La relación ser humano-naturaleza como problema antropológico

Autores:

Nancy Olivero Pacheco

Carmen Julia Del Rosario Villegas Quispe

Cruz Rafael de la Coromoto Mungarrieta Virguez

nolivero@unfv.edu.pe

cvillegas@unfv.edu.pe

mungartietac@gmail.com  

Universidad Nacional Federico Villarreal, Lima Perú

 

 

Resumen

Una categoría epistemológica determinante en la ruptura del hombre con la naturaleza, fue el orden, visto como un valor social, natural, que desde la postura positivista se elevó a un concepto óntico de vida. Desde el pensamiento moderno, se justifica la relación lejana y agresiva del ser humano con la naturaleza, y de esa antagonía subyacen causas de la crisis ambiental que cada día se agudiza más. Por esta razón, en esta disertación se abordará cómo  ha sido significada y relacionada  la naturaleza con el ser humano, como un problema antropológico visto desde diferentes filósofos y teóricos. Además, se plantea la urgencia de encontrar otros caminos epistemológicos, antropológicos y culturales más acordes con nuestras identidades para reemplazar la lógica hegemónica.

Palabras clave: naturaleza, visión filosófica, ciencia

 Abstract

A determining epistemological category in man’s rupture with nature was order, seen as a social, natural value, which from the positivist position rose to an ontic concept of life. From modern thought, the distant and aggressive relationship of the human being with nature is justified, and from this antagonism there are underlying causes of the environmental crisis that is becoming more acute every day. For this reason, this dissertation will address how nature has been signified and related to human beings, as an anthropological problem seen from different philosophers and theorists. In addition, there is the urgency of finding other epistemological, anthropological and cultural paths more in line with our identities to replace the hegemonic logic.

 

Key words: nature, philosophical vision, science

 

 Introducción

El significado de la Naturaleza ha transitado desde diferentes miradas a través de la historia humana.  Dentro de esta significación, ha sido considerada una Madre, con cualidades femeninas y compañera,  pero también es vista bajo una visión mecanicista que la considera  inanimada, carente de alma, muerta e insensible, en la que el hombre puede someterla porque fue creada para su beneficio, fue creando en el rompimiento en la relación hombre-naturaleza. Se fue perdiendo el respeto por el otro, tal como lo expresa, Gallegos citado en Ojeda (2008) “los sujetos quedaron libres de toda sospecha de crimen al sacrificar a los animales y demás seres vivos, ya fuera para los experimentos, para uso personal o su consecuente explotación”

Con el nacimiento de la sociedad antropocéntrica,  el hombre se convirtió en el centro del mundo y en sujeto universal, es una nueva percepción de la realidad como linealidad, reduccionismo y liberación. Desde esta perspectiva,  la naturaleza dejó de ser la prolongación o complemento de lo humano y se convirtió en el objeto de transformación a través del trabajo, la ciencia y la tecnología. Es con el desarrollo del homo faber en el que se inició la transformar de la naturaleza a un factor de producción (la tierra y sus recursos), percibiéndola como el medio para lograr el desarrollo y el bienestar social, pero este proceso denominado industrialización será terriblemente agresivo para la naturaleza y sus ritmos de adecuación y recuperación

Una categoría epistemológica determinante en la ruptura del hombre con la naturaleza, fue el orden, visto como un valor social, natural, que desde la postura positivista se elevó a un concepto óntico de vida. Para el pensamiento positivista el orden constituía la condición fundamental del progreso, y a su vez el progreso era la finalidad del orden, es así como la percepción de la realidad fue reduciendo los hechos   y descomplejizando la vida. (Comte 1982).

El ser humano está en constante búsqueda del conocimiento, tal como lo expresó Aristóteles, “todos los hombres tienden por naturaleza al saber”, ciertamente, desde el inicio de los tiempos el asombro por las cosas extrañas generó una actitud interrogante constante para dar explicaciones a lo que percibía.

Por esta razón, en esta disertación se abordará cómo  ha sido significada y relacionada  la naturaleza con el ser humano, como un problema antropológico visto desde diferentes filósofos y teóricos.

 

Visión filosófica de la Naturaleza

Cada filósofo constituye así una respuesta a la invitación que se sigue de la atenta contemplación de la realidad. Puede decirse que de tal modo se procura concertar idealmente el desconcierto aparente, armonizar lo armónico. ¿Cómo habrá de lograrse ello?, estableciendo puntos de referencia únicos y reducir, fijando leyes y formulando principios generales bajo los cuales pueden quedar agrupados los hechos particulares, estableciendo conocimientos de lo particular a lo general. En este sentido, la observación sería la primicia para filosofar.

Desde la filosofía, en el caso del tema que estamos abordando en esta disertación, los conceptos de la Naturaleza eran resultado de la apreciación materialista de sus componentes esenciales, fue una tendencia a reconducir la totalidad de los fenómenos naturales a unos principios inteligibles (racionales). Para Gomperz (2000), en el pensamiento helénico los problemas del hombre eran abordados en función de la phisys o naturaleza, porque es el principio de la realidad, pero no visto como espíritu sino como objeto, por eso los presocráticos le atribuyen distintos elementos materiales, para Mileto era el agua, Anaxímenes, el aire, Heráclito, el fuego, Anaximandro, era el “apeiron”, a lo que consideraron “arjé” de donde procede todo lo que conocemos.

El aporte de los presocráticos fue la producción de una nueva epísteme sobre cómo se relata la historia del mundo y la «sustancia» que lo compone, aunque estos no abandonaron radicalmente la mentalidad antigua, lo que si dejaron atrás fue las cosmogonías antropomórficas para proponer desde la cosmología física  una nueva manera de explicar el origen de las cosas.

Más tarde, la visión de la relación ser humano-naturaleza de Platón (1982),   incluye la belleza natural de los animales y plantas, y como éstos forman costumbres en el ser humano. Con Platón aparece una filosofía que conjuga la preocupación por las cuestiones que atañen a lo humano, al problema del conocimiento, y lo relativo a la naturaleza y el hombre trasladado al problema de la relación ciencia y sociedad, en la que se establece en términos de disociación.

En el caso de Aristóteles reconoce a la naturaleza como sustancia de aquellos seres que tienen en sí mismos el movimiento y el cambio, esto permitió dividir en las cosas naturales, animales, plantas fuegos, aire y las cosas inanimadas, tales como piedras y gotas de agua (1950:79). Más tarde, San Agustín (1958:125) expresará que “el hombre y la naturaleza son resultado de la creación, el verdadero Dios es una naturaleza incomutable”, al respecto, Santo Tomás de Aquino asume a “la naturaleza como suministradora de elementos indispensables” y se enfoca en la búsqueda de niveles de existencia de la creación y su relación con Dios. (1936:87)

Es a partir del platonismo en que se abre una brecha entre dos mundos, se comienza a ver la humanidad por un lado, y la naturaleza desde otro lado. Desde el pensamiento filosófico se va a ubicar a la humanidad a partir de la Edad Media, en manos de Dios y a la naturaleza como sierva, luego, con el desarrollo del renacimiento va a nacer el Sujeto y con esto el abandono de los lazos hacia la naturaleza. Es a partir de esta visión que la naturaleza comenzó a ser vista como objeto por parte de un sujeto con poder.

La Naturaleza bajo el visor de la ciencia

Con la llegada de la ciencia, comenzó una lucha contra la Naturaleza concibiéndola como objeto de dominación y transformación. Dentro de los pensadores influyentes de la modernidad, Bacón (1949:62) expresó que “el hombre se incluye a la naturaleza con el objeto de dominarla”, más tarde Descartes desde su Discurso del Método planteó que “el hombre desde su conocimiento domina las leyes de la naturaleza”.

En el caso de Kant, (1973:173) “valoró la naturaleza como un conjunto de fenómenos en espacio y tiempo, pero el hombre no puede llegar a conocerla por su base a priori”, por otro lado, Hegel expresará que “la Naturaleza no fue más que la materialización de algo preexistente como era el espíritu absoluto”, de esta forma, separa las posibilidades del hombre de interactuar con la misma. (157)

Ciertamente, en la ciencia y la filosofía se ha considerado a la naturaleza como un objeto, esta visión aparece desde los planteamientos de los autores a revisar durante este estudio como mediación para lo humano, el cual es siempre superior a la Naturaleza, dentro de algunos cambios que se van abriendo al discurso, Marx (1979:127), reconoce que la Naturaleza sufre constantemente cambios por la intervención del hombre mediante el trabajo, además afirma que la relación que el ser humano entablan con la Naturaleza define el contenido de su subjetividad. Además, Engels (1989:15), planteó la necesaria búsqueda de un equilibrio con ella porque esta deja sus efectos en el hombre.

Desde el lenguaje de la Ciencia, a partir de la visión de Galileo Galilei, Bacón y Descartes, se sustituyó la idea de la naturaleza como un ser vivo “animismo” por la idea “mecanicista” que adquiere legitimidad científica, reduciendo la naturaleza a objeto del método científico. Desde la filosofía cartesiana “el universo es un vasto sistema matemático de materia en movimiento en el que todo opera mecánicamente” (Descartes, 1987). En esa misma línea de pensamiento, se encuentra Newton cuando expresa “la imposibilidad de conocer la sustancia de Dios y la del Mundo en general”, por esta razón, se busca expresar los fenómenos naturales por medio de las matemáticas, porque no es posible abordarlos en su “sustancia” o como dice Kant como “cosa en sí”.

Desde el pensamiento moderno, se justifica la relación lejana y agresiva del ser humano con la naturaleza, y de esa antagonía subyacen causas de la crisis ambiental que cada día se agudiza más, como que el ser humano se considera “no natural”, lo urbano como separación o negación de lo natural, la tecnología que permite una explotación de la flora y la fauna, el crecimiento demográfico y la necesidad constante de materias primas demandadas por el capitalismo de mercado.

El hombre comenzó a asumir una represión materialista, en el que significado de la vida paso a determinarse por los bienes adquiridos por la tierra y el tener cada día más, como un derecho inalienable, su relación con la naturaleza se volvió utilitaria, reduccionista, fragmentada y cosificada. Al respecto Freire (2001) sostiene:

De ahí que la conciencia opresora tienda a transformar en objeto de su dominio todo aquello que le es cercano. La tierra, los bienes, la producción, la creación de los hombres, los hombres mismos, el tiempo en que se encuentran los hombres, todo se reduce a objetos de su dominio. […] De ahí su concepción estrictamente materialista de la existencia (p.53)

 

Desde el lenguaje del poder, se sometieron conocimientos por estar excluidos del ámbito de lo científico, para Foucault (2000,21) estos conocimientos confiscados, descalificados, echados a la papelera del olvido comenzaron a renacer en el conocimiento particular, un saber local, regional, que no es unánime, ni universal, y que resurge por la resistencia que opone a los que le rodean. Es que el discurso es una malla compleja, que se extiende por toda la sociedad, y la palabra, tal como lo expresa el autor puede oprimirnos desde la manipulación del poder o liberarnos. 

Estos mecanismos e instrumentos de poder utilizados desde lenguaje de la ciencia ocultaron esta relación hombre-naturaleza en la historia del conocimiento. Además, revisar desde los teóricos evidencia un proceso de usurpación material y simbólica de los recursos naturales que ha ido despojando los sentidos y símbolos que forman parte de la acción social de los pueblos.

Este pensamiento velado presente en los símbolos ancestrales, encarnado en la diosa de la vida, perdió la creencia en la vida del cosmos y de la humanidad, es que con la llegada de las imágenes religiosas, la modernidad, el mecanicismo, en el que se dio inicio a la desacralización de la naturaleza, se perdió la visión sagrada de la Madre-Tierra, en la que se sitúa el respeto por la vida como centro y punto de partida de todas las disciplinas y comportamientos humanos y en el que se establece la noción de sacralidad de la vida.

Estas disociaciones ser humano-naturaleza condujeron a la profunda crisis en que vivimos, lo que ha originado el desequilibrio climático, hídrico, energético, alimenticio y humano, rompiendo esa relación de existencia y coexistencia entre el ser y lo otro

Consideraciones finales

Los estudios sobre la naturaleza y el ser humano, han mantenido una continuidad en la que se plantea un ser humano que interactúa con la naturaleza, que evoluciona desde una forma espontánea hasta los más complejos planes y programas que incluyen su transformación. Muchas visiones siguen mostrando un ser humano visto como capaz de dominar la naturaleza, en muchos casos se comporta como un rasgo general. Sin embargo, dicha postura no constituye un proceso lineal, sino que, por el contrario, varía en función de las interpretaciones que se hacen los filósofos de esta problemática y la incorporación de conceptos y categorías acordes al contexto histórico-social en el que se efectúan los análisis.

Es así como todo enfoque filosófico depende del punto de observación del filósofo y de los antecedentes de una determinada corriente. En este devenir de enfoque se ha venido mostrando un rasgo esencial de desarrollo de un sentimiento de identificación del ser humano con la naturaleza. En el mito como primera forma de reflexionar sobra la naturaleza, es uno de los soportes morales que interviene en los comportamientos humanos, en ese lenguaje se encuentran presentes las relaciones de las culturas antiguas con el medio,

Desde las cosmovisiones originarias, la naturaleza es parte de las vivencias, se plantea un Yo y el mundo, esta visión rompe con la visión asimétrica en la que son dos cosas separadas, porque se muestra el Mundo como un Cosmo viviente, articulado y significativo, conformado por símbolos representados en lo natural. Esta visión revela una naturaleza desde los modos de estar, desde sus estructuras, sus ritmos, su lenguaje ancestral presente en los mitos de los pueblos. Es una visión que se centra en el respeto por todo lo que existe y en el que se establece la noción de sacralidad de la vida que plantea una relación de existencia y coexistencia entre el ser y lo otro.

Desde esta disertación se plantea la urgencia de encontrar otros caminos epistemológicos, antropológicos y culturales más acordes con nuestras identidades para reemplazar la lógica hegemónica que ha demostrado no ser la adecuada en la búsqueda del bienestar y ha causado la degradación y destrucción de la naturaleza del planeta.

Con esto se pretende hacer una revisión en la búsqueda de lo que somos desde los otros lenguajes que han sido ocultados por la visión globalizante y totalizadora, planteando así un modo alternativo de convivencia que ha estado siempre presente en la cultura de nuestros pueblos, pero que es necesario darle forma para que sea comprendido desde el lenguaje.

  

Referencias

Bacon, F. (1949). “Novum Organum”. Buenos Aires: Editorial Lozada

Comte, A (1982). La filosofía positiva, México, D.F.: Porrúa.

Descartes, R. (1987). Discurso del método. Traducción de Arnau Gras, H.; Madrid: Ed. Alhambra.

Engels, F. (1982). Dialéctica de la naturaleza. La Habana: Editorial de las Ciencias Sociales.

Foucault, M. (2000). Defender la sociedad. Curso en Collége de France (1975-1976). Traducida al castellano por Horacio Pons. Primera impresión. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica de Argentina

Freire, P. (2001). Pedagogía del oprimido. México, D.F.: Siglo XXI.

Gomperz, T. (2000). Pensadores Griegos. Tomo 1, Barcelona (España), ed. Herder, pp. 83-119, 141-153, 249-294

Hegel, G. (1968). “Enciclopedia de las ciencias”. La Habana: Editorial Instituto del libro

Kant, E. ( 1973 ). Crítica de la razón pura, crítica de la razón práctica. La Habana: Editorial de las Ciencias Sociales

Marías, J. (1980). Historia de la filosofía. Madrid: Hunab Ku. Proyecto Baktun

Marx, C. (1979 ). Manuscritos económicos y filosóficos. Moscú: Editorial Progreso

Ojeda, A. (2008). El rompimiento de la humanidad con la naturaleza. Un abordaje desde la dialéctica crítica. En Revista TECSISTECATL, Vol 1, Número 4. Disponible en:  http://www.eumed.net/rev/tecsistecatl/n4/aos.htm. [Consulta: Abril 2016].

Platón (1982). “Diálogos”. México D.F: Universidad Nacional de México

San Agustín (1958). “La ciudad de Dios”. Barcelona: Ediciones Alma Mater

Santo Tomás de Aquino (1936). La ley. Editorial Labor S.A.

 

 

 

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