe; pensando en el tipo de casa
que se desea construir, con las habilidades con las que se cuentan, y al final se
pueda obtener el resultado satisfactorio que se anhela –una casa bella y
confortable- Analizando este ejemplo, la causa material, serán los materiales con
los que se construye la casa; la causa formal, será la forma específica geométrica
y volumétrica, que hace que dicho objeto sea reconocible como casa; la causa
eficiente o agente, es el constructor de la casa y la causa final, es el objetivo que se
persigue al construir la casa, que sea una casa bella y confortable.
Además, es necesario diferenciar entre la finalidad de la obra y la finalidad del
agente, donde la finalidad de la obra, es la realidad específica de la misma, que el
agente vive existencialmente en su obrar; y la finalidad del agente, son los objetivos
o intereses, que el agente desea obtener del objeto terminado. Si se aplican estas
nociones al ejemplo se tendría, que la finalidad de la obra de la casa bella y
confortable, sería vivir todo su proceso de construcción y la finalidad del agente,
sería vivir en un ambiente de belleza y confortabilidad o vender una casa bella y
confortable o rentar la casa u obsequiársela a algún familiar allegado, etc. Conforme
a la concepción teleológica Aristotélica, la causa final goza de primacía, en vista que
todo agente, al obrar va en búsqueda de un fin, que es la causa de mayor interés,
poniendo en movimiento a las demás causas. De donde a la causa final, se le
considera como la primera en el orden de las intenciones y la última en el proceso
de ejecución de las mismas. Esto significa, que antes de fabricar o construir
cualquier objeto, se debe planificar y proyectar las ideas e imágenes que se tienen
del mismo, de forma abstracta en la mente, para luego escribirlas, dibujarlas,
calcularlas, etc. Hasta que estas ideas e imágenes, producto del diseño creador,
se conviertan en directrices de nuestro obrar o actuar. Ejemplo de esto es cuando
se desea la mesa, y antes de fabricarla se decide proyectar ideas e imágenes
(proceso de diseño) de la misma, que primero se llevan a cabo en la mente,
aprovechando el proceso de abstracción e imaginación, además del resto de
operaciones con que cuenta, para luego proceder en la realidad concreta, a la
fabricación del ser techne, mesa.
También estas nociones, les pertenecen a todos los seres conscientes, que
persiguen un fin, a partir de sus facultades intelectuales, tal como el constructor
construye la casa, el joyero fabrica los aretes y la pulsera; así también los seres
inconscientes propios de la naturaleza, como las abejas construyen el panal y
producen la miel, las plantas dan sus flores, producen polen de donde se engendran
los frutos. Siendo los graves según Aristóteles, los que se dirigen hacia el centro de
la tierra, según el maestro se denominan graves, a aquellos cuerpos que tienen la
cualidad de gravedad, y que se encuentran formados por agua y tierra. Es así como
el fin que se persigue, es la causa más importante, que pone en movimiento el resto
de causas.
2.6.13 El ser humano.
Para Aristóteles el ser humano era parte de la naturaleza, por lo que debía de
ser estudiado por la física y la teoría hilemórfica. Consideraba, que a esta especie,
no era importante brindarle estudios especiales o trato preferencial. Con esta visión,
rompía con el dualismo platónico, que no comprendía al hombre formado por alma
y cuerpo, sino solo por alma, que pertenecía al mundo de las ideas; contrario a esto,
Aristóteles consideraba el alma, como la forma del cuerpo por lo que pertenecía al
orden natural, como cualquier otra forma que no puede estar separada de la
materia, siendo que cuando el cuerpo moría, también el alma moría, por lo tanto,
para él, el ser humano era singular y concreto, más no inmortal. De donde la
dignidad de este ser, no estaba en la inmortalidad, ni en la trascendencia, o en
alguna existencia supra-terrenal.
Aristóteles, consideraba el alma como el principio de la vida, por lo que todo ser
vivo cuenta con ella. Fundado en dicho principio, planteaba la existencia de tres
tipos de almas: la vegetativa, la sensitiva y la racional; esta clasificación le permitió
determinar la existencia de tres clases de seres vivos: los vegetales, animales y
humanos, donde cada cuerpo específico de ser vivo, cuenta con un alma única, es
así como en cada caso, el alma superior posee las virtudes, necesarias para asumir
las funciones propias del alma o de las almas inferiores. Y en el caso del ser humano
el alma intelectiva o racional, asume las funciones vegetativas y sensitivas, al igual
tratándose de animales, primero las sensitivas, luego las vegetativas.
Este sabio griego, llega a la conclusión que la dignidad del ser humano, está
determinada por la posición que ocupaba en la escala superior de los animales.
Mientras que éstos por su condición instintiva, se encuentran supeditados a las
leyes naturales; en cambio el ser humano, se apoya en el desarrollo de su
inteligencia, que le permite gozar de la libertad, así como controlar su conducta y
por lo tanto dirigir su destino hacia objetivos concretos, a través de educar su
voluntad, independientemente si cumple o no con las exigencias propias de su
naturaleza.
2.6.14 El mundo sin principio, ni fin.
La tradición griega, guardaba distintos puntos de vista sobre el origen del mundo.
Por ejemplo, Demócrito afirmaba, que el mundo era inesperado, ya que brotaba
como fruto del azar; mientras Platón aseguraba que el mundo había sido creado por
el Demiurgo, deidad creadora que llevó a cabo esta ardua tarea, echando mano de
la geometría, la matemática, la física, la química, la biología, etc.; y Aristóteles
planteaba, que el mundo nunca tuvo principio, ni tendría fin, en vista que la materia
y el movimiento, para él eran eternos. Lo que significaba, que todo movimiento parte
de un punto, para llegar a otro punto, y la necesidad de un sustrato para poderse
desarrollar. Además, de presentarse siempre de esta manera, por lo que es
imposible que tenga principio y que tenga fin, debido a esta razón, es indeterminable
que realmente acaba, en vista que no se puede precisar con exactitud el punto de
inicio y el de término o llegada, por lo tanto, el movimiento es continuo hacia el
infinito, comportándose así, de donde siempre ha existido.
Entonces, si el movimiento siempre ha existido ¿Sucede lo mismo con la
materia? Efectivamente sucede lo mismo, porque constituye el sustrato, donde se
suscitan los cambios, ¿Y qué sucede con la forma y las sustancias naturales? No
escapan a dicha condición, en vista que, si el movimiento es eterno y constante,
afectando a la materia, también lo hará con la forma y las sustancias naturales, de
hecho Aristóteles afirma, que siempre ha sido así, en vista que las sustancias
naturales surgen de la naturaleza, tal como las sustancias artificiales surgen a partir
de la obra o labor del artista o del artesano que las crea y las fabrica.
Por lo tanto, este sabio acotó, que solo el ser humano hace al ser humano, el
león hace al león, el perro al perro, la cabra a la cabra, la pera a la pera, la naranja
a la naranja, etc., por lo que nunca ha existido un primer ser humano, un primer
león, un primer perro, una primera cabra, una primera pera, una primera naranja.
De esta manera Aristóteles, explica y presenta el mundo eterno, donde no se dio la
involución, ni la evolución.
2.6.15 De la física a la metafísica: el motor inmóvil
Aristóteles obvió el uso del término metafísica, a cambio denominó a esta materia
“Filosofía primera”. Siendo que el término obviado, fue invención de Andrónico de
Rodas en el siglo I a.C., a partir del simple hecho de haber colocado los libros,
referidos a este tema (metafísica), después de los de la Física, de donde deviene
su nombre, meta que significa después y física.
Ahora bien, la teoría del motor inmóvil, trata sobre el estudio metafísico analítico
del principio eterno del movimiento, en vista que no puede existir movimiento, sin
motor que lo provoque y que también sea eterno, de donde todo lo que se mueve lo
hace en función de otro. A pesar de esto, todos los seres que se mueven, y son
provocados sus movimientos por otros, presentan una serie de causas que motivan
ir hacia el Infinito, en búsqueda de la última o la primera de las causas, daría esto
como resultado, la imposibilidad de justificar el movimiento.
Todos los seres que existen, minerales, vegetales, animales y humanos, se
encuentran en potencia, por lo que pueden moverse o no hacerlo, para que esta
condición se mantenga, es indispensable que exista algún ser que este siempre en
acto, y de no ser así ¿Cómo surgiría el movimiento? Para que surja es necesario
esclarecer un primer motor o un ser primero, que sea capaz de poseer en sí mismo,
su propio ser acto, por lo tanto, ser la causa que provoca el movimiento en los
demás, y de acuerdo a Aristóteles, sería el motor inmóvil. Definido por él, de la
siguiente manera:
“Se trata del ser único perfecto, inmaterial, eterno, en sí mismo todo
un acto puro, –sin potencia- que, sin poseer ningún tipo de
movimiento (totalmente inmóvil), es causa del movimiento de todo
lo demás (motor)”. Comentado por (Roser, 2012, pp.53)
Conforme la concepción teleológica aristotélica, el motor inmóvil no provoca el
movimiento en cuanto a la causa eficiente, esto significa que no actúa de forma
directa, impulsando o empujando a las cosas, como si se tratara de un verdadero
motor concreto que provoca movimiento. Por lo tanto, va más allá, buscando el
movimiento a partir de la causa final, a través de atraer a las cosas o seres, hacia
el acto, en vista que todos estos sin falta, aspiran, desean o apetecen el mismo (el
acto).
2.6.16 El ser y la analogía del ser.
Aristóteles le dio nombre a la ciencia que estudia al ser, desde la perspectiva del
ser y a las condiciones con las que cuenta, refiriéndose a la misma como la primera
filosofía. Por lo que el resto de ciencias, se dedican a estudiar una parte del ser,
siendo así como la física se enfoca en el ser corporal móvil; la ética, en la conducta
moral del mismo, y la lógica en las leyes, modos y formas del conocimiento
científico. Entonces ¿Qué es el ser para Aristóteles? Para él, el ser posee varios
sentidos o direcciones, pero siempre en relación con una y su realidad, por lo tanto,
la noción del ser es análoga, ya que posee varios sentidos, todos en referencia a
una misma e igual realidad.
Ejemplo de esto, es cuando se dice “Carlos está sano”, luego “El clima de Zacapa
es sano”, y “Practicar gimnasia es sano”, en los tres enunciados se utiliza el adjetivo
sano, de donde surge la duda ¿El adjetivo sano, posee el mismo significado en los
tres casos? Sí y no. En el caso de “Carlos está sano”, sí porque se está enunciando
el buen estado de salud, del que goza Carlos, por lo tanto, es apropiado y directo.
En los dos casos restantes, de forma figurada se dice que el clima de Zacapa, es
bueno para la salud y que practicar la Gimnasia ayuda a la salud; pero no se está
afirmando que ambos sean saludables en sí mismos, por lo tanto, ni el clima, ni la
gimnasia es sano o sana; insano o insana, de donde no aplica de manera directa el
calificativo, pero sí de manera analógica.
De igual forma sucede con la noción del ser, de acuerdo con el maestro
Aristóteles, el ser se afirma de modo primario y principal de cualquier sustancia.
Mientras el resto de seres se afirman en relación a que son propiedades o
afectaciones de la sustancia, más conocidos como –accidentes- que forman el
camino hacia ella, como también –materia y forma, causas o efectos- u otra especie
de manifestación de la misma. No hay que olvidar, que entre las ideas importantes
que Aristóteles propone, es la de la analogía del ser, ya que, para él, el ser es
análogo, lo que significa que tiene capacidad de obtener distintos significados,
donde todos deben de establecer relación estrecha, con el significado principal del
mismo.
2.6.17 Las categorías.
La analogía del ser, se vincula de forma directa con las categorías. Ya que las
categorías se encuentran referidas a los diferentes géneros o clases del ser.
Ejemplo de esto, es cuando se dice o se afirma que “Judith es un ser humano”,
“Judith mide 1 metro y 60 centímetros de altura”, “Judith viste una blusa floreada,
que le asienta muy bien”, “Judith se encuentra sentada, en la banca de al lado”, etc.,
analizando el primer enunciado, el modo del verbo ser, se encuentra expresado en
tercera persona “es”, del presente indicativo, que está vinculado con la sustancia; el
segundo enunciado se refiere a la cantidad, a lo finito; el tercero al sentimiento, a la
estética, a la pasión, a las sensaciones subjetivas y el cuarto expresa la posición en
el espacio y la circunstancia. En todos los enunciados, se aprecia que el ser está
percibido, desde diferentes grados o modos de él, siendo que a estos grados o
modos Aristóteles les llamó “Categorías”. Este término se define de la siguiente
forma:

“El término categoría deriva del griego kategoría, que significa
“atribución”. De acuerdo con este significado, las “categorías” son
los diferentes o diversos modos, según los cuales se pueden
atribuir desde un predicado hacia a un sujeto”. Comentado por
(Roser, 2012, pp.54)

Sin embargo, las categorías antes de llegar a ser modos, que definen atributos
del ser, son modos del ser o de la realidad, que representan distintas clases de
seres, ya que todo atributo está referido a la realidad existente. De donde las
categorías son de modo primario, sobre todo diferentes modos del ser. Existen diez
categorías: la primera, la sustancia que es el ser que existe en sí mismo, en vista
que el resto de seres, presentan su existencia como parte de la sustancia, en forma
de afecciones o accidentes de la misma. Quedando ordenadas todas las categorías
así: la primera de sustancia, los accidentes de cantidad (número), cualidad (frío,
sabio, inteligente, etc.), relación (madre, hija, profesor, alumno, a la izquierda, al
lado derecho, etc.), lugar (en la esquina, en el rincón, en la parte alta, debajo de la
cama, etc.), tiempo (en el 857 a.C., al medio día, a las 7:00 am. etc.), situación
(acostado, de pie, sentado, de cuclillas, etc.), posesión (armado, con dinero, sin un
centavo, con muchos autos), acción (leyendo, caminando, escalando, corriendo,
manejando, etc.) y pasión (desnudo, vestido, enfermo, muy sano, sonriendo, etc.).
2.6.18 La sustancia.
El ser se refiere a la sustancia, en cuanto los otros seres a los accidentes, a las
propiedades, estados, condiciones y afecciones de la sustancia, que se dirigen
hacia ella. De donde Aristóteles, acota las diferencias entre sustancia y accidente,
así como entre sustancia primera y sustancia segunda; refiriéndose a la definición
de sustancia de la siguiente forma:
“La sustancia es el ser que existe en sí, mientras que el accidente,
es el ser que existe en otro, bien en una sustancia, bien en otro
accidente. Por ejemplo, el accidente “cantidad” puede presentarse
en la sustancia “casa grande”, pero también en el accidente “dulce”
– un dulce intenso, un gran dulzor-. Comentado por (Roser, 2012,
pp.54).
En el párrafo anterior se hace la distinción entre sustancia primera y sustancia
segunda, de donde: las sustancias primeras, son todos los seres individuales
considerados sustanciales, por ejemplo: Carlos, Judith, Pedro o aquella mesa, silla,
cama, o aquel animal o planta, etc. Mientras que las sustancias segundas, son las
especies en particular, con sus singularidades que marcan las diferencias, ejemplo
ser humano o mesa, silla, etc., y en el caso de los géneros, que son los que abrazan
un sin número de especies, que coinciden en su identidad y características
comunes, por ejemplo: el género animal, que contiene a la especie humana, a los
camellos, a las pulgas, a las sardinas, y a todos los animales. Así también los
vegetales, minerales, muebles, inmuebles, etc. Ahora bien ¿Qué se entiende por
especie y género? Especie es la que está formada o constituida, por todos aquellos
seres que poseen la misma esencia, ejemplo la especie humana abarca a todos los
individuos humanos, y la especie silla, comprende la totalidad de las sillas, además
de acotar las diferencias, entre el mismo género. Y de acuerdo a Patricio de
Azcárate, en las obras de Aristóteles, comenta al respecto:
“La diferencia de especie es la diferencia entre una cosa y otra cosa
dentro de alguna cosa que debe ser común a ambas”. Comentado
por (Azcárate, 2005, pp. 289, 290)
Es por esto, que cualquier animal puede ser de distinta especie, que otro ser,
pero ambos no dejan de ser animales, aunque tengan diferencias y para que estas
condiciones se mantengan, es necesario que todos los seres que difieren en
especie, sean del mismo género, ya que el género es lo que los define como unidad,
proporcionándoles identidad a ambos; salvando de esta manera las diferencias
esenciales que los identifican de manera singular, ya sea como concepto de materia
o de otra forma. De donde, no basta con que ambos seres pertenezcan a la misma
comunidad genérica, tratándose solo de dos animales, también es indispensable
que el animal en cada uno sea diferente. Ejemplo de esto, es cuando el uno es el
gato, el otro es el humano, el género animal es común a ambos, sin embargo se
presenta en ambos la variedad de género fundada en la variedad de especie de
género; siendo en apariencia la diferencia de especie una contrariedad, que fundada
en el proceso de inducción justifica esta consecuencia, partiendo de oponer los
seres por sus diferencias que los separan, y a la vez por medio del género,
abarcando a los contrarios con sus contrariedades, ya que la diferencia perfecta, se
presenta como tal, en la contrariedad de la variedad de las especies.
Además, debe quedar claro, que toda diferencia de especie que se presenta, es
la diferencia entre una cosa y la otra cosa, no estableciendo contradicción alguna
entre los seres, gracias a la identidad que abraza a todos –el género- y que además
evita las oposiciones individuales, optando por la división del mismo, donde resalta
las diferencias intermedias, entre él como género y las múltiples individualidades.
Pero a la vez se comprende, que ninguna de las especies consideradas bajo el
género, está con el género como tal, ni en una relación de identidad, ni en diferencia
de especies. En vista que por la negación se demuestra la materia, el género es la
materia de lo que se conoce como género, y no en el sentido de raza, como afirmaba
Heráclito, sino como lo contenido en la naturaleza propia de los seres; ya que las
especies no difieren como tal, en el sentido de especie de las especies contenidas
en otro género; y que en este caso se presenta, solo como diferencia de género;
siendo que la diferencia de especie se establece para los seres que pertenecen al
mismo género. Es importante, que la diferencia de lo diferente entre especie sea la
contrariedad, que se da también, solo en los individuos del mismo género.
Un ejemplo de aplicación y clasificación de la idea de género y especie, se dio
en el estudio taxonómico de todos los seres vivos, animales, plantas y otros
organismos, que propuso el naturalista sueco Carl Linneo, donde inició con la idea
de reinos en diferentes niveles de jerarquía, aplicado a animal, vegetal y demás,
donde al perro lo definió como Canis familiaris, Canis panther; al lobo como Canis
lupus; al manzano como Pyrus malus, a la naranja como Citrus sinensis; al cocodrilo
como Crocodylus niloticus, etc. Aunque el primero en utilizar este sistema
taxonómico fue Aristóteles, proponiendo la clasificación, a partir del género que
identifica al primer nombre, y la especie distintiva al segundo, ejemplo de esto la
taxonomía del ser humano actual, propuesta por este sabio, como Animal u Homo
(género que identifica) y racional o sapiens (especie que singulariza). Yendo hacia
atrás, en la historia de la evolución del hombre, siguiendo la clasificación de este
maestro filósofo, se tiene en orden descendente al Homo de neandertal, al Homo
erectus, al Homo habilis, al Australopiteco y varios más.
Ahora bien, si se pueden clasificar taxonómicamente los seres vivos, también
¿Se podrían clasificar los seres techné? Propios de la creación humana. Y si esto
fuera posible ¿Tendría sentido o beneficio para la techné, dicha taxonomía? ¿Sería
ésta de gran utilidad para la arquitectura?, y si así lo fuera ¿Podría ser la arquitectura
clasificada a partir del género y la especie? ¿O partiría su clasificación, desde la
materia y la forma? ¿Y cómo se tomaría su aspecto funcional utilitario? ¿O cómo
sería dicha clasificación? O ¿Sería un disparate intentarlo? En vista que la techné
es de carácter empírico, fundada en la experiencia y ciertas bases epistemológicas.
Entonces, ¿Cuáles son los alcances de la ciencia aristotélica y sus aplicaciones en
la Arquitectura?
2.7 El problema de los universales.
Lo universal está referido a todo aquello que es común o propio, en la naturaleza
de un conjunto específico de entes, que los identifica y a la vez los asocia con la
esencia. Por lo tanto, para ser identificados esos entes, el aquello debe ser preciso,
determinado, coincidiendo con la esencia de manera abstracta. Y cuando se dice
que es de manera abstracta, es porque en la mente se guardan una serie extensa
de conceptos y significados intelectuales, relacionados con las cosas u objetos
existentes de la realidad concreta, fuera de nuestra mente. Donde, estos objetos o
entes de la realidad concreta, son determinados a través de las operaciones
mentales de retención, memorización, asociación, comparación, selección y
discriminación, respecto a cualquier realidad específica. Y que por medio de estos
conceptos abstractos universales y dichas operaciones, se logra descubrir la
correspondencia precisa, que existe entre los universales y las cosas que
representan físicamente. Ejemplo de esto, la planta que se concibe en lo abstracto
–maíz-, ¿Realmente representará a la planta que estoy observando en este
instante, físicamente? Habrá que comprobarlo, primero aprovechando el sistema
mental de operaciones y conceptos o ideas, para afirmar o negar la correspondencia
fiel, del pensamiento abstracto que se tiene de esa planta, hasta alcanzar ¡Es maíz!,
relacionando la realidad concreta de la misma, con la idea abstracta que tengo de
ella. A pesar de todo este procedimiento mental, con apariencia, sencilla y
consciente, en distintos momentos históricos han surgido las dudas, fuertemente
planteadas por los filósofos, proponiendo diferentes interpretaciones, respecto a la
comprensión de los universales.
2.7.1 Los universales y los filósofos.
El concepto de los universales, ha sido difícil de explicarlo desde el punto de
vista ontológico, sobre todo cuando se estudia la naturaleza del ser en cuanto a ser,
intentando determinar las categorías que fundamentan su existencia real, además
de cómo estas categorías se relacionan entre sí. En la historia de la filosofía, es a
partir de Parménides y Platón que se asientan las bases del pensamiento
ontológico, abordado posteriormente por Aristóteles en su Metafísica. Estos
filósofos de la antigua Grecia analizaron los universales, llegando a la conclusión
que es a través de la ontología como parte de la Metafísica, que se pueden llegar a
esclarecer. Siendo que estos conceptos o representaciones mentales, no solo han
sido estudiados por la ontología, también ha intervenido la lógica, la teoría del
conocimiento y la teología. Pero fue en la Edad Media, que se le brindó mayor
importancia al tema, buscando darle solución, se debatió sobre el fundamento
ontológico del hombre como individuo, idea a la que la religión le dio capital interés,
sobre las bases de la teología, que había heredado los fundamentos de la metafísica
neoplatónica, y que bajo de esta óptica se intentaba asemejar, los niveles generales
lógicos con la diversidad de exaltaciones propias del ser, donde se admitía que Dios
es absoluto universal, real. Pero en el caso de la condición del individuo ¿Será lo
opuesto a lo general? Surgiendo la confusa duda, que evolucionó a un problema
mayor, ¿O será entonces que el individuo es real o qué clase de realidad es la suya?
Presentándose así, el desorden en los argumentos, a partir de los planteamientos
observados en la traducción realizada por Boecio, basada en los documentos de
Isagoge de Porfirio.
2.7.2 Los universales, su análisis y las diferentes interpretaciones
En el análisis de los universales, se deben de considerar tres enfoques: primero,
como si se tratara de arquetipos, provenientes de la mente de Dios; segundo como
esencias, que se encuentran ubicadas en las mismas cosas; y tercero, como
conceptos propios de la mente humana, que los expresamos al comunicarnos,
refiriéndonos a las cosas a través del habla y el pensamiento. De donde el criterio
que se tome vinculado a los universales, dependerá de afirmar o negar, desde cada
enfoque particular que se adopte, partiendo de cualquiera de las tres esferas, (la
divina, la humana, la de las cosas). Ejemplo de esto: cuando se ha aceptado, la
posición Nominalista, negando que los universales existen en la mente como
conceptos, y afirmando que solo se trata de imágenes o vocablos comunes. Y sí por
el contrario, se reitera que los universales si existen en la mente, y a la vez se
cuestiona su existencia en la realidad, o alguna apariencia, que denote la presencia
de los mismos, fuera de la mente; entonces se ha adoptado la posición
conceptualista. Pero si se afirma, que efectivamente los universales solo existen
fuera de nuestra mente, entonces se pueden adoptar tres posiciones: la del realismo
extremo, donde el universal existe como tal en la realidad; la del realismo moderado,
donde el universal existe seriamente en nuestro espíritu; y la del realismo moderado
de sesgo conceptualista, donde se ratifica la existencia del universal bajo la óptica
de ser comprendido. Como se puede observar, el problema de los universales se
apoya en el conocimiento de la realidad, y también en el mismo conocimiento
gnoseológico, por lo que se debe analizar el proceso mental de construcción de los
conocimientos particulares y universales, fundados en la capacidad psicológica de
abstracción, involucrando los fundamentos ontológicos del ser o de los entes
individuales, inclusive hasta llegar afectar las concepciones o ideas teológicas que
se tienen sobre Dios y lo trascendente, en vista que el conjunto de creencias, que
constituyen la Fe, están fundadas en el dogma, que es ciego, dudoso e irracional,
pudiéndose comprobar solo por hechos sobrenaturales, opuestos a la razón o
también como se ha intentado explicar, por varios filósofos y teólogos, a través de
la complejidad de la creación divina, de los entes que están y han estado presentes,
pero aun así, no se alcanza a dar esclarecimiento absoluto, comprensible sobre la
vida, el ser, su existencia y siendo así, la misma realidad se encuentra vetada, en
su total entendimiento para el hombre.
2.7.3 Ampliando las distintas interpretaciones
A pesar de lo expuesto en el inciso anterior, es necesario revisar detenidamente
las diferentes interpretaciones antes mencionadas, ampliando la idea de cada una:
El realismo exagerado, sostiene la existencia de conceptos universales en la
mente, además de admitir cosas universales en la naturaleza. Por lo tanto, los
universales, no son solo sustancias, ya que, en las cosas singulares, son entes
originarios, que brindan origen, produciendo, determinando, es por esto que lo
general si bien es cierto es realidad esencial y originaria, también aloja en sí lo
particular que lo distingue. Es así como los universales poseen existencia propia,
independiente de las cosas concretas, siendo que su ser antecede al ser de las
cosas. Por lo que se puede afirmar, la existencia de un paralelismo entre el ser en
la naturaleza, y el ser en el pensamiento, en vista que el objeto externo se encuentra
envuelto por el mismo carácter de universalidad que contiene el concepto. El
realismo exagerado, brinda una solución sencilla, opuesta a lo que dicta el sentido
común.
El conceptualismo, afirma la existencia de conceptos abstractos y universales en
la mente, base de donde tomó su nombre, pero a la vez acotaba que no se sabe si
dichos objetos mentales, se encuentran fundados fuera de la mente, o si cada uno
de los objetos individuales que existen en la naturaleza, corresponden a la realidad
que se ha concebido de cada uno de ellos en la mente. De donde los conceptos
poseen un valor ideal, más no real, o no se sabe a ciencia cierta si poseen el valor
real.
El realismo moderado, afirma la existencia real de los universales, fundada en
las cosas mismas que representan, a través de la forma propia de cada cosa
particular. Además, acota sobre la existencia de conceptos universales, que
representan realidades, que no son universales, pero se afirman como tal con
fidelidad. Ejemplo de esto se da, cuando es difícil encontrar armonía, entre los
primeros universales de un tipo y los últimos del mismo tipo, siendo que estos
últimos ya son particulares, pero aun así se tiene la capacidad de comprenderlos en
la mente, representándolos de manera abstracta, como si se tratara de los primeros.
Ahora bien, esta operación de la mente, se desarrolla de manera abstracta reflexiva,
con el fin de comparar contrastando los primeros, con los últimos sujetos
particulares, considerando universales a todos, ya que se manifiesta aparentemente
la misma realidad, debido a la condición de generalidad, con la que opera el proceso
de abstracción, por lo que se afirma la misma realidad de manera indiferente, para
todos los casos. Siendo que esta categorización de generalidad, a partir del género
abstracto, que se aplica a los individuos, es precisamente la condición de
universalidad de los mismos.
El nominalismo, niega la existencia de conceptos universales y abstractos,
rechazando la idea de que el intelecto tenga capacidad de generarlos. A cambio de
manera directa, esculpe y configura los conceptos que tiene sobre los objetos
externos, sosteniendo que estos son individuales y particulares. Oponiéndose así al
Realismo exagerado que de forma radical crea una serie de conceptos abstractos
propios de la mente, con el fin de que correspondan con exactitud a los objetos del
mundo real. Acotando el Nominalismo al respecto, que lo que se conoce como las
ideas generales, son solo nombres sin sentido, puras referencias de cosas e
individuos, que se les etiqueta con fines de coleccionarlos, como cosas o
acontecimientos particulares en serie. Sin embargo, ambas corrientes establecen,
relación entre la cosa pensada y la cosa que existe en la naturaleza, proponiendo
caminos opuestos para abordar el problema de los universales, enfrentado la
postura universal a la individual y viceversa, y es así como surge la contradicción
entre estos dos principios racionales, donde uno se funda en el mundo de las
representaciones mentales (abstracción), y el otro en el mundo de la realidad
natural.
2.7.4 Los universales en la antigua Grecia
La filosofía, desde su inicio enfrentó las distintas interpretaciones de los
universales, para poderlos explicar y darles solución, siendo una de las cuestiones
fundamentales, a esclarecer por muchos siglos. Parménides y Heráclito, siempre
estuvieron conscientes, de la dualidad que se presentaba, al comparar la apariencia
con la realidad, ambas fundadas en el conocimiento que se obtiene a partir de la
razón y la percepción. Sin embargo, la genialidad de Sócrates, alcanzó a brindar
solución a la controversia de manera limitada, sobre todo en materia de la ética,
donde por inducción propuso los conceptos de justicia, virtud, autocontrol, piedad,
etc., hasta alcanzar a expresarlos como valores universal permanentes, propios de
la conducta y la consciencia. Proponiendo un tratado de abstracción, capaz de
abarcar a todo el ambiente de la ciencia, sin embargo, nuestro sabio se quedó corto,
ya que él no cultivó ampliamente las especialidades filosóficas, indispensables para
crear una teoría de la ciencia, donde pudieran relacionarse: la ontología, la
cosmología y la teoría psicológica del conocimiento. Había que esperar la llegada
de Aristóteles, sin embargo, su maestro Platón que le antecedió, asumió la postura
estática de Parménides y la movilidad de Heráclito, he intentó realizar la conciliación
de ambas posturas, sin lograrlo, hasta que propuso la división de la realidad en dos
mundos diferentes.
El mundo sensible: fundado en la propuesta de Heráclito, de carácter temporal,
móvil, a merced de la contingencia, siendo imposible construir en él la idea de
ciencia, ya que ésta necesita de un medio estable, permanente y necesario. De
donde en este mundo, solo se pueden formular conjeturas, imágenes, opiniones,
cualidades propias de lo sensible.
El mundo de las Ideas o inteligible: fundado en las cualidades del Ser de
Parménides, donde prevalece la realidad inteligible, eterna, inmutable, necesaria y
perfecta, que es la de las Ideas, consideras objeto de la ciencia, que pertenecen al
mundo suprasensible.
Platón establece, que es inconciliable la relación entre el uno y los varios,
partiendo de lo que cambia, y lo que permanece entre los mismos; planteando así
el realismo exagerado, donde considera que lo real verdadero, debe tener
cualidades de necesidad, universalidad e inmutabilidad, condiciones que se
encuentra, solo en las representaciones intelectuales de la mente. En vista, que el
mundo sensible es contingente, particular e inestable, solo superado por el mundo
real, que se encuentra fuera y por encima del mismo. Llamándole Platón a este
mundo real eidos, o idea; que se caracteriza por ser estable, existiendo de forma
independiente aislada y por sí misma, apartada del mundo de los fenómenos,
distinta por completo del producto del intelecto humano y divino, por lo que se guía
a través de sus propios lineamientos, para poder establecer las esencias ideales en
la mente de los seres, que correspondan a cada una de las representaciones
abstractas. Donde tienen cabida las especies naturales, los productos artificiales,
no solo como sustancias, también como propiedades, además de las relaciones, las
negaciones e inclusive la nada; ya que todas corresponden a una idea particular del
mundo suprasensible. Y es precisamente este realismo exagerado, propuesto por
Platón, que define al ser real, relacionándolo con las cualidades propias, del ser del
pensamiento, y que constituye el fundamento de su doctrina metafísica, que va
ascendiendo de lo sensible a lo inteligible, de lo visible a lo invisible, pero este
proceso de ascensión no lo resuelve a través de la abstracción, tal como lo propone
Aristóteles, sino simplemente saltando de un mundo a otro.
Finalmente llega Aristóteles, para romper con la propuesta de Platón,
oponiéndose a la visión exagerada de la realidad, proponiendo a cambio el realismo
moderado. Afirmando que lo real no es como lo plantea su maestro, ya que no se
trata de la sombra confusa y ambigua, provocada por lo sensible, lo contingente, la
conjetura y la opinión. La verdadera realidad está formada precisamente, por la
sustancia individual (en específico: ese hombre, esa piedra, ese árbol, ese caballo,
ese perro, esa jarra, ese edificio, ese automóvil, etc.), de donde solo ella como
sustancia, puede existir. Por lo tanto, el carácter de lo universal, no se presenta
como algo en sí mismo, aislado e independiente; ya que es inmanente a los
individuos, mostrándose en lo concreto, en todos aquellos que pertenecen a la
misma clase. Es así, como se conforma la universalidad de las ideas en la mente,
construyendo conceptos: hombre agradable, determinado, valiente, etc.; que no son
más que calificativos producto de nuestra subjetividad. Sin embargo, todos
aquellos objetos que son elaborados en el pensamiento, por nuestras
representaciones de carácter general y específico, pueden ser llamados sustancias,
ya que designan la realidad fundamental (hombre, animal, vegetal, mineral, etc.),
además especifican las cualidades accidentales (pequeño, grande, gordo, alto,
delgado, etc.); las que son consideradas segundas sustancias. Y precisamente en
este detalle de la segunda sustancia, Aristóteles acota, que se trata de la esencia
específica, singular que también afecta a la sustancia primaria de carácter universal,
aunque no corresponda necesariamente en el pensamiento, de manera general a
dicha sustancia genérica o a la cosa en sí; por lo tanto, no escapa de ser el resultado
de nuestra elaboración subjetiva. El Estagirita plantea esta tesis, a partir de darle
sentido a la negación de lo permanente, apoyándose en la metafísica de Heráclito,
a través de la negación del cambio que propone Parménides, construyendo de esta
manera la antítesis del Platonismo. Siendo considerado dicho planteamiento, de
gran sutileza peripatética, que luego trascendería a la posteridad del pensamiento.
Aristóteles es el precursor del conocimiento científico, a él le queda claro, que
dicho conocimiento es imposible alcanzarlo a través de los sentidos, pero si por
medio de la inteligencia y que además debe centrarse sobre lo inmóvil y lo
permanente (metafísica). De donde busca, la solución para establecer los principios
de la ciencia, fundándose en la razón y la lógica, para lograr esto: primero, acaba
con la visión platónica, sobre el mundo suprasensible, objeto de la ciencia suprema,
llamada dialéctica. Segundo, esclarece y valida la consistencia ontológica de los
seres del mundo sensible de la verdadera realidad concreta, que había sido negada
por Parménides y Platón. Por lo tanto, ya no era necesario buscar el objeto de la
ciencia en el mundo trascendente, sino en todas las cosas del mundo real físico.
Tercero, Aristóteles se da a la tarea de desarrollar una Teoría realista del
conocimiento bastante completa, planteando que es a través de los sentidos o
canales sensoriales de acceso, por donde la cognición traslada hacia la mente, el
conocimiento obtenido de la realidad concreta; negando así la existencia de las
ideas innatas, en vista que todas han pasado por el mecanismo perceptivo
sensorial. Sin embargo, no es suficiente el uso de los sentidos, para la compresión
del conocimiento, de donde es necesario realizar la operación de abstracción, por
medio de la cual se logra establecer y procesar la aprensión de lo conocido, con el
fin de poder elaborar conceptos o universales. Cuarto, Aristóteles logra explicar el
proceso de cognición, a partir de la información capturada por los sentidos, que es
complementada por el intelecto como conocimiento primario sensitivo, donde los
sentidos han percibido la individualidad singular y cambiante del objeto, llámese
accidentes; y el entendimiento abstrae, lo que hay de común y permanente en este
conocimiento primario, descifrando el interior de las esencias, llámese universales.
Quinto, por lo tanto, el conocimiento obtenido a través de este desarrollo, es de
carácter universal, ya que capta lo estable y común de las cosas, o sea la esencia,
relegando lo particular y cambiante. Además, debido a este proceso es capaz de
representar, a la totalidad de los individuos de la misma especie o género, lo que es
aplicable a todos y a cada uno de los mismos. Sexto, a partir de Aristóteles, el
conocimiento científico, se convierte en seguro e indispensable, ya que se funda en
verdaderas realidades. La ciencia platónica (dialéctica), no contemplaba la
corporalidad física de las cosas, por considerar que se trataba de sombras
ambiguas, que provocaban confusión e incertidumbre, sobre la “verdadera realidad”
(mundo de las ideas). A cambio Aristóteles, funda la realidad plena de los cuerpos,
con el fin de ser estudiados por la ciencia, convirtiéndolos en objetos de la misma,
a partir del conocimiento empírico, capturado a través de los sentidos, que ya en la
mente el intelecto los abstrae, con el fin de fabricar su entendimiento, de manera
conceptual (universales).
Posterior a Aristóteles surgieron los Estoicos, que plantearon una tercera
solución al problema de los universales, a la que llamaron el Conceptualismo. Esta
escuela filosófica partió de su propia enseñanza, definiendo a la sensación como el
medio por el cual se obtiene todo tipo de conocimiento, y al pensamiento como el
producto de la sensación colectiva. Afirmaba Zenón de Citio el fundador de esta
corriente filosófica, que la sensación era similar a la mano abierta, con los dedos
separados; la experiencia, igual a la mano abierta con los dedos doblados y el
conocimiento o concepto general o fruto adquirido a través de la experiencia, como
el puño cerrado. De tal forma, que todos los conceptos, se encontraban
determinados por las sensaciones generales, que se concebían no a través de los
objetos en sí o cosas físicas corpóreas externas reales, captadas por los sentidos,
sino por medio de la propia realidad ideal concebida al margen, que se tenía de los
mismos, en pocas palabras no eran nada, ya que no se sabía si tenían o no un valor
real físico. Esta concepción de carácter neoplatónico, se apoyaba en la teoría de las
ideas de Platón, pero los estoicos la transformaron en una teoría emanantista,
término que deriva de la palabra emanación. Se trataba de la corriente filosófica,
fundada en la doctrina, que afirmaba que el origen de la existencia del mundo
entero, su contenido, incluyendo al alma, habían surgido por medio del proceso de
emanación, impulsado por la fuerza del flujo, donde la totalidad divina, era el uno
primordial, siendo su acción mediata e inmediata. Y a la vez era monista, porque
establecía, la existencia del origen común y único de todos los seres y fenómenos
del universo, derivados de una sola idea o sustancia.
2.7.5 El tránsito a la Edad Media
El problema de los universales previo a pasar a la Edad Media, quedó planteado
de acuerdo a la metafísica occidental, a través de los textos de Porfirio, filósofo
neoplatónico griego, discípulo de Plotino, que en su obra “Isasoge”, escrita de
manera oscura, simple e inocente, trata sobre los comentarios a las categorías
aristotélicas, queriéndolas hacer comprensible de manera lógica. Exponiendo el
cuestionamiento de los géneros y las especies, planteando dudas alrededor de los
mismos, sin llegar a resolver nada, ya que sus dudas rebasaban los límites de la
lógica, siendo necesario para esclarecerlas, abrevar en un conocimiento más
profundo -el ontológico- por lo que desiste en el intento. Porfirio en su texto
planteaba tres preguntas claves: ¿Existen en la naturaleza real los géneros y las
especies, o son producto del intelecto? De donde ¿El universal subsiste
ontológicamente o solo en el pensamiento? Y si verdaderamente subsisten cosas
independientes al intelecto o no como tal, entonces ¿Tendrán cuerpo o no tendrán
cuerpo? Entonces ¿Son corpóreas o incorpóreas? Y si todo es así, ¿Será posible
qué existan los objetos individuales corpóreos o incorpóreos, percibidos por los
sentidos, habitando en los mismos o solo habitando en las cosas de la realidad?
Por lo tanto ¿Subsisten separados de lo sensible o se encuentran unidos a lo
sensible? A pesar de las dudas, todo parece indicar que Porfirio estableció lo
universal en una sola manera posible de subsistencia, en parte -la ontológica-, y lo
demás, producto del pensamiento, a través de la imaginación. Así es, como inicia
de nuevo la pugna del problema, que luego continuaría en la Edad Media.
Dos siglos después el filósofo romano Boecio, apoyándose en los textos de
Porfirio, retoma el problema de los universales desde el punto de vista gnoseológico,
exponiéndolo en el Segundo “Comentario a la Isasoge”, buscando así, las
respuestas a las interrogantes de Porfirio, lo que lo llevó a reformular las preguntas
y las dudas sobre este tema controversial. Llegando a lo conclusión que el universal
tiene dos formas de presentarse, unido a los cuerpos sensibles y separado de los
mismos. Boecio buscaba una solución que coincidiera, con la propuesta de
abstracción del filósofo Alejandro de Afrodisia, explicándola de la siguiente manera:
“Cuando los géneros y especies son pensados, su similitud se
abstrae a partir de las cosas singulares en las que (géneros y las
especies) existen, así como (se abstrae) la similitud de la
humanidad a partir de hombres singulares y disimiles entre sí. De
tal similitud, cuando es pensada con la mente y cuando es percibida
verazmente, deviene la especie; y si se considera a su vez la
similitud en las diversas especies, la cual no puede existir sino en
las especies mismas o entre sus individuos, surge el género”
Comentado por (Egoávil, 2018, pp4,5).
El universal goza de la dualidad, al poder estar en el entendimiento, como
también en la realidad concreta de las cosas, reafirmándolo Boecio cuando versa:
“Los universales subsisten en conexión con lo sensible, pero son entendidos
separadamente de los cuerpos”, Comentado por (Egoávil, 2018, pp4, 5). En esta
respuesta de Boecio, intentaba el equilibrio armónico entre lo aristotélico y lo
platónico. Permitiendo así, obtener conocimiento de los universales, a partir de la
abstracción y la división, constituyendo esta última la variedad de las especies, de
cada género. Y para que estas dos operaciones lógicas, se puedan llevar a cabo,
para alcanzar el entendimiento del concepto (abstracción-géneros) y la extensión
del mismo (división-especies), es necesario, que ambas trabajen conscientemente,
de manera simultánea, con el fin de delimitar, identificar, clasificar, ordenar,
enumerar, discernir, validar, invalidar, observar, especificar, etc.; siendo este
proceso complejo, fundamental en la constitución de las especies, como extensión
del concepto analizado. Donde la división, parte de determinados rasgos
específicos de identidad, que constituyen también base de la misma.
2.7.6 La Edad Media:
La solución que propuso Boecio al problema de los universales, trascendió como
aporte sustancial en la historia del pensamiento, siendo retomada e interpretada
posteriormente, en la contienda de los realistas y nominalistas de la Edad Media,
proporcionando contenido a sus propuestas y pugnas. Además, este filósofo aclaró,
que lo que la mente captura a través de los sentidos, y procesa por medio de la
abstracción, no son más que conceptos subjetivos, en términos o lenguaje filosófico,
sin escapar a este proceso, todas las cosas de la realidad concreta, que son
conceptualizadas por la mente, así como nombradas y expresadas en palabras con
carácter universal, ordenadas por género y especie. Esto llevó a reflexionar a los
nominalistas, por medio de su defensor más conocido Guillermo de Ockham,
refiriéndose a los universales, como simples ficciones o conceptos mentales o
términos lingüísticos gravados en la mente, surgidos de la abstracción, que
aparentan generar el entendimiento de las cosas, a partir de categorías lógicolingüísticas, que unen el pensamiento con el ser. O todo lo contrario, que eran
entidades metafísicas subsistentes, no pertenecientes al mundo real sensible, por
lo que se trataba de entes divinos perfectos, similares a los del mundo de las ideas
de Platón, interpretado de esta manera por los adeptos del realismo exagerado, a
través de Guillermo de Champeaux. De donde los universales no tienen ningún
valor semántico, ni real, por lo que no es posible relacionarlos con ningún ente real
concreto, en vista que todos los entes son individuales, no existiendo nada en la
naturaleza que no lo sea, tesis nominalista sostenida por Roscelino de Compiégne.
Argumento que anula de manera unilateral, la importancia epistemológica del
conocimiento humano, y a cambio valida el simple análisis de los hechos o
fenómenos concretos, negando la abstracción y universalización del acto de
conocer. Refiriéndose San Anselmo a la propuesta de Roscelino, como flatus vocis,
palabras sin contenido, sin objetivo. Entre estas dos posturas radicalmente
opuestas (nominalismo-realismo exagerado), se manifestaba el realismo moderado
de Abelardo y Tomás de Aquino, que afirmaba y cuestionaba, si el universal no es
una cosa (res) y tampoco es una palabra (vox) ¿Entonces qué es? Para saberlo, se
debe de negar primero, que se trata de cosas divinas (realismo exagerado) o
términos lingüísticos (nominalismo), a cambio se debe afirmar que se trata de
conceptos singulares (el hombre es uno), existentes en lo individual y universal, por
lo que es necesario que se reconozca y aplique en varios individuos (hombre
aplicado a varios individuos); de donde todo lo real extra-mental (fuera de la mente)
es individual, porque al ser captado y analizado en la diversidad de seres singulares,
el intelecto humano entiende y reconoce entre los individuos de igual especie, un
aspecto en común que los identifica en un mismo género, como estatus de
comunidad, de pertenencia. Siendo así, estos conceptos universales no
representan la forma de un individuo en particular, sino la imagen que es común a
una determinada pluralidad de individuos, que no son palabras vacías. Santo
Tomás, siguió los pasos de Aristóteles encontrándose dentro del realismo
moderado, para ambos filósofos el conocimiento humano inicia con la experiencia
sensible, donde a través de la abstracción el entendimiento sustrae, e identifica lo
común de los datos sensibles particulares, construyendo de esta manera los
conceptos o ideas universales. Por lo tanto, los universales obtendrían una realidad
in re, en vista que su existencia es la forma de las cosas individuales o singulares.
De donde los universales se conocen por abstracción, fundamentándose en la cosa,
in re., ya que existen en relación a que los define la forma de las cosas individuales,
que también es lo que los fundamenta como cosa in re, como sostiene Aristóteles.
Que, en el caso de Santo Tomás, se distinguen ciertas diferencias, debido a su
influencia neoplatónica, donde los universales llegan a tener tres realidades: la de
la esencia de las cosas (in re), la de las ideas en la mente humana (post rem) y la
de la divinidad de Dios como ideas modelo (ante rem).
2.7.7 Guillermo de Ockham y el nominalismo
Ockham, quizá fue el filósofo más entusiasta y combativo, de los franciscanos
del Medioevo, sosteniendo la tesis de Aristóteles e interpretándola a su manera,
dando así impulso al Nominalismo, donde negaba la existencia real de los
conceptos universales afirmando que: “En el individuo no existe ninguna naturaleza
universal realmente, distinta de lo que es propio de un individuo”, comentado por
(Otero, 2002, pp. 5). Incluía también la idea de Dios, aduciendo que si no hay ideas
(universales) en Dios, tampoco las habrá en las cosas. Pero, ¿Son los individuos,
los únicos que tienen existencia real? Efectivamente, para Ockham toda la realidad
fuera de la mente, se encuentra formada por seres individuales o singulares. De
donde únicamente son universales los conceptos y las palabras, ya que cuentan
con un significado universal, que es propio del alma o la mente. Por lo tanto, se
encuentran solo en ella. Y entonces ¿Cómo es la existencia de los universales en
la mente? Los universales existen, como signos inscritos en el alma, que no han
sido adquiridos a través de la experiencia (Ideas innatas), pero tampoco son
palabras vacías como lo conceptuaba en su Nominalismo Roselino. Siendo dudosos
estos signos, ya que el origen de los mismo y la relación con las cosas, no queda
esclarecida en ningún grado, debido a que son producto del conocimiento abstracto,
que no considera ninguna operación del entendimiento, por lo que es conocimiento
intuitivo imperfecto, no referido a la realidad concreta, sino a las características
comunes que tienen los objetos con el fin de clasificarlos y que por su calidad
abstractiva, no considera la existencia del individuo o singular. A cambio la intuición
perfecta, es aquella que aplica el conocimiento fundado en los sentidos, que permite
con certeza, afirmar si una cosa existe o no en la realidad concreta, por lo tanto,
genera el verdadero conocimiento, adquirido a través de la intuición del singular,
donde el acto de conocer se realiza de forma directa, por medio de la experiencia
sensible, lo que permite tener informes inmediatos del estado presente del singular.
Sin lugar a dudas, a Ockham se le puede considerar empirista epistemológico, por
esa búsqueda directa de lo presente, en el mundo de la singularidad. Además,
inaugura el inmanentismo gnoseológico, donde el conocimiento universal se
encuentra específicamente en el sujeto, siendo indemostrable la correspondencia
de éste, como producto del acto de conocer, con la realidad fuera de la mente.
Siglos más tarde, esta disyuntiva ockamista construye un puente entre la Filosofía
del Medioevo y la Modernidad de Descartes y Hume.
2.7.8 Los universales y las representaciones mentales, ¿Son sustancias?
Se considera universal, a toda aquella idea que guarda semejanza, y es común
a varios individuos, de donde el universal es uno, fuera de la mente. Y si es así,
entonces ¿Cuál es la realidad de los universales en el alma o la mente? Primero,
es necesario definir ¿Qué es sustancia en Okham? Es toda aquella esencia o
naturaleza que existe por sí misma en la realidad concreta, siendo fundamento de
sus cualidades o accidentes, encontrándose como ingrediente principal de las cosas
reales, por lo que es capaz de contener toda clase de formas, además de sufrir
transformaciones o cambios, a partir del conjunto singular de sus propiedades
físicas o químicas, que son perceptibles a través de los sentidos. Por lo tanto,
concluye Ockham: primero, toda realidad extra-mental se encuentra formada por
seres individuales. Segundo, estos seres individuales gozan de singularidad, a
diferencia de los universales que tienen un significado universal, abarcando a toda
una clase de individuos. Tercero, únicamente son universales, los conceptos y las
palabras, propios de la expresión del alma o mente, existiendo solamente en ella.
Cuarto, de donde la realidad del universal en el alma o mente, no puede ser
sustancia, y si a cazo ¿Fuera accidente? Tampoco porque seguiría siendo realidad
concreta, su verdadera realidad en el alma o mente es la de la representación
mental. Quinto, y si es así, “Entonces que el concepto o universal es la
representación mental de un objeto singular extra-mental”, comentado por (Otero,
2002, pp. 6), ya que se trata de “Una imagen singular de un objeto singular” (Otero,
2002, pp. 6), que abarca a todos los singulares similares. Sexto, además por ser
universal, es capaz de universalizar a varios, realizándolo a partir de su condición
innata de significación, ya que es predicable de muchos. Séptimo, amén de
encontrarse como signo innato inscrito en el alma o mente, capaz de identificar las
semejanzas significativas que distinguen a muchos individuos de la realidad
concreta. Octavo, y si no es real el universal, ni se funda en la realidad ¿Será
correcto seguirle llamando universal? Ockham lo minimiza, definiéndolo, como
simple forma verbal, por medio de la cual la mente o alma humana, construye
relaciones lógicas de semejanza y otras, con las cosas singulares de la realidad
extra-mental. Noveno, por lo tanto, los universales, si cobran importancia para la
mente humana, ya que los utiliza para intentar comprender la realidad, permitiéndole
obtener conocimientos fundados en la clasificación y caracterización distintiva de
los individuos. Décimo, afirmaba también, que la mente humana, para poder obtener
conocimientos relacionados con las distintas clases de individuos, se funda en la
realidad simbólica de los universales o conceptos, como vínculos que establecen
relaciones con la realidad concreta. Onceavo, De donde se puede afirmar también,
que el universal o concepto, es símbolo natural referido al objeto, captado por la
intuición y representado como símbolo oral o escrito, por acuerdo de la
comunicación verbal entre los humanos. Doceavo, desde el punto de vista empírico,
se puede explicar la relación existente entre el concepto o universal y la realidad;
donde el signo o símbolo que se produce en la mente humana, es producto de la
realidad concreta, que por sí sola crea en la mente humana, el signo o símbolo de
lo que representa y está presente en la realidad. Y si es así, entonces sólo existe lo
individual, siendo el producto de la creación humana, lo general. Treceavo, de
donde se llegan a conocer los universales, a través de los estímulos reales
inmediatos, a través de la intuición y la proximidad o inmediatez, que fijan la
información en la mente, siendo por esta razón que no existe la abstracción. En el
siguiente cuadro comparativo catorce, Ockham esclarece el problema de los
universales, brindándole la justa dimensión y ubicación, distinguiéndolos
radicalmente de los particulares o singulares. Comentado por (Otero, 2002, pp. 6):
Mente Realidad concreta
Universal. Objeto Singular.
“Mesa” (signo, representación
mental)
Mesa (objeto)
La representación mental (SIGNO NATURAL) es válida para todos los objetos
singulares semejantes (clases de individuos).
-Fuente: Otero, L.L., Méndez, L.J. (2002). “Guillermo de Ockham”, Filosofíafacil: La Filosofía en el Bachillerato, 2° de
Bachillerato, tema 7, pp. 6, recuperado de: www.filosofíafacil.com. http://www.filosofiafacil.com/07.Guillermo de Ockham.pdf
Siguiente cuadro comparativo quince, comentado por (Otero, 2002, pp.13, anexo
tema 7):
Universales
Realismo exagerado Realismo
moderado
Nominalismo
Ante rem In re Post rem
Los universales están antes que las
cosas.
Los universales
están en las
cosas.
Los universales
están después
que las cosas.
Conocemos los universales por: Conocemos las
universales por
abstracción
Conocemos los
universales por
intuición, por
inmediatez. No
existe
abstracción.
Rememoración Iluminación
Los universales son
las Ideas.
Los universales
son las Ideas
Ejemplares en la
mente de Dios.
Los universales
están en la forma
de las sustancias
individuales.
Los universales
son signos en el
alma originados
por un conjunto
de individuos
parecidos
Platón San Agustín Aristóteles Roscelino de
Compiégne
Guillermo de Champeaux Pedro Abelardo Guillermo de
Ockham
Ante rem In re Post rem
Los universales son arquetipos en la
mente divina. (San Agustín)
Ante rem
Tomás de
Aquino.
In re (Aristóteles)
La abstracción
de la forma deja
una “señal”
(signo) en el
alma o mente.
Post rem
-Fuente: Otero, L.L., Méndez, L.J. (2002). “Guillermo de Ockham”, Filosofíafacil: La Filosofía en el Bachillerato, 2° de
Bachillerato, tema 7, pp. 6, recuperado de: www.filosofíafacil.com. http://www.filosofiafacil.com/ANEXO%20Ockham.pdf
En el cuadro anterior, se exponen las tres posturas sobre los universales, el tipo de
realismo, además de sus seguidores, en Grecia y el Medioevo.
2.7.9 La Suppositio o suposición
Guillermo de Ockham, en su obra La Suma Lógica, construye su teoría filosófica
relacionada con el lenguaje, a partir del signo y el significado, contraponiéndola a la
teoría de la sustancia de Aristóteles, de donde niega la teoría del acto y la potencia,
a cambio afirma la estrecha existencia entre el ser y la cosa, siendo innecesarios
los conceptos como mediadores, con el fin de conocer la realidad. Es de esta forma,
como el Nominalismo trasciende a la gnoseología o teoría del conocimiento. En
donde Ockham define el término de suposición, refiriéndose al mismo como la
capacidad que tiene el signo, para permitirle sustituir en la mente al objeto o a una
colección de objetos, siendo de esta forma como los signos cobran correspondencia
con el significado. De donde el lenguaje permite el uso de símbolos, que sustituyen
al significado, y que de acuerdo a este filósofo inglés se establecen de tres maneras:
primero, la suposición material, que se presenta cuando el signo está referido a sí
mismo, autodefiniéndose. Debido a que el lenguaje y los términos o signos, se
relacionan con las funciones lingüísticas de las palabras, esto les permite
autodefinirse, pero no a través de los significados, ejemplo, la palabra hombre, es
nombre común, masculino, singular, además de contar con dos sílabas. Segundo,
La suposición personal, se presenta cuando el signo sustituye el lugar del individuo
o particular o del otro, ejemplo, aquel hombre camina, mi querido amigo, se ve
magnífica. Y tercero, La suposición simple, se presenta cuando el signo sustituye el
lugar de varios individuos, ejemplo, el hombre es animal, todos los hombres son
hermanos.
2.7.10 El segundo principio: La navaja de Ockham
El primero de los principios que propone Ockham, es el de la negación de los
universales; luego propone un segundo principio, relacionado con la negación de la
complejidad Metafísica Escolástica. En parte debido a que los tomistas intentaban
frenar el desarrollo del conocimiento, oponiéndose por completo a los principios
Nominalistas, en vista que esta corriente filosófica, brindaba a sus seguidores
libertad de pensamiento, a la par de mantener sin criticar, los preceptos de la fe. La
metafísica de Santo Tomás de Aquino, no era capaz de brindar explicaciones
lógicas sobre la realidad, punto débil con el cual Ockham no estaba de acuerdo,
rechazándolo por completo, en vista que la lógica contaba con más poder de
veracidad que la metafísica; siendo por estos motivos evidentes que el filósofo
inglés, bautizo a su segundo principio, como Principio de Economía Metafísica o
Navaja de Ockham. La idea de la navaja, la propone metafóricamente este sabio
franciscano, acotando que todo aquello que no es producto de la experiencia
sensible, debe de ser eliminado o cortado de raíz. Fundando esta idea, en su crítica
hacia la escolástica, ya que consideraba inadmisible estar creando entidades
metafísicas, para brindar explicaciones sobre la realidad cristiana. Además,
afirmaba que, en cada caso para dar explicación sensata, es necesario ir en
búsqueda de la simplicidad, negando la complicidad, de donde se debe abrevar en
la esencia del empirismo, aprobando solamente lo que se capta como producto de
la experiencia, y a la vez rechazando lo que carece de fundamento, para interpretar
el mundo sensible. De acuerdo a Ockham, si se parte de que lo real que es
totalmente individual y sensible, no viene al caso buscar interpretaciones
metafísicas, que manejan conceptos sobre la materia, la forma, la esencia, la
existencia, la potencia y el acto. Inclusive esto sucede también con el concepto de
sustancia que maneja el Nominalismo, donde este término no simboliza, más que
la realidad desconocida, que de forma infundada se aprueba como conocida,
cuando verdaderamente aún no existen las bases que sustenten a dicha naturaleza
y cuando se admite conocerla, se infringe el principio de economía de la razón. Y
esto mismo, se da cuando se intenta dar explicaciones de la causa eficiente y la
causa final. En definitiva, Ockham no admite ningún principio metafísico de la
escolástica, asumiendo una postura epistemológica de rechazo total, aplicando para
esto su principio de navaja, en donde: diferenciar entre esencia y existencia, como
lo establece Santo Tomás, no sirve de nada, ya que para el Nominalismo solo existe
la individualidad concreta de las cosas. Igual sucede con la prevalencia de la
sustancia, ya que solo se sabe de su existencia porque es independiente, y por lo
tanto únicamente se conoce por la inmensa variedad de sus particulares accidentes
y finalmente desde el empirismo poder afirmar que la relación causal es válida, no
es posible porque no se puede intuir dicha relación entre causa y efecto, ya que se
trata de acciones distintas del entendimiento. Todos estos planteamientos
Nominalista, de poner en duda crítica con argumentos contundentes, conllevan el
fin de cortar por lo sano. Es lo que se conoce como la Navaja de Ockham, que utiliza
la metodología de simplificación, fundada en la célebre frase: “No hay que multiplicar
los entes sin necesidad”, comentado por (Otero, 2002, pp.8). Es así como este
sabio franciscano, planteaba su empirismo explicativo, con el fin de acabar con una
serie considerable de realidades metafísicas, dando vida a una Nueva Ciencia, que
cortaría de raíz muchas afirmaciones aristotélicas.
2.7.11 La influencia de Guillermo de Ockham
La postura radical de Ockham, donde separó la fe de la razón a través de aplicar
la economía metafísica, impactó, convirtiéndose en fuerte impulso, que motivó la
actitud de la Nueva Ciencia, generando actividad científica entre los adeptos a la
doctrina Ockhamista, siendo los más destacados los del siglo XIV, como Nicolás de
Oresme, Juan Buridano y Alberto de Sajonia. Estos nuevos científicos, fundados
en el Nominalismo del sabio franciscano, asumen una posición crítica, frente a la
física de Aristóteles, considerándola con excesos metafísicos. Pero es hasta la
aparición de Copérnico y Galileo que se asientan las bases de esta Nueva Ciencia.
La extrema distancia generada entre la fe y la razón, provocó en los opositores del
Nominalismo Ockhamista cierto fideísmo, que nace enarbolando la disminución de
las capacidades de la razón, frente a la verdadera comprensión y defensa de los
fundamentos religiosos, la fe en contra del pensamiento filosófico, que no es capaz
de aportar nada, más que planteamientos absurdos lamentables, que deben ser
aceptados como tal. Martín Lutero tuvo presente esta misma idea sobre la fe y la
razón, en el momento de llevar a cabo la defensa de la reforma protestante,
discrepando de la postura que asumía la iglesia católica, al defender que la fe
religiosa no estaba equivocada, ni actuaba irracionalmente. Sin embargo, San
Agustín y Santo Tomás, insistían en que varios fundamentos de la fe, se podían
explicar a través de la razón, reconociendo también la existencia de misterios
superiores, inteligibles a la comprensión humana, y que no por tener esas
condiciones especiales, se tomasen por absurdos, habiendo que creer en ellos por
fe y no por entendimiento. Siglos más adelante, el nominalismo de Ockham llegaría
a influir en Hume y el empirismo inglés, sobre todo su postura completamente
experimental, en contra de la metafísica, luego esta corriente filosófica inglesa
influiría a los ilustrados y enciclopedistas franceses. La influencia nominalista
alcanzó en el siglo XX, a los neopositivistas Wittgenstein y Russell; además de los
estructuralistas, filósofos dedicados al análisis del lenguaje. Fundando todos, el
conocimiento humano, en la experiencia y nada más que en ella. Pero, la verdadera
herencia de Ockham, fue su actitud espiritual inconforme con los planteamientos de
la antigüedad, además de su crítica filosófica basada en posturas, racionalistas,
agnósticas y escépticas, desde donde fraguo los ataques contra la metafísica, bajo
la mirada crítica examinadora de la lógica formal, poniendo a Dios como un
determinista caprichoso que arremete contra el mundo, aprovechando para este
planteamiento la teoría metafísica de Duns Scoto, sobre el contingentismo
antropológico, amén de su crítica de navaja acerada sobre el papado, y la búsqueda
de una posición de poder temporal que le brindaría adeptos, concebido por él, como
superior al poder espiritual. Planeando toda esta estrategia, en contra de sus
opositores ingenuos, que con actitud dócil, siempre habían aceptado las aparentes
“verdades” como buenas, lo que provocó en ellos el fideísmo teológico, en defensa
de los ataques nominalistas. A cambio Ockham, obtuvo reconocimiento y
admiración, logrando juntar un grupo numeroso de discípulos jóvenes, que le
acompañaron por el camino nominalista, al que llamó vía moderna en contra de la
vía antigua propia del realismo metafísico, del agustinismo político y el Derecho
natural

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