Escuela austriaca de economía: situación actual y prospectiva

Entrevista a Juan Ramón Rallo

Puerto del Carmen. Lanzarote. Islas Canarias (España). 21 de julio de 2011

 

 

Con motivo de la VI Universidad de Verano del “Instituto Juan de Mariana” (IJM), think tank español con sede en Madrid, Mario Šilar, research fellow del Instituto Acton Argentina tuvo la oportunidad de entrevistar a uno de los más prominentes referentes de la nueva generación de economistas austriacos españoles. El Dr. Juan Ramón Rallo es socio fundador y Director del Observatorio de Coyuntura Económica del IJM, profesor en la Universidad Rey Juan Carlos y en el ISEAD Business School, y jefe de opinión de Libertad Digital.

 

1.     Tus estudios de grado en Derecho y Economía fueron en la Universidad de Valencia, imagino que habrás recibido la formación en economía mainstream. Posteriormente te has doctorado en Economía por la Universidad Rey Juan Carlos (2011), que goza de reconocido prestigio en el ámbito hispano por ser una de las instituciones de referencia para la formación en Economía Austriaca. Tienes un texto en el cual analizas el valor que tiene la clásica obra de Mises, La acción humana y lo que ésta significó en tu formación como economista. ¿Podrías comentarnos cómo fue tu proceso de aproximación al pensamiento austriaco y qué lugar ocupa La acción humana en tu vida intelectual?

 

La lectura de Mises fue en el segundo curso de la licenciatura o lo que ahora sería el grado. Anteriormente había leído la “Economía en una lección”, de Henry Hazlitt y “Camino de servidumbre”, de Friedrich A. Hayek. La “Economía en una lección” es una obra introductoria que ofrece ciertas intuiciones muy válidas para refutar ciertos dogmas muy consolidados y muy presentes, e incluso para ver más allá de lo intuitivo, que en economía es enemigo de lo correcto, dado que se trata de un sistema tan complejo; pero no constituye un tratado completo de economía. Por su parte, la obra de Hayek –Camino de servidumbre–, como es bien sabido, no es una obra puramente económica. Por ello, La acción humana sí que supuso una revolución en mi formación. Hasta ese momento poco conocía de Mises, sabía que había sido el maestro de Hayek, de quien sabía que era un liberal de prestigio. También sabía que Mises había escrito un tratado de economía donde prácticamente estaba todo, por lo que me animé a leerlo. En ese momento fue cuando me convertí realmente en un economista, tal y como digo en la reseña que hice del libro que mencionas. Por supuesto que me convertí en un economista bastante deficiente ya que en la obra de Mises hay mucho que perfeccionar. Pero incluso en este caso, y teniendo en cuenta la deficiencia inicial de un economista que hasta ese momento sólo había leído lo que le habían enseñado en clase, el tratado de Mises supuso una base muy sólida sobre la que ir construyendo un saber económico más sólido y complejo.

 

 

2.     ¿La lectura de Mises fue fruto de tu inquietud personal o estaba indicada en la bibliografía obligatoria de alguna asignatura?

 

La lectura de Mises fue algo personal, llegué a ella a través de las citas bibliográficas de los textos que mencioné anteriormente: de Hazlitt llegué a Hayek y de Hayek a Mises. A partir de la lectura de Mises llegué a Rothbard y allí descubrí el Mises Institute, donde pude ampliar notablemente los temas de investigación y la lecturas correspondientes. Esto me permitió además profundizar en áreas concretas, particularmente en la teoría del ciclo económico. No se debe olvidar que también he sido asistido en esta tarea por los scholars que hay en Madrid –entre los que destaca el profesor Jesús Huerta de Soto–, y que se encuentran en primera línea a nivel mundial.

 

3.     Tu tesis, defendida en 2011 bajo el título “Una aplicación de la teoría del ciclo económico desde la perspectiva de la Escuela Austriaca a la Gran Recesión”, integra en su corpus teórico los aportes centrales de la Escuela Austríaca y de los teóricos de la liquidez (Antal E. Fekete) y, en su segunda parte, aplica ese marco teórico al análisis de lo que en la literatura contemporánea se conoce como “la Gran Recesión”, que es básicamente la crisis económica contemporánea desde 2001 a 2010, sobre la que también has publicado un reciente libro con el profesor Carlos Rodríguez Braun. ¿Podrías brevemente ubicar la originalidad de la aproximación de tu tesis en el contexto de las grandes líneas de investigación que se enmarcan en el contexto actual de la tradición austriaca? ¿Cómo llegaste a Antal E. Fekete y cuál fue el punto de inflexión por el cual te diste cuenta que allí había un programa de investigación de mayor prospectiva?

 

Con la tesis doctoral intento reactualizar la teoría austriaca del ciclo económico que se debe tener en cuenta que fue desarrollada en los años ’30 del siglo pasado y en la que, en consecuencia, existen multitud de instrumentos y conceptos surgidos posteriormente que, obviamente, no contempla. También intento aproximar aún más la teoría austriaca del ciclo a la realidad, intento hacerla más real. Al margen de que haya quedado algo desfasada en su nomenclatura –aunque no obviamente en cuanto a sus intenciones subyacentes más profundas–, la teoría austríaca del ciclo también adolecía de una cierta falta de realismo bastante importante. Por ejemplo, al hablar de el tipo de interés o de el ahorro, como si sólo hubiese un tipo de interés en el mercado o como si el ahorro fuese siempre algo idéntico, sin importar si se trata del ahorro a un día o del ahorro a treinta años, etc. En ese sentido, creo que mi tesis enriquece la teoría aportando e integrando muchas de las contribuciones que ofrecen los llamados teóricos de la liquidez. Entre ellos, además de Antal E. Fekete, se pueden mencionar a Charles Rist, Jacques Rueff, Benjamin Anderson, Melchior Palyi, entre otros. Se trata de una serie de economistas muy cercanos a la Escuela Austriaca, ya que todos ellos en algún momento estuvieron en contacto con austriacos, o que incluso otros austriacos los consideran de la escuela, como es el caso de Benjamin Anderson, pero que por diversos motivos no han tenido la atención que en mi opinión merecen. Es cierto que no se trata de un grupo que haya constituido una escuela formal estrictamente hablando, es decir, muchos de ellos no se conocieron entre sí o incluso se criticaron (lo cual no obsta para que exista una escuela de pensamiento). En concreto, creo que se puede encontrar en ellos un corpus teórico bastante sólido y que se complementa excelentemente con una de las partes más débiles de la teoría austriaca, que es la teoría del dinero en su conexión con la teoría del crédito. Paradójicamente en la Escuela Austriaca la teoría del ciclo sí está muy bien desarrollada, sin embargo se trata más que nada de una teoría del capital y de las distorsiones en el capital y no tanto el análisis de cuál es la base de todas esas distorsiones, que involucra un proceso de teoría financiera mucho más complejo y en el que la Escuela no ha entrado en detalle. En este punto la Escuela se ha limitado a la discusión en torno a la noción de reserva fraccionaria, que si bien puede ser un buen resumen –o no– exige un desarrollo y análisis ulterior de mayor profundidad y calado.

 

4.     ¿Podrías mencionar dos autores o referentes de quienes quisieras tener su particular opinión respecto de tu investigación de tesis?

 

Bueno, uno de ellos ya lo sé y es el profesor Jesús Huerta de Soto, mi director de tesis y que fue quien me enseñó lo principal de la estructura del ciclo económico; su libro Dinero, crédito bancario y ciclos económicos es una referencia para quien quiera entender la teoría ortodoxa de la Escuela Austriaca en esta materia y ha sido muy útil en mi investigación. Respecto del segundo nombre, he tenido un feedback muy limitado de una persona con quien me gustaría ampliar mucho más el intercambio. Me refiero a José Ignacio del Castillo que es en quien me he apoyado en la organización de toda la parte teórica de la tesis. En efecto, el marco teórico de la tesis en buena medida fue desarrollado por José Ignacio y si bien esa estructura no está formalizada en un escrito se encuentra perfectamente estructurada en su mente. Por ello me gustaría particularmente tener su opinión ya que estoy seguro que encontraría muchos fallos y cosas para corregir, lo cual enriquecería notablemente no sólo el texto sino también mis propias ideas sobre el tema. Además, estoy seguro que sus sugerencias y comentarios me permitirían abrir muchas líneas futuras de investigación. Finalmente, otro autor de referencia es obviamente Antal Fekete. En este caso existe una barrera idiomática que intentaremos solucionar. En efecto, muchas de las intuiciones de Fekete –que a propósito, me lo presentó José Ignacio del Castillo– están presentes en la tesis. En concreto, los dos grandes aportes teóricos de la tesis vienen de desarrollar dos intuiciones ya a su vez bastante elaboradas, aunque no completamente, por Antal Fekete. Me refiero en concreto a dos problemas, el primero respecto a cómo las letras de cambio influyen en la estructura productiva y el segundo respecto a cómo los bajos tipos de interés retrasan la recuperación de las crisis económico-financieras.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

5.     En tu carrera académica, entiendo que ahora te encuentras en tus trabajos de investigación posdoctoral. Por otra parte, en tu actividad periodística tienes gran impacto y visibilidad (en una encuesta de elEconomista.es de abril de 2011, Juan Ramón Rallo fue elegido como el mejor twittero económico). ¿Querría saber cómo haces para compatibilizar y organizar adecuadamente dos áreas profesionales tan demandantes y que suelen estar en tensión? Además, ¿cuál crees que es la importancia para seguir manteniendo un pie en cada una de las áreas, en la investigación y docencia académica, por una parte, y en la labor periodística y de análisis de la coyuntura, por la otra?

 

La manera de compatibilizarlo resulta un tanto curiosa. Siempre me ha gustado mucho la divulgación. Al principio la divulgación sobre temas en general, pero posteriormente mi pasión ha sido la economía y, por lo tanto, la divulgación que me ha apasionado ha sido la divulgación económica. Por otra parte, también me apasiona la teoría abstracta y los razonamientos generales, encontrar principios y teorías generales de los procesos de acción que subyacen a las sociedades. Simplemente por afición ya desarrollaría cualquiera de las dos. Luego además se ha dado la “casualidad” –casualidad que por supuesto yo he buscado porque una manera de prosperar laboralmente es canalizar tu trabajo por tus aficiones – que estoy trabajando en estos dos ámbitos, en la Universidad y en Libertad Digital, con lo cual hay potencial para desarrollar ambas facetas y para dedicar tiempo de trabajo a cada uno de estas actividades, que es bastante grande por cierto.

Aún así creo que estoy bastante escorado hacia el periodismo. Creo que dedico más tiempo al periodismo que a investigar y seguir desarrollando en profundidad líneas de investigación –me refiero a estos últimos meses y después haber terminado la tesis–. Aún así, no digo que no esté desarrollando distintas investigaciones pero querría dedicar más tiempo a la investigación académica que al periodismo. En todo caso, de momento las cosas vienen dadas de este modo. De todas formas, como dije, creo que es extremadamente importante conservar las dos aristas. Primero, porque si uno se centra sólo en la teoría abstracta se tiende a encerrar en redes endogámicas de pensadores que no saben comunicarse con los demás y que al final ni ellos mismos se entienden, porque crean un lenguaje con el que parece que se refieren a algo de la realidad pero cuando tratan de contrastar sus visiones encuentran que no encaja nada. En segundo lugar, es importante mantener las dos aproximaciones porque para ser un buen divulgador hay que tener un modelo teórico y una riqueza teórica muy grande porque, de lo contrario, uno se dedica a repetir obviedades, falsedades, a caer en populismos y demagogias que, tal vez puedan influir en la política pero que desde luego no es deseable que lo hagan; a menos que tengan una base teórica sólida y que en este caso, el populismo combinado con un modelo teórico detrás, puede ser un instrumento para llegar a la gente y sobre todo a los políticos que son los amantes y expertos en el populismo. En conclusión, creo que es importante combinar ambos aspectos porque creo que ambos se implican y refuerzan positivamente.

 

 

 

6.     ¿Qué parte de tu formación querrías seguir cultivando y consolidando a futuro? ¿Qué elementos concretos consideras que debes fortalecer para desarrollar con mayor solidez el programa de investigación que tienes entre manos?

 

Obviamente hay muchas áreas en las que me gustaría tener una mayor formación. La economía es una disciplina tan sumamente amplia que incluso en aquellas áreas en las que uno se puede considerar un experto uno termina dándose cuenta que sabe relativamente poco. En mi caso, por ejemplo, mi especialización es en finanzas, teoría del ciclo, estructura del capital y temas afines; sin embargo reconozco que incluso en estos campos se realmente poco y me queda mucho por aprender. En concreto, un ámbito que me gusta muchísimo es todo el ámbito de las finanzas corporativas, de la organización empresarial, etc. Se trata de áreas en las que debo profundizar mucho y en donde me gustaría desarrollar algunos temas con mayor detalle. Luego, obviamente hay otras áreas que me interesan, tales como la teoría económica, la teoría de los precios, la teoría de organización de los mercados, la teoría del bienestar, que creo que es un área importantísima y que centrará el debate de la próxima década o dos, casi con total seguridad. Todas estas son áreas en las que me gustaría tener un conocimiento mucho más amplio y en donde tengo mucho por leer, por investigar y reflexionar.

 

7.     El programa de investigación de la George Mason UniversityMercatus Center goza de alto impacto y visibilidad en el mundo académico pero al mismo tiempo ha recibido algunas críticas por parte de otras instituciones de referencia en el estudio de la Escuela Austriaca. Peter Boettke y Steven Horwitz, dos de los principales referentes de estos centros de investigación afirman que el mejor modo de superar las tensiones intraescuela consiste en proponer un programa de investigación que ofrezca una lectura miseana de Hayek y una lectura hayekiana de Mises. Al mismo tiempo, estos scholars se muestran mucho más permeables a otras disciplinas tales como el neonstitucionalismo (Williamson, Ostrom), el Public Choice (Tullock, Buchanan), etc. ¿Cuál es tu opinión al respecto y qué virtualidades y peligros crees que anidan en este programa de investigación?

 

Creo que la aproximación que hace la George Mason University (GMU) es muy interesante. La Escuela Austriaca es una escuela multidisciplinar y no debe volverse endogámica. Este es un problema que padecen particularmente los neoclásicos de la economía mainstream, que sólo se leen a sí mismos y que no admiten ningún paradigma que no esté traducido en su lenguaje y que no asuma las premisas que ellos sostienen, y que en muchos casos resultan erróneas. Por tanto, están en un paradigma muy cerrado que al final está degenerando por no tener ningún feedback externo positivo. En la Escuela Austriaca también existe este riesgo porque muchos se quieren encerrar y no quieren tener conexiones con los demás, no sólo con los neoclásicos, quienes tienen muchas ideas que sí pueden enriquecer el paradigma austriaco, sino que ni siquiera se interesan en otras disciplinas o ciencias. Yo creo que esto es un error y en ese sentido la GMU lo está haciendo muy bien y está avanzando en direcciones muy interesantes en multitud de campos, sólo hace falta comparar el dinamismo, riqueza y variedad de estudios que está patrocinando la GMU con otros centros austriacos anglosajones en el mundo.

Un párrafo aparte merece la Universidad Rey Juan Carlos que en este caso también constituye una saludable excepción dada su rica tradición investigadora. Obviamente, esto también tiene sus riesgos. Los riesgos son que para llegar a demasiada gente estemos renunciando a proposiciones que sabemos ciertas pero que son incómodas para los demás. Con la verdad hay que ser dogmático en el sentido de que no hay que renunciar a ella. No debemos considerarla un dogma en el mal sentido de la palabra como si se tratara de algo irracional no apoyado en nada sino de algo que llevamos a través de la recta razón y del contraste con la realidad, si lo queremos, porque el debate epistemológico no está cerrado. Pero todo esto sin adoptar actitudes acomodaticias estratégicas en las que se busque componendas que supongan cambiar de opinión o adherir a verdades contradictorias. Sí es legítimo establecer puentes, elaborar modelos que se traduzcan en otros lenguajes e incluso relajar algunas de las premisas más comprometedoras, y todo ello con el fin de facilitar el entendimiento mutuo. No obstante, siempre se debe conservar una posición diáfana y aclarando que se trata de simplificaciones muy grandes y preservando la realidad de las premisas sin terminar vendiéndose al mejor postor académico. No creo que la GMU esté en esa línea actualmente aunque la apertura absoluta y relativista conduce a ello.

 

8.     La inevitabilidad de elaborar ciertas presuposiciones acerca de escenarios futuros no nos debe hacer caer en presunciones o en la fatal arrogancia de creer que sabemos con certeza cómo van a ser las cosas. Un profesor argentino, el Dr. Gabriel Zanotti, considera que es importante tratar de evitar los debates de tipo “rotulador” o “etiquetador” en los que se intenta medir el nivel de pureza de las distintas aproximaciones respecto de una presunta teoría 100% austriaca. En esa línea, este autor, apoyado en sus estudios epistemológicos sobre cómo cambian los paradigmas, suele hablar de que se producirá un paulatino proceso de australización del mainstream, en el que asistiremos a un cambio bastante aproblemático y la incorporación de algunos elementos propios de la tradición austriaca y que enriquecerán y corregirán la comprensión del fenómeno económico. ¿Te animarías a mencionar algunas intuiciones acerca de cuáles crees que puedan ser los desafíos con los que se encuentre el pensamiento económico austriaco en el futuro próximo?

 

Creo que la ciencia económica se va a dividir en dos. Una será la que quedará encerrada en las academias y será la que se llevará el prestigio y la que se seguirá llamando “ciencia económica”, que es básicamente lo que tenemos hoy. Pero creo que la Escuela Austriaca irá ganando predicamento entre las personas prácticas, entre los hombres de negocios y entre quienes no son tan sectarios para considerar que de la Academia viene todo. También ganará relevancia en otras áreas y disciplinas científicas en las que haya interés por tener una aproximación realista a la economía. De este modo habrá una economía muy formalizada en modelos abstractos y desligados de la realidad, como gusta a los neoclásicos y otra que será un tanto más humanista y mucho más realista, que no dará tanta importancia a la formalización matemática, previsiblemente, y que por lo tanto será accesible a todo el mundo que quiera estudiarla sin tener un degree en matemáticas y que quiera incorporarla a sus propios conocimientos, como pueda ser la psicología, una sociología adecuadamente desarrollada, la antropología, y tantas otras.

Por otra parte, creo que el mainstream va a ir incorporando progresivamente las intuiciones más sólidas de la Escuela Austriaca, de hecho algunos lo están haciendo ya con teorías del ciclo que se van aproximando a las de la Escuela Austriaca. Al final obviamente dirán que se trata de una teoría original cuando no se dan cuenta que las ideas ya estaban desarrolladas hace un siglo. Presentarán sus “nuevas” teorías como algo muy novedoso y desacreditarán a la Escuela Austriaca como una escuela que no tiene nada que aportar. Sin embargo, creo que la Escuela Austriaca influirá en el debate y en la sociedad, especialmente cuando se amplíe y fortalezca su relación con el value investing, que constituirá una teoría potentísima de gestión de patrimonios individuales y de comprensión del sistema económico. La Escuela Austriaca tendrá influencia y peso relevante y la gente que tomará las decisiones, empresarios y políticos que quieran entender cómo funcionan en verdad las cosas la tendrán muy presente. Lo otro quedará como algo endogámico que tendrá su relevancia pero que tendrá que contrapesarse con la Escuela Austriaca.

 

9.     ¿Cuáles crees que podrían ser los problemas que nos podríamos encontrar en un mundo en el que un agente político dijera “ahora somos todos miseanos”?

 

Evidentemente no creo que pase y menos entre los políticos. Que lo dijera algún economista a lo Milton Friedman con Keynes hipotéticamente podría ser, pero no creo que en verdad vaya a suceder. Si no sucedió con posterioridad a la caída del muro de Berlín, que fue la validación más clara de las teorías de Mises, y si tampoco ocurrió después de la caída de Lehman Brothers, que fue de nuevo la validación de las teorías de Hayek y de Mises, no creo que vaya a suceder en el futuro.

Ahora, si pasara, los riesgos estarían dados en que Mises tiene sus carencias también, como todo economista. Pontificar y considerar que un economista no se equivoca en nada o que no se equivoca en nada sustancial –y Mises tiene errores muy importantes en muchas áreas–, nos lleva a escudarnos en una teoría que puede estar bien en general, que puede ser muy atractiva, que puede abrir muchos horizontes de razonamiento y de desarrollo teórico pero que no es en absoluto una verdad revelada. Toda pontificación de un economista que haga perder de vista que su teoría es falible, como toda teoría, presenta estos serios peligros. En todo caso, ojalá alguien lo dijera porque supondría un avance tremendo en términos de prosperidad y de realismo económico ahora mismo; por buscar un contrapunto que es lo que intuyo pretendías con tu pregunta.

 

 

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