Las construcciones imaginarias  en Von Mises

Re-valorando el método de estudio de la Cataláctica

 

Juan José Ramírez Ochoa[1]

 

1.       El por qué de este breve ensayo  sobre el método praxeológico.

El presente trabajo es una revisión del concepto principal  que Ludwig  von Mises legó a la cultura occidental: el concepto sobre la acción humana[i] .  Sin embargo,  la revisión que se hace en este trabajo  no trata sobre los temas tradicionales en el sistema misiano,  como lo podrían ser la teoría austríaca del crédito y del dinero,  el análisis económico de las políticas intervencionistas del mercado libre,  y otros temas por el estilo.  Existe,  afortunadamente,  variedad de artículos y libros,  desarrollados por el mismo Ludwig von Mises, o por académicos afiliados a la tradición del economista austriaco,  que resultan una referencia más autorizada sobre estos temas.

La acción humana,  ése concepto central del sistema misiano,  se discute siempre como el elemento nuclear del economista austríaco. Sin embargo,  las discusiones en torno a este concepto se tornan elusivas,  confusas y hasta ambiguas,  dependiendo de cuál es la perspectiva que el autor haya elegido para elaborar sus argumentos sobre este tema.  Es comprensible esta diversidad en los análisis debido a que el concepto en sí de la acción humana, puede estudiarse perfectamente desde otros ángulos teóricos y metodológicos y ofrecer elementos substanciales para la discusión en otros campos.  Por ejemplo, para los intereses del especialista en temas morales y éticos,  quienes se percatan, con bastante fundamento, de la evidente conexión que una discusión sobre la acción humana puede suscitar con relación a su especialidad.   O bien,  para el filósofo de la ciencia, la sanción apriorística que Mises hizo sobre el concepto de acción humana,  le invita a realizar  una labor más detallada en torno a la naturaleza formal y lógica de los conceptos asociados al sistema praxeológico.  En síntesis, el tema en general de la acción humana  resulta vibrante para múltiples análisis, éste es un hecho que no nos podemos permitir que pase inadvertido.  L. Von Mises,  fue el primero en advertir esta peculiaridad del tema sobre la acción  humana,  por ello escribió:

“The science of action deals only with those problems whose solution directly or indirectly affects practical interests. It does not concern itself, for reasons already explained, with the complete development of a comprehensive system embracing all the conceivable categories of action in their broadest generality. The peculiar advantage of this procedure is that, by giving preference to the problems encountered under the actual conditions in which action takes place, our science is obliged to direct its attention to the facts of experience”[ii]

 

En este ensayo  se abordará el tema de la acción humana desde la fuente misma de los escritos que su ponente  nos legó.    Con esta revisión y análisis del legado misiano propiamente dicho,  se espera favorecer, también,  los intereses que se susciten en los programas de estudio en otros campos distintos al de la economía.   Pero este beneficio es de una prioridad secundaria en el tratamiento que  daremos al tema,  ya que el propósito de este trabajo es, precisamente,  llenar un vacío  en la literatura actual donde,  muchas veces,  nos encontramos con abundantes comentarios (la mayor parte de ellos bien fundamentados)  por medio de los cuales  se elaboran ideas que resultan periféricas a los intereses originales de L. Von Mises para con su propuesta metodológica,  y que,  por tanto, es permisible sostener que se evade  la difícil  tarea de discutir,  en un primer plano, estos  aspectos originales del sistema misiano sobre la acción humana. 

En este trabajo, será particularmente prioritario desarrollar los aspectos operativos del método praxeológico.  Cuando L. Von Mises aplicaba su método praxeológico al contexto social del mercado,  le llamaba a su método  cataláctica.  En fin,  a lo largo del trabajo se explicaran  los diferentes pasos que Mises propuso para realizar  los experimentos, -intelectuales-, que facilitan la captación de los distintos principios que se engarzan uno a otro y dan forma al teorema fundamental de la acción humana, -el punto desde el cual todo análisis económico comienza-.

El teorema fundamental de la acción humana   es el punto final,  no el comienzo  como muchas veces se da a entender, de todo un trabajo analítico  sobre un sistema,  una estructura,  que resulta fundamental para comprender el proceso económico en un mercado libre.  El teorema fundamental de la acción humana (la declaración auto-evidente de que actuar  implica elegir una alternativa  y desechar todas las demás) es la piedra angular del análisis económico, una noción bastante familiar ya para el estudioso de este campo.  Sin embargo,  la praxeología  tiene mucho más que decir acerca de su  teorema fundamental.  El desarrollo completo de todas las consecuencias praxeológicas de este teorema original, es lo que de manera sintética podemos definir  y revestir  bajo  el nombre de acción humana. Aún más,  este sistema de consecuencias y conclusiones praxeológicas,  dista mucho de estar acabado y finalizado.   Nuevas deducciones están a la espera de ser puestas a prueba y nuevas conclusiones sobre la estructura de la acción dentro del contexto del mercado se encuentran, probablemente,  aún ocultas en la bruma que siempre está delante de la vista de todo aquél que transita la avenida de la empresa científica.

 

2.       La praxeología como método.

La praxeología es un nombre que Ludwig  von Mises le otorgó a una modalidad nueva  para pensar sobre la actividad humana en general,  y  la actividad económica en particular.  La separación entre el estudio de los principios axiomáticos de la acción  y los principios económicos que operan en el mercado libre es únicamente una concesión de grado,  más no  una distinción entre la acción en un sentido amplio  y  la acción sobre la base del cálculo económico.  Acción económica y acción humana son dos aspectos que representan una misma y única estructura. 

El economista austriaco escribió sobre este punto:

“The scope of praxeology, the general theory of human action, can be precisely defined and circumscribed. The specifically economic problems, the problems of economic action in the narrower sense, can only by and large be disengaged from the comprehensive body of praxeological theory. Accidental facts of the history of science and conventions play a role in all attempts to provide a definition of the scope of “genuine” economics”.[iii]

El estudio de la organización de la estructura de la acción humana es una tarea que tiene consecuencias para todas las ciencias sociales.  Sin embargo,  el método praxeológico cobra especial utilidad   cuando es aplicado al examen de los principios de una economía de mercado libre.  Cuando la aplicación del método praxeológico sucede en el territorio de los problemas económicos,   la praxeología cambia de nombre  hacia el de cataláctica. ¿Cuál es la diferencia entre cataláctica y praxeología?  Ninguna,  en cuanto a sus principios y axiomas fundamentales.  La diferencia que se hace resaltar es el ámbito que el estudioso tiene en mente cuando aplica los principios de acción humana.  Cuando ese ámbito es el del intercambio indirecto y la acción es guiada por el cálculo económico dentro del marco institucional del mercado, entonces entre en vigor la denominación de cataláctica.   L. Von Mises escribió sobre  este punto:

“(…): Catallactics is the analysis of those actions which are conducted on the basis of monetary calculation”.[iv]

Es por ello que,  cuando se utiliza el método praxeológico en el análisis económico, resulta mejor  denominar cataláctica a dicho método,  y a sus conclusiones,  axiomas catalácticos.   De aquí en adelante,  nos referiremos únicamente a la cataláctica,  pero para realizar este cambio  terminológico fue necesario explicar la razón de fondo.   

La cataláctica, entonces,  implica  la existencia de un mercado dentro del cual la conducta económica cobre pleno significado.  Este punto es importante,  pues  el sistema cataláctico de Mises, como algunas veces se le discute,   no emerge repentinamente  como  una concepción pura del intelecto de tal suerte que,  de manera inadvertida,  se desarrollan sus conclusiones y teoremas.  Para pensar sobre la acción  económica,  se  requiere de la experiencia previa de la vida en el mercado del mercado.  Mises,  de una manera más concisa,  lo expresó así:

“It was cognition of what is going on within a world in which action is computable and calculable that led men to elaboration of the sciences of praxeology and economics. Economics is essentially a theory of that scope of action in which calculation is applied or can be applied if certain conditions are realized.”[v]

Este punto es crucial  para poder apreciar que el sistema cataláctico  surge desde las mismas entrañas del mercado.  No es el producto de un intelecto  que ocupa un lugar fuera, en el exilio, de la vida del mercado.  La inteligencia que nos permite pensar sobre el mercado  emerge, precisamente, por la experiencia de vivir sujeto al mismo. 

Sin embargo,  la experiencia de vivir dentro del mercado  no  produce automáticamente  los teoremas catalácticos.   Ciertamente,  ése fue uno de los énfasis que Ludwig von Mises hizo constantemente:  no es la experiencia sensorial,  no es el dato empírico,  no es la vivencia inmediata del mercado, los que otorgan  la facultad a nuestro intelecto del descubrimiento espontáneo de  los axiomas de la acción humana.   Para descubrir estos teoremas fundamentales se requiere de la aplicación de una técnica especial de análisis,  y como  el lector estará sospechando, probablemente,  esa técnica de razonamiento especial recibe el nombre de cataláctica.

 

3.       La deducción cataláctica:  distinta de los razonamientos lógico y matemático.

3.1               Sobre similitudes, analogías y desafortunadas confusiones.

Ciertamente,  la teoría económica de Mises  busca la coherencia de las distintas declaraciones sobre aspectos que,  a la luz de dicha teoría,  resultan esenciales al momento de explicar el proceso económico de un mercado libre.  El matiz de razonamiento lógico que caracteriza a  la teoría misiana  ha dado espacio para que  surjan interpretaciones alternas de la naturaleza esencial de este sistema de pensamiento.   Algunas de estas interpretaciones clasifican a la teoría misiana como perteneciente a los dominios de la lógica aplicada,  de la lógica verbal y hasta,  llevado por algunos al extremo,  de un sistema de razonamiento escolástico propio del pensamiento medieval. Sin restar mérito a ninguna de estas otras perspectivas metodológicas,  se hace necesario destacar que, desafortunadamente,  las mismas se alejan de lo que L. Von Mises tuvo en mente al momento de escribir sobre la cataláctica, en cuanto a método de estudio  y análisis.

Se puede sostener,  con cierto fundamento,  que el mismo L. Von Mises contribuyó en cierto grado, e inadvertidamente,  a esta sensible confusión en la definición y diferenciación de la cataláctica con relación  otros campos de la lógica y matemática aplicadas.    Nuestro autor,  en repetidas ocasiones,  utilizó  como recursos auxiliares  comparaciones y analogías entre el método cataláctico y las disciplinas de la matemática y de la lógica como  un recurso para introducir al lector las cualidades esenciales de su perspectiva cataláctica. No es de extrañar que, en  algunos escritos posteriores sobre el sistema misiano,  se haya vertido la tan familiar,  pero desafortunada,  noción de que la cataláctica es lo mismo que la lógica formal, o que, en esencia, no tiene  una distinción fundamental con el estilo de deducción que caracteriza a la matemática teórica. 

La razón que llevó a nuestro autor a realizar estas comparaciones  fue su interés en dar un fundamento teórico a su sistema. La cataláctica,  se parece a la  matemática y a la lógica,  en que son ciencias que no dependen de características concretas o accidentales para  refrendar su validez teórica.  El énfasis que Von Mises hizo fue,  y que ya es de conocimiento común  hoy en día,  fue en torno a que la teoría cataláctica es una ciencia independiente de toda realidad concreta en el espacio y tiempo históricos.   En ese único y especial sentido,  es que la teoría cataláctica puede resultar similar a aquéllos dos otros campos.

Sin  embargo,  L. Von Mises estuvo siempre consciente de la particularidad que envuelve al método de la ciencia económica:

“Economics is so different from the natural sciences and technology on the one hand, and history and jurisprudence on the other hand, that it seems strange and repulsive to the beginner. Its heuristic singularity is viewed with suspicion by those whose research work is performed in laboratories or in archives and libraries. Its epistemological singularity appears nonsensical to the narrow-minded fanatics of positivism.”[vi]

 

3.2          La cataláctica, aunque es una ciencia formal,  resulta diferente de la matemática.

La cataláctica  no puede ser equiparada a la disciplina matemática,  pues  no está dentro de sus intereses la teoría de las magnitudes y de las relaciones funcionales de dichas magnitudes,  tema que resulta ser el objeto de estudio propio de la disciplina matemática.  Aunque los teoremas  fundamentales del cálculo  y de la teoría de probabilidades, por citar dos ejemplos,  son  formales y abstractos,  y cuya validez, además, es ajena a toda experiencia empírica,  sus conclusiones e implicaciones son,  necesariamente, de una naturaleza completamente diferente de los enunciados catalácticos.

En el caso de la matemática, el punto resulta casi obvio.  Sin embargo,  no  es dejar pasar por alto que,  aunque dicha concepción errónea se ha ido dejando poco a poco en el pasado, aún gravita la idea de que la economía,  para ser economía,  deber ser economía matemática.  Discutir los aspectos finos de esta desproporcionada importancia de los puntos matemáticos sobre los económicos, excede el espacio de este breve ensayo.   Sin embargo,  mencionarlo es importante  para brindar sustento a la atención que se dio a esta diferenciación entre cataláctica y matemática.

Cerrando esta sección,  la cataláctica es fundamentalmente diferente  a la disciplina matemática ya que su objeto de estudio es la estructura del sistema de la acción humana en el mercado.  Aunque el cálculo económico  y el intercambio indirecto faciliten,  y con múltiples beneficios,  la cuantificación y modelización matemática de ciertos aspectos de la vida económica,  son los teoremas  que se desprenden del elegir una alternativa y de dejar para después  todas las demás,  los que brindan la substancia intelectual  para razonar sobre el proceso económico dentro del mercado.

L. Von Mises lo expresó de manera más precisa:

“As soon as we introduce a concrete datum in our deliberation on human action, such as the price of a commodity expressed in terms of money, we leave the field of economics and enter that of economic history, even if it be the history of this very last moment. Everything that can be aid in figures about future prices is speculative anticipation. We can speculate correctly or incorrectly, but we can never be certain in advance that we will speculate correctly”.[vii]

3.3          La cataláctica,  aunque deductiva,  no es parte de la lógica formal del pensamiento.

Lo  mismo procede al analizar el caso de la disciplina de la lógica formal,  ya que la cataláctica es diferente a esta disciplina  pues no tiene dentro de sus intereses el análisis del correcto razonamiento.  Las reglas del modus tollens  y del modus ponens,  aunque también independientes de toda experiencia particular y concreta,  distan mucho de tener el mismo sabor  que el axioma de la preferencia temporal de la cataláctica, por citar un ejemplo. 

Es por ello que,  describir a la ciencia que propuso Ludwig von Mises como  una lógica verbal  o una lógica formal sin más, es comprensible  únicamente a la luz de una completa negación del problema económico.  Si en la teoría económica no fuera necesario razonar sobre la acción humana,  elaborar una economía completamente declarativa  y  verbal,  sería perfectamente plausible y válido.  Pero entonces,  tendríamos una economía de palabras,  no de hombres que actúan.  Una teoría lógica,  pero catalácticamente muerta.

Una vez más,  la cataláctica evalúa la coherencia de los teoremas que se desprenden del axioma fundamental de la acción:  el supuesto de que actuar requiere elegir A  y dejar para después todo lo demás.  El tipo de ligamento  que nos ayuda en definitiva a dictaminar todo nuevo teorema como coherente con este axioma fundamental,  no es el  ligamento de la lógica formal,  es el ligamento de la lógica praxeológica.  En definitiva,  el economista está en la búsqueda de la determinación de la coherencia cataláctica de todos los supuestos que subyacen a la economía del mercado libre.

Es posible elaborar  mucho más sobre estas cuestiones, casi bizantinas, sobre las diferencias y coincidencias entre la cataláctica,  la lógica,  la matemática (así como de la cataláctica con respecto a cualquier otra disciplina o subdisciplina de las ciencias formales).  Sin embargo,  con  las explicaciones anteriores,  queda   suficientemente resaltado en cuáles aspectos es que la cataláctica se diferencia y mantiene una identidad propia con relación a otras disciplinas formales.

3.4          ¿Qué es,  entonces,  la cataláctica?

Restringiendo,  nuevamente,   nuestra discusión al razonamiento cataláctico,  la tarea específica que se impone a todo  académico que aspire a la aplicación exitosa y efectiva del método  misiano es dar una respuesta  clara,  accesible y coherente a esta pregunta medular:  ¿qué es y cómo podemos distinguir, entonces,  el razonamiento cataláctico  propiamente dicho? 

Aún más,  la invitación a  dar respuesta a esta pregunta se constituye en un requerimiento habitual que se le plantea a todo científico,  y que no es otro sino el de explicar,  con completa transparencia  y libre de toda carga afectiva o ideológica,  todos y cada uno de las etapas que conlleva el método que utiliza para arribar a sus conclusiones teóricas.  El economista que se describa como seguidor del pensamiento misiano  y ejecutor de los métodos  propuestos en dicho sistema  se encuentra exactamente ante el mismo requerimiento, si es que quiere ser considerado como  un economista científico.  Si el método que propuso L. Von Mises es efectivo,  y sus resultados  superiores en calidad teórica, es un punto que debe ser satisfactoriamente demostrado.   La audiencia  puede estar de acuerdo o en desacuerdo, pero lo que resultaría grave es que esta línea de pensamiento sea rechazada sencillamente  porque no haya sido explicada con suficiente claridad.

La cataláctica se constituye en una técnica de razonamiento especial que,  por medio de su aplicación a los problemas de la vida económica,  facilitan la captación de aspectos auto-evidentes  y esenciales dentro del sistema de la acción humana.  La cataláctica se constituye en el puente metodológico  entre la premisa fundamental de la acción humana (el supuesto  de que el ser humana elige  una opción  y deja todas las demás para después)  y las diferentes ramificaciones y conclusiones que se establecen sobre la vida económica en el mercado libre.  Nos permite clasificar como verdades praxeológicamente necesarias del mercado la incertidumbre en la toma de decisiones económica,   el discernimiento que resulta propio de la función empresarial, la función informativa de las pérdidas y las ganancias,  la función de coordinación de la tasa de interés en la asignación inter-temporal de los recursos económicos,  la omnipresente escasez de todo recurso económico,  por mencionar algunas de las más relevantes. 

Todas estas conclusiones catalácticas  provenientes del teorema fundamental de la acción humana  no constituyen, en manera alguna, elementos dispersos  y sin conexión.   Todas ellas constituyen  un sistema integrado de ideas sobre la vida económica en el mercado libre.   Cada una de las conclusiones catalácticas retroalimenta y enriquece a las demás.   

Si  visualizamos como dispersos estos conceptos es por la limitación de nuestro intelecto para pensar sobre la acción humana,  con todos sus conceptos,  matices, derivaciones y teoremas incluidos, de una manera total  y única.  Nuestro intelecto,  puede procesar  una línea de análisis a la vez,  un concepto o teorema cataláctico a la vez.   Si pudiéramos pensar holísticamente sobre la acción humana y sus aspectos catalácticos,    ¿qué necesidad tendríamos de producir teorías económicas?.  La teoría económica es necesaria, precisamente, porque  necesitamos modelos tentativos  que nos permitan aproximaciones confiables a la estructura, altamente compleja,  de la acción humana en el mercado.

3.5          La aplicación de experimentos mentales en la cataláctica.

El método cataláctico  es una técnica de razonamiento que tiene por objetivo ampliar el campo de visión,  momentáneamente,  del estudioso  y,  por medio de esta visualización magnificada de aspectos específicos de la acción económica, deducir, consecuentemente,  nuevos teoremas y conclusiones económicas.   Se puede decir, con  completa propiedad, que el método del que estamos hablando se constituye en  un auténtico experimento que sucede en el laboratorio de nuestro intelecto.  

El experimento cataláctico consiste en hacer funcionar  una economía donde,  deliberadamente, el investigador ha retirado ciertos aspectos de la acción humana.   Esta economía sometida a alteraciones particulares,  propicia  la imagen intelectual adecuada desde la cual se deducen todas las consecuencias catalácticas  posibles, sin importar el hecho de que estás conclusiones puedan resultar absurdas y extremas;  ya que la finalidad primordial es la puesta a prueba  de un axioma específico de la teoría económica en el contexto de esta economía artificialmente alterada.  Al finalizar el experimento,   la prueba del éxito del mismo es que se haya llegado a una conclusión auto-evidente sobre la completa coherencia de dicho teorema que se ha puesto a prueba,   o bien que se haya demostrado su ambigüedad y conflicto con el resto de teoremas que conforma el sistema de la acción humana.   Mises,  para decirlo una vez más,  nos legó  un método   para estudiar el mercado.

Para dar una referencia proveniente de los escritos del economista austríaco, se cita la discusión que este autor hizo sobre la construcción imaginaria (que no es otra cosa sino los  “experimentos”  a los que hemos hecho alusión anteriormente), en particular,  se citará la discusión sobre la construcción imaginaria de la economía de giro uniforme:

“The imaginary construction of an evenly rotating system is a limiting notion. In its frame there is in fact no longer any action. Automatic reaction is substituted for the conscious striving of thinking man after the removal of uneasiness. We can employ this problematic imaginary construction only if we never forget what purposes it is designed to serve. We want first of all to analyze the tendency, prevailing in every action, toward the establishment of an evenly rotating economy; in doing so, we must always take into account that this tendency can never attain its goal in a universe not perfectly rigid and immutable, that is, in a universe which is living and not dead. Secondly we need to comprehend in what respects the conditions of a living world in which there is action differ from those of a rigid world. This we can discover only by the argumentum a contrario provided by the image of a rigid economy. Thus we are led to the insight that dealing with the uncertain conditions of the unknown future -that is, speculation- is inherent in every action, and that profit and loss are necessary features of acting which cannot be conjured away by any wishful thinking. The procedures adopted by those economists who are fully aware of these fundamental cognitions may be called the logical method of economics as contrasted with the technique of the mathematical method.”[viii]

4.       El método de estudio de la cataláctica: el uso de construcciones imaginarias.

4.1          La cataláctica requiere el marco conceptual del mercado libre.

Como se mencionó anteriormente,  la diferencia entre los teoremas de la praxeología en su expresión pura  y los teoremas de la cataláctica consiste  en el ámbito de aplicación de  estos principios;  el alcance de la praxeología es toda acción humana,  y el alcance de la cataláctica es toda acción humana que sucede dentro del marco institucional del mercado.  Es una diferencia de grado  cuyo propósito es facilitar el proceso de análisis de los problemas científicos a los que el investigador se enfrenta.  Cuando estos problemas corresponden al ámbitos del proceso económico,  la cataláctica debe ser la primera opción como método.

La teoría cataláctica, necesariamente,  es un conjunto de conocimiento que debe estar conectado directamente a la dinámica propia del mercado.   Los teoremas de esta disciplina pierden su substancia cuando se enajena  y separa del contexto de un mercado libre.   Por ejemplo,  los teoremas de la preferencia temporal y la tasa originaria de interés ¿qué sentido tienen si no se aplican al mercado de capitales?.    Por lo mismo, todos y cada uno de los teoremas catalácticos cobran su importancia científica dentro del mercado libre.  Es ésta una condición necesaria para la disciplina.

 Consecuentemente, el economista que esté interesado en hacer  uso de los teoremas catalácticos,  debe estar  adecuadamente informado sobre condiciones esenciales que posibilitan que un mercado libre opere.

 

   

4.2          La construcción imaginaria  como método de análisis.

L. Von Mises  le dio el nombre de “construcción imaginaria” al  experimento mental,  por medio del cual se descubren conexiones esenciales dentro del sistema integrado de la cataláctica.  Puede también referirse a este tipo de construcciones,  construcciones “hipotéticas”.  

La construcción imaginaria es precisamente la conformación de una imagen modificada de las operaciones dentro de un  mercado libre.  La representación de este tipo de construcciones  implica la concepción de un proceso económico alterado, al que se le han retirado ciertos elementos praxeológicos y desde el cual se elaboran sus consecuencias catalácticas. Al  finalizar el experimento, ciertas cualidades praxeológicas, -las que se han retirado, precisamente-,   han de quedar demostradas como teoremas atingentes y necesarios para el sistema integrado de la cataláctica,  o bien, han de ser rechazadas como cualidades accidentales, más no esenciales,  para un modelo teórico del mercado.

Ya que resulta de vital importancia este concepto, -la construcción imaginaria-,  resulta oportuno citar la definición que proveyó el mismo Mises:

“An imaginary construction is a conceptual image of a sequence of events logically evolved from the elements of action employed in its formation. It is a product of deduction, ultimately derived from the fundamental category of action, the act of preferring and setting aside. In designing such an imaginary construction the economist is not concerned with the question of whether or not it depicts the conditions of reality which he wants to analyze. Nor does he bother about the question of whether or not such a system as his imaginary construction posits could be conceived as really existent and in operation. Even imaginary constructions which are inconceivable, self-contradictory, or unrealizable can render useful, even indispensable services in the comprehension of reality, provided the economist knows how to use them properly.”[ix]

Con la introducción de este concepto clave,  – la construcción imaginaria-,  es posible elaborar un tanto más sobre la parte distintiva de la cataláctica.

 

  

4.3          La matemática tiene su álgebra,  la lógica su conectores lógicos, la cataláctica sus      construcciones    imaginarias.

Cómo ya se mencionó,  la cataláctica  muchas veces ha sido comparada con  otras disciplinas formales, -como la matemática y la lógica-,  pero muchas veces esta  comparación ha dado resultados contraproducentes para el entendimiento de las propiedades particulares de esta ciencia.  

La lógica,  cuenta con  toda una serie de reglas  formales y de símbolos propios –operadores lógicos,  letras,  signos, etc.-,  para habilitar al investigador lógico  en la tarea concreta de poner a prueba los silogismos.  Dicho en términos muy generales, habilita al investigador en la tarea concreta de probar la necesidad lógica de las conclusiones con relación a sus premisas.

Por su parte,  la matemática,  descansa  también en sus operadores, simbologías, notaciones algebraicas y gramática particular para expresar sus teoremas  y axiomas.  Como en el caso de la lógica formal; el propósito es demostrar racionalmente  la derivación, matemáticamente necesaria, de sus distintas conclusiones.  Una vez más,  todo esto expresado en su forma más general.

Ahora,  la cataláctica,  cuenta con  su simbología particular  para habilitar al investigador en la tarea de probar la necesidad  cataláctica de sus diferentes teoremas y axiomas.  La simbología particular  en este caso es, precisamente,  la secuencia de eventos contenidos en todas y cada una de estas construcciones imaginarias.  La cataláctica no tiene operadores lógicos,  ni simbologías matemáticas,  cuenta con imágenes conceptuales de eventos económicos que sucederían si se cumpliesen los diferentes supuestos que sustentan sus construcciones imaginarias.  La coherencia que se busca  evaluar en estas construcciones hipotéticas es, únicamente,  la coherencia cataláctica, la cual difiere de la coherencia lógica o matemática.  

Para dar un ejemplo:  el tiempo;   el tiempo medido en minutos que sería de interés para la cuantificación matemática,  difiere del tiempo en cuanto a categoría lógica que se refiere al antes  y después de un evento;  pero aún más importante,  es diferente del tiempo cataláctico que se refiere siempre al más temprano  y al más tarde de la acción.

La cataláctica, entonces,  tiene por mérito propio  un  lugar diferente dentro de las ciencias formales.  Su método, las construcciones imaginarias,   tiene un lugar aparte  de los métodos lógicos y matemáticos.

5.       Pero ¿qué imaginar?,  ¿cómo analizar?,  ¿cuándo evaluar?

5.1          Todo comienza con  la práctica del razonamiento cataláctico.

La aplicación de construcciones imaginarias,  requiere de práctica y rectificación constantes, para poder extraer toda la productividad de este método de análisis económico.  Es oportuno resaltar que  el sistema de L. von Mises requiere de un ejercicio constante;  es más,  resulta apropiado proponer  la cataláctica como  una habilidad  intelectual más, junto con otras habilidades como lo son el  razonamiento lógico  y el razonamiento matemático.  

Como toda habilidad,  la cataláctica se aprende por medio de una práctica constante,  mediante el método de aprender- haciendo.   Consecuentemente, resulta impreciso  definir al razonamiento cataláctico como  una disciplina  a la que únicamente se tiene acceso si se  aceptan, acríticamente, los teoremas de la acción humana.  La cataláctica, entonces,  es un hacer,  es una disciplina aplicada,  es una  habilidad adquirida y perfectible.

Para darle substancia a estas ideas, nuevamente citamos a nuestro autor:

“As thinking and acting men, we grasp the concept of action. In grasping this concept we simultaneously grasp the closely correlated concepts of value, wealth, exchange, price, and cost. They are all necessarily implied in the concept of action, and together with them the concepts of valuing, scale of value and importance, scarcity and abundance, advantage and disadvantage, success, profit, and loss. The logical unfolding of all these concepts and categories in systematic derivation from the fundamental category of action and the demonstration of the necessary relations among them constitutes the first task of our science.”[x]

Dado,  entonces,  que los teoremas de la acción humana son accesibles al intelecto de todo actor humano debido a que,  para realizar  cualquier acción económica, se requiere previo  un conocimiento  implícito de las categorías de la acción (incluso,  se podría decir que este conocimiento primario es intuitivo,  pre-verbal y preconsciente);    y, dado también, que se encuentre dentro de los intereses del economista el investigar  y llevar a la superficie este conocimiento implícito, queda reservado para el campo de la ciencia cataláctica el análisis, –racional, científico,  declarativo,  explícito-,  de estas categorías esenciales del actuar humano.   

5.2          Para hacer cataláctica, se requiere dejar la acción humana “en suspenso”.

El ser humano,  al actuar,  no hace cataláctica,  pero al pensar sobre su misma acción,  se convierte en un analista deliberado de su actuar diario, así como del actuar de los demás participantes,  en la vida económica.   Se puede decir que,  en un sentido especial,  la cataláctica requiere la cesación de la acción económica,  y  someter dicha acción a tratamientos y modificaciones especiales dentro del laboratorio privado de nuestro intelecto.  Analizar la acción  humana,  implica dejarla en suspenso para ser convenientemente asimilada por nuestro pensamiento.

Esta suspensión analítica de la acción humana  es un  ejercicio meramente formal.  Pues pensar  sobre las categorías de la acción humana   no significa que nos sea posible ver  los tan rebuscados teoremas de la acción humana.  Las categorías de la acción  son  elementos de naturaleza formal, -apriorísticos,  abstractos, sin referentes empíricos-.  Sostener que es posible imaginar las categorías de la acción en sí,  cae en el mismo absurdo de afirmar que se puede visualizar la categoría formal del modus tollens de la lógica o que se puede visualizar  la categoría de la cantidad infinita de la matemática. 

Dejar en suspenso las categorías de la acción humana significa,  dicho de una manera más técnica,  extraer un supuesto de la acción humana, -por ejemplo, el elemento de la temporalidad en la organización de la acción económica-,  y deducir todas las consecuencias, catalácticamente posibles, de esta concepción modificada de la acción económica y,  basándonos en un razonamiento de contrarios,  demostrar  veracidad,  o falsedad,  a nivel del discurso cataláctico, de dicho elemento  que se ha extraído de manera deliberada (y de las demás categorías económicas que le resulten relacionadas).

Entonces, nuestro primer paso,  como analistas de la acción,  consiste  en la detección de una categoría que,  a primera vista nos resulta convincente como un elemento esencial del actuar económico. En este paso,  en nada nos diferenciamos de cualquier persona que,  quizás sentada en el porche de su casa, toma un momento de esparcimiento y reflexión sobre los negocios del día y sobres sus planes para el día de mañana.  Podemos pensar si  ninguna dificultad,  sobre  nuestras decisiones,  nuestras elecciones en el café donde solemos tomar la refacción  y todos  nuestros “mejor para mañana”  de nuestros planes y consumos del día.  Probablemente,  notemos que es común a todas nuestras decisiones económicas (comerciales, de “negocios” ,  como se guste llamar a ese aspecto calculativo de nuestra vida) que siempre elegimos  y siempre  dejamos para después,  algún elemento de nuestras múltiples decisiones económicas, grandes y pequeñas.  Probablemente,  arribemos,  después de nuestro pequeño ejercicio intelectual al supuesto  incontestable de que,  para participar en la vida económica,  elegimos algo  ahora y dejamos algo para después.  Y probablemente,  después de un mayor esfuerzo de clarificación terminológica,  descubramos que este elemento de decisión que ahora nos parece extremadamente  novedoso,  guarda una perfecta reciprocidad lógica con  lo que en la ciencia cataláctica se nombra como el teorema fundamental de la acción humana: el hecho  de que el actuar requiere preferir un opción y rechazar todas las demás,  necesariamente,  en todo momento de la vida económica.

5.3          Percibir la naturaleza de la acción humana es una cosa,  demostrar su validez es otra.

Pero, ¿es realmente esencial  este teorema de la acción humana?,  como sabemos que no es el producto de un café caducado y tóxico que nos tomamos durante aquélla refacción sobre la cual pensábamos,  según nosotros, con tanta objetividad.  O,  más importante aún,  cómo establecemos que nuestros  auto-proclamados e irrefutables teoremas no son  más que el reflejo de nuestros infantiles deseos de amoldar  la realidad humana a nuestro sabor y antojo.  Es una inquietud que merece nuestro examen.

El acceso al conocimiento de las categorías fundamentales de la acción,  no  es un  punto que requiera mucha elaboración.  Es más,  resulta pertinente  citar una vez a L. von Mises sobre este tema:

“There are for man only two principles available for a mental grasp of reality, namely, those of teleology and causality. What cannot be brought; under either of these categories is absolutely hidden to the human mind. An event not open to an interpretation by one of these two principles is for man inconceivable and mysterious. Change can be conceived as the outcome either of the operation of mechanistic causality or of purposeful behavior; for the human mind there is no third way available.”[xi]

Una vez más,  en el sistema  cataláctico se trata de definir de manera precisa los alcances de la razón humana,  en cuanto  y tanto esta se encuentra en la resolución de problemas que comúnmente se denominan económicos.  Cuando el ser humano actúa,  da por hecho que existe una causalidad (externa e independiente del actuar humano, -lo que Mises refiere como causalidad mecánica,  o bien  inherente al actuar humano, -lo que el autor refiere como causalidad teleológica). Es importante también destacar,  que esta afirmación de Mises, es posterior y atingente al teorema fundamental de la acción humana.  En un sentido específico,  estos dos tipos de causalidad (con  un énfasis especial en el tipo teleológico),  son  los únicos catalácticamente válidos  al pensar en torno a la acción humana.  Pues seguramente,  el lector con sensibilidades epistemológicas podrá argumentar:  ¿y qué con  la causalidad probabilística?,  ¿y el principio de indeterminación?, ¿y el conocimiento intuitivo?, ¿las premoniciones?,  ¿los mitos?,  ¿es que en el ser humano  no existe más que causalidad teleológica?.   Preguntas importantes,  sin duda,  y  Mises no las niega,  únicamente se limita a decir que al momento de actuar resulta necesario postular  la causalidad, mecánica (no volitiva y ajena al actor) o teleológica (volitiva)-,  para explicar precisamente el actuar humano,  son  las únicas causalidades que cobran relevancia para la lógica de la acción humana.   Los demás  tipos de causalidad y conocimiento,  son útiles e interesantes para la lógica u otras disciplinas,  pero son redundantes dentro del razonamiento praxeológico.

En fin,  circunscribiendo  el análisis,  a la causalidad teleológica,  que es la que tiene mayor impacto en la ciencia cataláctica,   tenemos un acceso directo  a esta realidad,  desde el mismo  momento que tenemos consciencia y actuamos deliberadamente.  Actuar,  implica  saber qué es la teleología;  implica  saber que organizamos  nuestra conducta para alcanzar un cambio particular en los eventos de nuestro mundo, -personal, auto-referido- .  Es probable que no verbalicemos  nuestro conocimiento,  pero eso no resta validez al hecho  incontrovertible de que al actuar,  establecemos metas  y,  que al encontrarnos con  el actuar de otros,  reconocemos también que ha de existir un meta particular en  el intelecto de nuestro prójimo.  Llevando el argumento a su extremo:  es imposible  poner en duda que al actuar perseguimos metas,  pues al tratar de negar esta proposición,  ya hemos actuado en concordancia con el teorema que pretendíamos negar.   Es un conocimiento auto-evidente,  que encierra  su necesidad praxeológico-cataláctica en sí mismo,  hemos arribado a la cognición del elemento fundamental que contiene todas las derivaciones catalácticas,  pero hay que desdoblar el sobre en el que se encuentran encerradas estas otras derivaciones.  Es analógicamente válido pensar que en el bit  mínimo   del concepto de acción humana (que elige medios y desecha otros,  para el logro de una meta) se encuentran en estado gnoseológicamente embrionario  los demás teoremas de la acción humana.

5.4          Las construcciones imaginarias utilizan al mercado como marco de referencia.

El mercado,  que es el nombre que le damos a ese arreglo de pautas sociales, que facilita la toma de decisiones y la cooperación en la sociedad extensa,  donde millones y millones de personas buscan la resolución de sus proyectos particulares. La economía compleja de cambio  indirecto,  división del trabajo  y orientación por medio del sistema de precios es el contexto especial donde se manifiesta la lógica del actuar humano,  como  ya se ha mencionado con anterioridad.

Resaltar la conveniencia de la aplicación del razonamiento cataláctico en el  sistema institucional mercado nunca debe ser subestimado como un punto de importancia menor,  debido a que la ejecución del razonamiento cataláctico fuera de los márgenes del mercado se convierte en un ejercicio sin sentido alguno para la ciencia económica.  La cataláctica,  como  un método de análisis del mercado,  analiza los teoremas de la acción humano en este contexto donde el cálculo económico  y el cambio indirecto  imprimen su carácter en la manera en que las personas buscan la resolución de sus urgencias económicas.

Respecto a las circunstancias,  procesos  e instituciones del mercado;  se debe incluir  a toda  aquélla instancia que resulte de interés para la acción  humana.  La cataláctica no se pregunta acerca de  la pertinencia de los mil  y un detalles de las instituciones y procesos de un mercado libre.   El análisis cataláctico bien  puede ser aplicado a la economía de las industrias nanotecnológicas y digitales de última generación de los Estados Unidos, o al comercio digital que se da hoy en las redes sociales,  o bien las economías más tradicionales centradas en la producción de commodities,  como  el caso de Australia.   La cataláctica no se ocupa de los detalles accidentales y mutables de la vida económica, sino se pregunta,  para decirlo una vez más,  sobre los aspectos esenciales de la acción humana  en el contexto del mercado. 

El analista de la cataláctica tiene como interés primordial el establecimiento de teoremas válidos de la acción económica.  La acción  que se analiza,  no es la acción praxeológicamente pura,    sino es la acción cualitativamente incrustada  en el proceso del mercado.  Utilizando de ejemplo el teorema fundamental de la acción humana,  lo que distingue a la cataláctica es que, en lugar de hablar sobre un teorema general donde el individuo elige  y deja de lado otras opciones,   utilizamos términos que absorben la complejidad del mercado. Ahora, hablamos de comprar, en lugar de únicamente elegir,  de costo de oportunidad,  en lugar de nuestra inicial fórmula de dejar de lado  otras opciones. 

Nuevos conceptos entran en las categorías praxeológicas:  renta, ganancias,  pérdidas, utilidad,  costo,  interés,  capital,  y  nomenclaturas por el estilo,  todo ello, debido a una razón  de peso:   la acción cataláctica,  comienza y termina en el mercado.  No podemos separar a la acción  humana de su  cualidad económica.  La acción  humana sigue siendo  la misma,  pero ahora se desenvuelve dentro de un campo de juego nuevo: el del mercado extenso.

Cada una de las imágenes del mercado que nos propongamos representar tienen una guía implícita,  -pues no es un ejercicio de creatividad libre -,  la guía implícita son  las categorías de la acción humana que deseamos analizar,  y con relación a ello,  lo único que podemos decir es cuál  o cuáles de los supuestos de la acción humana deseamos analizar:  la temporalidad,  la utilidad marginal decreciente,  el cambio y la incertidumbre,  la cooperación, etc.…,  y modificar la construcción intelectual de este mercado ficticio acorde a los supuestos que queremos colocar,  con especial énfasis,  en el centro de este proceso de análisis.  

Nuestra  construcción  imaginaria  cobra pues  vida propia,  pero es una vida artificial,  es una vida propia de un mundo automático,  artificialmente oxigenado,  donde sabemos  cómo se comportarán los elementos clave en esta construcción ficticia del mercado,  pero lo sabemos  por necesidad lógico-cataláctica,  he aquí  pues  el proceso de análisis en toda su fuerza de ejecución.

5.5          La construcción imaginaria,  vista más de cerca.

Existen muchos ejemplos de construcciones hipotéticas e imaginarias del mercado:  la primera construcción es,  curiosamente, la economía pura de libre mercado,  construcción imaginaria donde no  existe ninguna obstrucción al comportamiento deliberado de todos los participantes en el mercado y donde se utilizan con  completa eficiencia todos los recursos económicos disponibles  para el logro de todas y cada una de las metas prioritarias de todos los individuos participantes.  Pero es una concepción  imaginaria.  El mercado libre, en su pura expresión,  es un ideal  en el clásico sentido del término cuya función primordial es resaltar,  con  claridad absoluta, y libre de toda ambigüedad,  los procesos y cualidades que le son inherentes, catalácticamente inherentes.

Junto a la construcción imaginaria de una economía pura de mercado libre,  también  se le debe sumar  la cualidad absoluta de la búsqueda de ganancias en el comportamiento económico,  la economía autística con  un solo actor económico (a la Robinson Crusoe),  la economía autística  sin cooperación humana (la economía pura de la sociedad socialista),  la economía con un estado final de reposo,  la economía de giro uniforme  y una economía estacionaria. 

La cualidad fundamental de todas y cada una de estas construcciones imaginarias es que se les ha extraído  algún supuesto  fundamental de la acción  humana,  y se deriva hasta sus últimas consecuencias  el funcionamiento  y las operaciones que se contemplarían en esta imagen  alterada del proceso económico,  y poco a poco,  se presta la más aguda atención a los aspectos que  van revelándose  como  fundamentales en el funcionamiento de  esa imagen.  Con relación a esta extracción deliberada de los supuestos praxeológicos en las construcciones imaginarias,  L. von Mises escribió:

“The only method of dealing with the problem of action is to  conceive that action ultimately aims at bringing about a state of affairs in which there is no longer any action, whether because all uneasiness has been removed or because any further removal of felt uneasiness is out of the question. Action thus tends toward a state of rest, absence of action.”[xii]

Siguiendo al  economista austríaco, para descubrir los aspectos esenciales del proceso económico,  debemos construir un modelo al que se le ha retirado, de manera deliberada,  algún elemento de la acción humana.  Más aún,  retirar  por completo la noción de acción  deliberada dentro del mercado  es permisible,  como  es el caso de la construcción imaginaria de una economía socialista pura, siempre con el propósito de descubrir  los aspectos fundamentales del proceso económico de una economía saludable  y de los vicios económicos que conlleva alterar la configuración de la misma.   Un comentario aparte,  pero a relacionado con este tema de la supresión de la acción,  ya no analíticamente,  sino en la práctica,  como  bien se ha podido observar en los múltiples intentos de dictaduras,  intervenciones,  y acciones por el estilo;  resulta interesante que estos atentados contra la acción humana nunca hayan logrado su cometido. Es que, la acción humana se impone, una y otra vez, a cualquier intervención hostil, se resiste siempre ha ser eliminada.

Concentrándonos,  entonces,  en la aplicación de las construcciones imaginarias, resulta pertinente señalar que este método es, sencillamente,  la aplicación, en una modalidad técnica,  del método del individualismo metodológico.  Es decir,  se parte de los modelos de los participantes individuales en el mercado, específicamente  los modelos o teoremas de la acción humana,  y se deducen de manera progresiva las implicaciones para con  todo el sistema económico, -el mercado-.   Del teorema individual,  se llega al modelo social del mercado.  

La construcción imaginaria  se constituye en ese método por medio del cual  no únicamente se prueba la necesidad cataláctica de los diferentes  enunciados sobre el sistema de la acción humana  sino que  brinda un imagen, científica,  de las cualidades que resultan necesarias  para el mercado. El mercado  libre,  entonces,  es una constructo  hipotéticoun  sistema conceptual que vemos realizado en mayor o menor grado en nuestra vida práctica,  pero  la validez  de sus cualidades fundamentales, –incertidumbre, propiedad privada, temporalidad,  riesgo,  competencia, por mencionar algunas -,  está  fundamentada en que dichas cualidades se derivan de manera consecuente  del teorema de la acción humana.  Es por ello que es acertado proponer que el mercado es el constructo hipotético que se coloca en recta sintonía con la acción humana. 

Todo lo que se piensa sobre el mercado es válido si,  y únicamente si,  guarda una relación de necesidad con el sistema praxeológico y cataláctico.  En realidad  ésta fue la tarea de L. Von Mises,  en cuanto a la fundamentación del mercado.  Pero para comprender esto,  hay que comprender su método de análisis: las construcciones imaginarias.

Las construcciones imaginarias  son un puente metodológico,  entre la teoría pura de la acción  y los teoremas  catalácticos del mercado.  Se puede decir que,  estas construcciones,  actúan como operadores y decodificadores  de los teoremas de la acción  para con  el proceso económico.  Como se ha mencionado ya con anterioridad,  éstas  cumplen  las mismas funciones que  los operadores algebraicos para la matemática  y los operadores simbólicos para con  la lógica.

Los teoremas praxeológicos son abstractos,  sin  posibilidad de ser imaginados,  únicamente se les puede concebir,  se les puede captar  como verdades necesarias.  El mercado, necesariamente,  es un  modelo,  es una construcción conceptual,  que tiene un referente práctico:  -nuestra experiencia diaria del proceso económico-. El mercado,  como  modelo,  se constituye en un conjunto de supuestos sobre  ciertas cualidades esenciales de la vida económica en una sociedad libre.  Nuestra experiencia diaria de los asuntos económicos,  aunque nos brinda pistas sobre ciertos aspectos del proceso de mercado,  no está dentro de sus posibilidades  ofrecer un  modelo, -que se clasifique como verdadero  o falso-,  del mercado.  Nuestras percepciones  directas de la vida económica,  no pueden replicar de manera automática  la imagen conceptual del mercado que brinda el método de las construcciones imaginarias propuesto por Von Mises. 

Al finalizar la aplicación del método,  el resultado no consiste en tener una  imagen atractiva y bien coloreada del mercado,  sino  más bien  una imagen coherente y válida del mercado.  En cierta forma,  retomando  nuestro ejemplo,  unas páginas atrás,  sobre cómo podemos estar seguros  sobre si los teoremas catalácticos  no son el producto de nuestro café contaminado  o de nuestros infantiles deseos de ver la realidad como mejor nos place,  podemos decir que la certeza sobre el modelo del mercado proviene de este método, enteramente racional, el cual requiere  una disciplina lógica en cada uno de sus pasos,  cuyo requisito fundamental es pensar acorde a ciertas reglas de naturaleza praxeológica.  Es por ello que la certeza sobre este modelo no descansa en nuestros sentidos  o en nuestra experiencia empírica, sino en la solidez de un razonamiento lúcido y coherente.

El  propósito de la ciencia cataláctica y de los teoremas praxeológicos es brindar,  entonces,  un método,  verificable por cualquier investigador,   por medio del cual  se deducen las cualidades indispensables que definen  al proceso económico inherente a un mercado libre.  Éste es el propósito fundamental del  método de L. von Mises,  brindar un fundamento al modelo del mercado,  a la idea del mercado,  al constructo hipotético del mercado. 

6.       Discusión sobre la construcción imaginaria de la economía de giro uniforme.

6.1          Una economía sin tiempo y sin cambio.

Nuestro autor  proveyó  varias construcciones imaginarias para analizar las propiedades catalácticas en el mercado libre,  las cuales ya hemos mencionado: la economía autística crusoeniana,  la economía de la sociedad socialista, la economía pura de libre mercado,   entre otras.   En cada una de estas imágenes del mercado se ha sustraído alguna cualidad fundamental de la acción humana,  por ejemplo, se les ha sustraído  el estado de insatisfacción,  el conocimiento de medios económicos para remover este estado de insatisfacción,  la temporalidad de los eventos económicos (que no es otra cosa que el teorema de la tasa de interés originaria),  la incertidumbre,  la escala  subjetiva y descendente de la valoración ordinal, y  podríamos mencionar tantos otros aspectos del sistema integrado de la acción humana,  pero con  los que se han mencionada basta para señalar qué tipo de reglas  o de  supuestos,  son los que se retiran de nuestro mapa mental  para observar el desenvolvimiento cataláctico de toda la serie de eventos que se puedan derivar dentro del marco de la construcción imaginaria que hayamos seleccionado.  

Por medio del desarrollo de las “acciones” de los actores individuales en esta imagen hipotética,  debe quedar resaltado, -ante nuestra razón,  de una manera auto-evidente  y tautológica-,  la necesidad cataláctica de  la propiedad de la acción humana que se ha sometido a examen y,  lo que es más importante,  la adherencia de esta propiedad al modelo de la economía de libre mercado.  El resultado  debe ser la certeza cataláctica de cierto aspecto del actuar humano  para con  el proceso económico.  Para ejemplificar este proceso,  se hará uso de la construcción imaginaria de la economía de giro uniforme.

Como es natural,  en esta construcción imaginaria se analizan los factores que inciden en la determinación de los precios,  pues es éste el   objeto principal de todas las construcciones imaginarias.  Lo que se busca es resaltar,  bajo  una condición de ausencia de ciertos supuestos de la acción humana,  ciertas características que resultan inherentes al proceso de mercado,  y que se reflejan en su principal mecanismo auto-regulador:  el sistema de precios.  En esta construcción imaginaria,  lo que se ha retirado son dos cualidades fundamentales del teorema de la acción humana:  el cambio  y el tiempo.   Y es,  bajo  la extracción deliberada de estos dos supuestos que analizamos el funcionamiento del sistema de precios,  -sistema que se constituye en nuestro dato fundamental del mercado-,   y de  los eventos que sucederían bajo la orientación de este sistema artificialmente alterado dentro de nuestra construcción imaginaria. 

Como es natural,  es contradictorio  llamar  acción humana a  lo que sucede en este mercado ficticio,  pues no existe tal cosa como acción humana,  hemos desvanecido por completo al hombre actuante del mercado,  solamente tenemos una automatizada   imagen de la acción humana,  pues  ¿cómo puede ser humana la acción en esta imagen del mercado?, ¿es posible definir una acción humana sin cambio?, ¿tiene sentido discutir sobre acción humana sin que ésta suceda en un plano temporal?.  Es completamente ficticia  nuestra imagen de  un mercado sin cambio  y sin el día de mañana.  Sin embargo,  al visualizar  las derivaciones de un mercado  que se desenvuelve en un  constante presente  y dentro de un arreglo idéntico de circunstancias en este presente que se repite una y otra vez,  es posible fundamentar,  precisamente,  la necesidad cataláctica del mercado cambiante e intertemporal que caracteriza al mercado libre,  y a las funciones económicos que, necesariamente,  resultan inherentes a toda acción  humana en este mercado libre  y vivo.

L. von Mises,  lo expresó mejor:

“The evenly rotating economy is a fictitious system in which the market prices of all goods and services coincide with the final prices. There are in its frame no price changes whatever; there is perfect price stability. The same market transactions are repeated again and again. The goods of the higher orders pass in the same quantities through the same stages of processing until ultimately the produced consumers’ goods come into the hands of the consumers and are consumed. No changes in the market data occur. Today does not differ from yesterday and tomorrow will not differ from today. The system is in perpetual flux, but it remains always at the same spot. It revolves evenly round a fixed center, it rotates evenly.”[xiii]

Es la construcción  imaginaria en la cual  el presente praxeológico es constante.  En el mercado  no existe ningún cambio en los datos económicos,  no existe ningún cambio en los precios,  pues los bienes y servicios demandados hoy,  van a ser exactamente los mismos  bienes y servicios demandados mañana.  También  el tiempo  ha desaparecido,  existe el ahora,  el hoy praxeológico.  No  existe el más tarde,  no existe el plan futuro.  La acción humana que se desenvuelve en esta construcción  imaginaria,  no es  la acción de seres humanos,  es la acción de seres automáticos,  es una economía robotizada  a la cual se le practica un reset,  un re-inicio,  constante.  Es el funcionamiento de esta economía que se repite una y otra vez,  la que nos interesa indagar,  con relación a las propiedades de un mercado  propiamente dicho.

Von Mises continúa con  en esta línea,  al escribir:

“In reality there is never such a thing as an evenly rotating economic system. However, in order to analyze the problems of change in the data and of unevenly and irregularly varying movement, we must confront them with a fictitious state in which both are hypothetically eliminated”[xiv]

Entonces,   eliminamos  unos teoremas asociados al teorema fundamental de la acción humana.  Como siempre,  el aserto fundamental sobre toda acción humana,  el hecho de que el ser humano prefiere una opción y desecha todas las demás en el momento presente de toda acción,  se encuentra asociado a otros teoremas, siendo  dos de estos el supuesto de la incertidumbre  y de la sucesión temporal de toda acción.  Estos dos supuestos,  adicionales,  son tautológicos con  el teorema fundamental:  pues  al no existir incertidumbre  ni futuro,   necesariamente se supone que no existe elección posible.  Son teoremas  tautológicos  y auto-evidentes.  Sin  embargo,  se debe demostrar su necesidad cataláctica en el campo del mercado,  para poder comprender,  posteriormente,  las implicaciones prácticas de estas dos nociones, -temporalidad e incertidumbre, sobre el modelo  y la idea de una economía, dentro de la cual,  se supone el despliegue y desenvolvimiento de una auténtica acción humana. Queremos entender,  por qué  la incertidumbre y el tiempo son requisitos de una economía de mercado viva, compuesta de seres actuantes.

Es por ello que,  si el mercado depende, de que exista acción humana,  este mismo mercado depende de que exista acción deliberada,  incertidumbre  y sucesión temporal de eventos.  Pensar en un modelo de mercado en el cual  no existan estas cualidades,  resulta problemático,  contradictorio,  en fin,  resulta que es una construcción ficticia,  eso es lo que en esencia es una economía de giro uniforme. No existirá nunca en la realidad,  pero al pensarla intelectualmente,  podemos indagar con mayor profundidad sobre el mercado real.

Sin  embargo,  pensar en esta economía,  donde el presente se re-arregla una y otra vez,  y en la que los precios son  los mismos  una y otra vez,  dentro de toda la cadena de producción  nos permite derivar,  catalácticamente,  que en un mercado tal cual  la  posibilidad de cosechar utilidades  es problemática,  pues no  pueden sucederse cambios en el proceso de producción,  por lo que no existen ganancias  o pérdidas,  no existen  por lo tanto  modificación en la asignación de los factores de producción,  no existe competencia.  La empresarialidad ha quedado en suspenso,  pues el discernimiento de futuras oportunidades de ganancia  ha quedado vedado también,  no se necesita un motor de cambio (empresarial)  en una economía que se repite idéntica  e infinitivamente.  La existencia de dinero, en esta economía ficticia,  no tiene ningún efecto,  pues no  existe tampoco necesidad de ahorrar  para un mañana,  todo se gasta en este constante presente,  por ello  el cálculo económico,  el aspecto operativo de la especulación cataláctica,  se ha desvanecido también.  Todas estas cualidades han quedado  completamente desfiguradas,  despojadas de su atingencia cataláctica para con el funcionamiento del mercado;  y todo tiene su origen en la suspensión deliberada de dos teoremas  praxeológicos:  la incertidumbre y la sucesión temporal como requisitos atingente de toda acción humana.

6.2          Los teoremas de la acción humana  son el “punto de unión” de nuestros modelos del    mercado.

Ahora bien,  esta visualización,  podría decirse hasta un tanto extrema y dramática, del mercado, bajo las condiciones requeridas por las distintas construcciones imaginarias, cumple la función de resaltar el aspecto estratégico  y clave del teorema de la acción humana,  para mantener  unidas y en perfecto estado,  las articulaciones de la estructura del mercado libre.   La acción humana,  es el nodo,  el  punto  gracias al cual nuestro modelo del mercado libre  mantiene  su consistencia científica.  Entonces,  afirmar  que todo mercado,  en todo lugar y tiempo,  para  que sea llamado como tal,  debe contar dentro de sus cualidades la incertidumbre y la sucesión temporal de sus eventos,  deja de ser una afirmación ligera,  para convertirse en una verdad necesaria en torno al mismo. 

Sin embargo,  si no se contara con  la herramienta fundamental de los teoremas de la acción humana,  el esqueleto,  la estructura cataláctica del mercado perdería las articulaciones que mantienen unidos a todos sus elementos (empresarialidad,  utilidad,  competencia, etc.) y estaría condenado a una desintegración completa,  dando por resultado que nuestro conocimiento económico del mercado sería fragmentario, y hasta absurdo. 

6.3          Los “puntos de unión” que quedan demostrados con el uso de la construcción               imaginaria de una economía de giro uniforme.

Retornando a nuestro análisis,  por medio de la construcción imaginaria de la economía de giro de uniforme, el problema fundamental que queda claramente resaltado,  por el método de contraste,  es la necesidad cataláctica de la integración de la incertidumbre  y del tiempo  al sistema completo del mercado.   La economía de giro uniforme es la construcción ficticia que nos permite analizar  el problema económico de la determinación de precios a lo largo de toda la cadena de producción en el mercado;  en otras palabras  nos permite analizar el sistema de precios y su función coordinadora de los procesos extensos y complejos de la economía capitalista.,  porque es en este punto específico  que la cualidad incierta  e intertemporal de la economía se manifiesta en su completa plenitud. 

La imagen de una economía de giro uniforme no hace otra cosa sino retrotraer  la complejidad del proceso productivo de la economía de mercado  hacia sus elementos individualísticos, -praxeológicos-, y concentrar nuestra atención en la estructura formal de la acción que subyace, precisamente, a esta estructura compleja de producción.   Pero,  ¿cómo retrotraer nuestra atención desde la complejidad del mercado hacia la imagen más específica y digerible de la acción humana y sus aspectos concretos que nos despiertan curiosidad, -como la incertidumbre y el tiempo en cuestión?.   La respuesta a esta pregunta es, una vez, seguir los pasos del método de estudio de la cataláctica:  retiramos ciertos supuestos de la acción humana de nuestra imagen del mercado y vemos cuáles son las últimas consecuencias de nuestro experimento para nuestro  modelo del mismo.  

Es por ello que,  hacemos un esfuerzo intelectual  de retirar  el supuestos praxeológico de la incertidumbre y del tiempo,  y transformamos el familiar mercado con  sus procesos de producción complejos  en una construcción imaginaria  donde  la complejidad se hace artificialmente simple:  emerge un mercado donde todo es idéntico y que siempre se repite en un presente constante, el mercado sin tiempo  y sin cambio.   El método del individualismo metodológico,  perfeccionado hasta sus últimas consecuencias por L. Von Mises,  no es más que el perfeccionamiento en la aplicación de estos métodos de pensamiento,  que nos permiten analizar la complejidad de una manera simple.  Cuando Carl Menger  mencionaba que el individualismo metodológico consistía  en retrotraer  o re-conducir  los fenómenos sociales  hacia los individuos constituyentes de este proceso social,  ciertamente sentó las bases de lo que Mises desarrolló en toda su plenitud:  facilitar el análisis de los fenómenos complejos del mercado  hacia las categorías individuales de toda acción humana.  La construcción imaginaria es ese método que se constituye en el aspecto operativo de las líneas maestras de lo que se ha llegado a conocer, como el método compositivo o individualismo metodológico,  tan reconocido dentro de la Escuela Austríaca de Economía.

Entonces,  en este universo,  sin cambio  y sin tiempo,   nuestra inteligencia puede observar la operación de varios experimentos  catalácticos,  que no es otra cosa que  el concepto de la cognición misiana. En este mercado,  donde la acción humana opera parcialmente,  ¿cuál es la función del dinero?,  ¿cuál es la función del empresario?,  ¿cuál es la función de la utilidad y del costo de oportunidad económicos?. Y así,  uno a uno,  se van desenvolviendo, hasta sus últimas conclusiones catalácticas,  cada uno de estos experimentos;  pues el propósito es el análisis de un factor que produce cambios  en un universo donde el cambio se ha congelado artificialmente;  es una contradicción desde el mismo inicio,  pues se requiere pensar sobre el cambio en una economía sin cambio,  pero  el propósito de crear estas construcciones auto-contradictorias vale el esfuerzo, y este propósito no es otro sino  forzar al intelecto  a pensar de manera coherente sobre si existen relaciones necesarias entre ciertas categorías iniciales de la acción  y sus consecuentes derivaciones catalácticas para con el mercado libre.   Se hace necesario citar a Mises,  para brindar mayores recursos,  a esta explicación especialmente densa sobre esta construcción imaginaria en particular:

“These insoluble contradictions, however, do not affect the service which this imaginary construction renders for the only problem for whose treatment it is both appropriate and indispensable: the problem of the relation between the prices of products and those of the factors required for their production, and the implied problems of entrepreneurship and of profit and loss. In order to grasp the function of entrepreneurship and the meaning of profit and loss, we construct a system from which they are absent. This image is merely a tool for our thinking. It is not the description of a possible and realizable state of affairs. It is even out of the question to carry the imaginary construction of an evenly rotating system to its ultimate logical consequences.”[xv]

Haciendo  uso de nuestra economía de giro de uniforme,  tratamos  entonces de dar respuesta a la necesidad cataláctica del cambio y del tiempo.   La empresarialidad,  por ejemplo,  queda  totalmente aniquilada en un universo  sin cambio  y siempre actual;  pero es precisamente  por esta eliminación, al menos al nivel de la contradicción  praxeológica,  que se hace patente,  sin  lugar a dudas,  que la función empresarial  requiere siempre de las cualidades del cambio  y del tiempo  en una economía. Descubrimos, entonces, la función empresarial como  la fuerza   latente  que produce cambios en el sistema de precios de la economía;  así  como la adherencia  inequívoca del cálculo económico  a esta misma función,  pues es por medio de la modalidad del cálculo económico del arbitraje empresarial  que esta función se adapta  a una economía con cambios simultáneos,  y es por medio del cálculo económico en su modalidad de especulación empresarial,  que esta función se adapta a los cambios inter-temporales.  Descubrimos,  también,  que el sistema de precios revela  a los diferentes agentes involucrados las pérdidas y las utilidades  asociadas a toda acción económica,  debido a que es  esta la información que brinda  los parámetros económicos para la modificación de las estrategias económicas hacia métodos más idóneos.  Se descubre,  también,  que en un mercado  donde el cambio y el tiempo están presentes,  también se hace patente el mecanismo de la competencia,  pues al revelar oportunidades de utilidad económica a todos los participantes,  si bien le brinda el incentivo más poderosos al primer  descubridor de la oportunidad del negocio,   brinda información adicional a todo aquél otro agente que desee  competir  por ese espacio de utilidad económica que se ha descubierto.  Finalmente,  en un universo donde el cambio y  el tiempo son posibles,  también  el costo de oportunidad  se descubre como  un factor atingente de toda acción económica, ya que siempre existe un second-best  que pudo haber sido realizado,  pues el mercado  al ser diverso,  coloca a disposición de todo individuo  varias alternativas.    

Sin embargo,  esta visión tan dinámica y viva  del  mercado,  se revela únicamente pensando  en la contraparte estática  e inerte de la economía de giro uniforme. Es únicamente al aniquilar, conceptualmente, la empresarialidad,  el cálculo económico, la competencia,  la utilidad,  las pérdidas  y el costo de oportunidad,  por medio del análisis de la economía sin cambio  y sin tiempo,  que  se comprende y aprecia a todos estos elementos  como fundamentales al mercado.   Es pensando sobre un mercado inoperante, sin tiempo y variación, que se establece la necesidad de la alteración continúa de los precios,  de los procesos de producción,  y  la extensión intertemporal del  mercado.  Es únicamente en este mercado,  catalácticamente coherente con  el teorema de la acción humana,  que tiene sentido  hablar de empresarialidad,  cálculo económico  y conceptos por el estilo. 

Pero una vez más,  al observar  el mercado,  empíricamente,  únicamente  veríamos los precios,  sus fluctuaciones y correlaciones,  pero  la explicación del por qué  de todos estos fenómenos  fluctuantes del mercado,  se da plenamente con  la aplicaciones de las categorías catalácticas,  las cuales  se convierten en un todo integrado si se retrotraen, únicamente, al sistema de la acción humana en sí.

7.       Las consecuencias prácticas del modelo de mercado.

Resulta interesante comprender todas las derivaciones que se pueden alcanzar utilizando el método de las construcciones imaginarias,  como ha sido el caso de  llevar hasta su último detalle todas las conclusiones  posibles de una economía de giro uniforme.  Sin embargo,  resulta prudente mantener  en perspectiva  la utilidad de este método: explicar  los problemas económicos que afectan la vida del hombre en sociedad.

La teoría tiene la función práctica de brindar respuestas o,  al menos,  orientaciones  sobre aspectos concretos de la vida económica, especialmente en el campo de las políticas económicas.  Para ello,  resulta interesante recordar cómo el aspecto central de la economía de Ludwig  von Mises,  la asignación inter-temporal del capital,  surge en un momento muy particular durante el cual las crisis crediticias y monetarias  resultaban ser  los problemas prioritarios en las principales economías del  mundo (a grosso modo,  la primera mitad del siglo XX).   Todas estas crisis,  con  el origen común de la intervención del mercado  por parte de las autoridades gubernamentales. 

Pero ése  fue el problema para L. Von Mises,  y la respuesta que el ofreció  fue punzante,  porque descansaba en los aspectos centrales de la acción humana y en los principios de la cataláctica.  Punzante, porque  la razón  primordial  por la que cualquier tipo de intervención, que altere el funcionamiento del mercado, resulta  contraproducente  no es de una naturaleza  técnica de poca monta (en otras palabras,  no por tecnicismos  financieros  sobre el cuánto dinero se pierde o gana con  la intervención,  que es el análisis regular que se encuentra en los círculos de opinión sobre estos temas), sino que,  dicha razón descansa en los supuestos de la acción humana.  De tal suerte que, toda intervención coercitiva dentro del mercado resulta perjudicial  no porque un análisis técnico de costo-beneficio así  lo demuestre,  sino porque  los teoremas de la acción humana  hace evidente dicho perjuicio.  La intervención,  o la alteración indebida de los procesos de mercado, es nociva, no por los quetzales más o los quetzales menos que se puedan calcular como  su resultado final,  sino que es nociva porque aniquila la lógica del actuar humano.  Se puede decir que,  acorde al método de la cataláctica, la intervención del mercado,  la alteración deliberada de la coordinación espontánea de los recursos que se comercian en el mercado,  es absurda.   Y al no tener sentido,  la pregunta restante es, ¿entonces por qué implementar este tipo de políticas?  El mérito de L. Von Mises en la defensa del mercado libre,  fue reconocido por otros autores a quienes él inspiró:

“The essential point on which Professor Mises went far beyond anything done by his predecessors was the detailed demonstration that an economic use of the available resources was only possible if this pricing was applied not only to the final product but also to all the intermediate products and factors of production and that no other process was conceivable which would in the same way take account of all the relevant facts as did the pricing process of the competitive market.”[xvi]

¿Significa esto que la economía de libre mercado supone la ausencia de cualquier tipo de política económica? No,  esa respuesta  también  resulta  imprecisa.  El mercado  siempre es asaltado  desde diversos flancos  y las instituciones que lo  mantienen vivo   y operando  resultan  frágiles siempre ante estas constantes amenazas.   La meta de toda política económica es el fortalecimiento de las instituciones económicas que se encuentren en línea con  la concepción cataláctica del mercado.  El propósito de derivar estos modelos catalácticos,  es precisamente contar con  una orientación sobre el tipo de eventos que esperamos sucedan en la sociedad.  La teoría cumple esta importante función,  la de establecer las cualidades de los distintos eventos que cabría esperar dentro del funcionamiento  del mercado libre.

Por ejemplo,  si dentro de los teoremas catalácticos,  la propiedad privada,  la división del trabajo  y la acumulación de capital son eventos  que la teoría predice que deberían de suceder dentro del marco del mercado; las políticas  económicas, entonces,  deben estar en enfocadas en el fortalecimiento del respeto a la propiedad privada,  la libre contratación de  trabajadores  y la certeza  en las reglas de los negocios del mercado de capitales.  Toda política económica  debe jugar el papel estratégico de fortalecer las reglas del juego del mercado,  y dejar que los jugadores se organicen y  busquen obtener sus ganancias de la mejor manera posible.  Las políticas liberales tienen por objetivo, necesariamente,  la adecuada administración de los mecanismos que fortalezcan a una sociedad  y una economía libres.  Y ese  rol debe ser activo,  nunca pasivo.  La defensa de una sociedad libre  debe  y tiene que  hacerse sentir. 

El campo del diseño e implementación de las políticas económicas,  se ha mantenido siempre como  un campo técnico,  dentro del cual las preguntas que se formulan  tienen que ver más con  la estimación del impacto económico  de algún programa e intervención específicos dentro de la sociedad.  Las preguntas  tradicionales,  se enfocan en preguntar cuánto cuesta una política,  cuál debería ser su beneficio económico  y,  dentro de lo posible,  desarrollar algún modelo que se ajuste a esta transformación de inputs a resultados.  De esta cuenta,  se pueden formular políticas de salarios mínimos utilizando el modelo de bienestar mínimo de una sociedad,  o bien se puede formular un programa social de salud  o educación  utilizando el modelo de eficiencia económica,  entre tantos otros.   Sin  embargo,  L. von Mises  proporcionó  un  modelo alternativo,  por medio del cual se puede evaluar el impacto  y las consecuencias de toda políticas económica utilizando los principios praxeológicos. 

Este enfoque  puede ser que no calme las ansiedades del político que se desempeña como el buen samaritano de turno, desde alguna posición privilegiada del gobierno.  Pues,  el método praxeológico  no brinda criterios técnicos  para la evaluación de costo  y beneficio de las políticas públicas,  sino que,  desafortunadamente  para algunos,   pero muy atinadamente para muchos de nosotros,  brinda criterios teóricos,  brinda  un  modelo claro de la actividad económica del mercado  libre,  modelo dentro del cual se describen  los elementos fundamentales sin  los cuales  éste no puede existir.  Entonces,  aunque parezca  a primera vista una fórmula de extrema sencillez,  las políticas económicas viables  son  todas aquéllas que fortalecen las instituciones  gracias a las cuales la acción humana se puede desempeñar en toda su complejidad y alcance,  en tanto que las políticas económicas que deben evitarse son  aquéllas que anulan  la operación efectiva  de estos mismos principios.

Y  en la sencillez de la fórmula,  radica  su genialidad.  Ya que, prácticamente, cualquier persona con  uso de razón,   y que no ambicione más que el derecho de participar en el mercado  para conseguir las metas que más valora,  puede comprender la validez de las recomendaciones que se derivan de la teoría cataláctica y praxeológica para el diseño de las políticas públicas.  ¿Que entra a discusión  un nuevo tratado de libre comercio?,  bien  la pregunta es si este tratado fomenta,  verdaderamente,  el libre intercambio entre las partes involucradas  o es sencillamente más papel burocrático disfrazado de tratado de libre comercio. ¿Qué la agenda en el legislativo  es la autorización de un mayor presupuesto para los programas sociales del gobierno de turno?,  bien,  la pregunta es si esta política está acorde a la promoción de la acción en un mercado libre o no. ¿Qué sería importante asignar más presupuesto para combatir focos de corrupción en el sistema de aduanas  y puertos?,  bien,  el lector ya sabe qué criterios entrarían en juego.

El punto que se desea resaltar es que toda pregunta técnica sobre cuál programa,  estrategia o acción es conveniente implementar, desde la esfera de la política económica, debe contar con  un análisis más allá que, únicamente, su viabilidad técnica.  Se debe contar con  una opinión acerca de en qué forma  la política económica se coloca en sintonía  con  los principios generales de la acción humana.  El papel  del gobierno ante el mercado  debe mínimo,  en cuanto  a la intervención de las instituciones que facilitan la acción libre;  y firme,  en cuanto a toda acción que fomenten la claridad en las reglas de juego del mercado y de una sociedad libre.  En pocas palabras,  el gobierno liberal debe tener un papel mínimo,  pero no ambiguo  ni tibio, en cuanto a las columnas fundamentales que mantienen a una sociedad libre operando. 

Como  lo mencionara alguna vez el científico Peter Lewin:  no existe una buena práctica  sin  una buena teoría.  Esta idea,  aplicada al ambiente económico  significa:  no existe una buena política económica sin  una buena teoría.  Para finalizar esta sección,  citaremos un punto que elaboró L. Von Mises sobre esta delicada relación entre teoría y política económica:

“Man is not a being that, on the one hand, has an economic side and, on the other hand, a political side, with no connection between the two. In fact, what is called the decay of freedom, of constitutional government and representative institutions, is the consequence of the radical change in economic and political ideas. The political events are the inevitable consequence of the change in economic policies”.[xvii]

8.       Conclusión.

En la introducción a este ensayo,  donde se explicaba el por qué de este breve trabajo sobre el método cataláctico,  se utilizó  la metáfora de una bruma  para explicar lo que representa  mejor  el día a día de la labor científica.

La ciencia es una empresa en la cual es posible aproximarse, poco a poco,  a una imagen coherente de la realidad.  La realidad,  aunque de una experiencia directa en nuestros sentidos,  no se revela a primera vista a nuestra razón.  Percibir  la realidad,  no significa necesariamente comprenderla. Siempre estamos ante la bruma que se desprende delante de nuestros pasos.

Sin embargo,  es posible trazar un mapa de ruta,  un modelo,  que nos informe  quizá,  no sobre todos y cada uno de los detalles de la realidad que percibimos,   sino sobre los aspectos esenciales  que nos interesa comprender.  Para llegar a puerto seguro, el capitán del barco no requiere saber la salinidad del agua,  sino su posición respecto a la meta que desea llegar.  El economista,  para explicar el mercado,  no requiere perderse en los mil y un detalles de la vida comercial,  precisa, únicamente,  de un modelo  fiable del mercado.

L. Von Mises  proveyó  las líneas maestras de un método de razonamiento,  que nos permite afinar nuestro intelecto para deducir y sopesar las cualidades esenciales del mercado libre y de la acción humana dentro del mismo.  La cataláctica es precisamente ese método.   La economía misiana  no es,  en ninguna forma,  una economía declarativa  en la cual se repiten,  una y otra vez,  teoremas inefables de la acción humana;  ésta es una distorsión del método misiano.   Más bien,  la economía, para Von Mises,  es un hacer,  es una disciplina intelectual  por medio de la cual se busca descubrir y comprobar los axiomas fundamentales de la acción humana.

Estos axiomas catalácticos,  precisamente,  constituyen ese océano que se encuentra oculto dentro de la bruma.   Hay que despejar el camino,  para poder observar en toda su plenitud  el sistema integrado de la acción económica.   El método para despejar ese camino  no es otro sino el uso de las construcciones hipotéticas que se ha discutido  a lo largo de este ensayo.

El sistema de la acción humana,  no es el primer dato en la mente del economista,  mucho menos se constituye en un cuerpo de verdades graníticas que únicamente esperan a ser aceptadas por la comunidad científica.   El sistema de la acción humana,  es el punto  final de un ejercicio intelectual,  es el resultado de la aplicación de lo mejor de nuestro intelecto,  en fin,  es la recompensa a una labor científica bien hecha.

La cataláctica  y la praxeología se constituyen en ese hacer  que requiere de más inteligencias  brillantes y originales,  que colaboren en la defensa del  mercado y de una sociedad libre, desde las filas de la academia.  La verdadera batalla por la libertad,  radica precisamente en el nivel de las ideas.  En la medida  en que mayores aportes sean dados al discurso de la acción libre como fundamento de una economía próspera,  en esa misma medida  la coherencia,  profundidad e influencia  del discurso libertario se verá  incrementada.

Entonces, estimado lector,  si ha  tenido usted la paciencia de llegar a leer esta última línea de este ensayo sobre el método cataláctico  y el mercado libre;  ciertamente  es porque el tema de una sociedad libre  también captura su atención. ¿Ayudaría usted,  también,  a quitar la bruma del camino?

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9.       Referencias y bibliografía.

 


[1] Profesor del Centro Henry Hazlitt de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala.   Licenciado en Psicología  Organizacional e Industrial  y máster en Economía  Empresarial por la Universidad Francisco Marroquín,  máster en Economía Internacional por la State University of New York at Albany.  Correo electrónico: estratega@ufm.edu

 


[i] Mises, Ludwig von.  Human Action: a treatise in economics (The Scholar´s edition).  Ludwig von Mises Institute. Auburn,  Alabama; United States of America. (1998).  Pp. 912.

[ii] Mises, Ludwig von.  Epistemological problems of economics.  Third edition. Ludwig von Mises Institute. Auburn, Alabama; United States of America. (2003). Pp.  259. Page 32.

[iii] Page 235.  Chapter: The Scope and Method of Catallactics.  Human Action (The Scholar´s edition).

[iv] Page 235.  Chapter: The Scope and Method of Catallactics.  Human Action (The Scholar´s edition).

[v] Page 200. Chapter:  Exchange within society. Human action (The Scholar´s edition).

[vi] Mises,  Ludvig von. The Anti-capitalistic mentality.  Ludwig von Mises Institute.  Auburn, Alabama; United States of America (2008). Pp.  114.   Page 35.

[vii] Mises, Ludwig von. Comments about the Mathematical Treatment of Economic Problems. Journal of Libertarian Sudies. Volume No.1.  Number 2. Pp. 97-100.  Pergamon Press. (1977).  Great Britain. Page 98.

[viii] Pages 250-251. Chapter: The Scope and Method of Catallactics. Human action (The Scholar´s edition).

[ix] Page 237.  Chapter: The Scope and Method of Catallactics. Human Action (The Scholar´s edition).

[x] Mises, Ludwig von.  Epistemological problems of economics.  Third edition. Ludwig von Mises Institute. Auburn, Alabama; United States of America. (2003). Pp.  259. Pages 24 and 25.

[xi] Page 25.  Chapter: Acting man. Human Action (The Scholar´s edition).   Es importante mencionar  que L. von Mises,  en esta   declaración se sustenta en el pensamiento de Karel Englis.  Englis, Karel. Begründung der Teleologie als  Form des empirischen  Erkennens (Brünn, 1930).  Page 15.

[xii] Page 245. Chapter: The  Scope and Method of Catallactics. Human Action (The Scholar´s edition).

[xiii] Page 248. Chapter:  The  Scope and Method of Catallactics. Human Action (The Scholar´s edition).

[xiv] Page 248. Chapter:  The  Scope and Method of Catallactics. Human Action (The Scholar´s edition).

[xv] Page 249. Chapter:  The  Scope and Method of Catallactics. Human Action (The Scholar´s edition).

[xvi] Hayek, Friedrich von.   Individualism and Economic Order. Third reimpression.  The University of Chicago Press.  Chicago, Illinois; United States of America. (1958).  Pp. 271. Page 143.

[xvii] Mises, Ludwig von.  Economic Policy: thoughts for today and tomorrow. Third Edition. Ludwig von Mises Institute. Auburn,  Alabama; United States of America. (2006).   Pp. 108.  Page 94.

 

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