EMPOBRECIENDO A LOS POBRES

EMPOBRECIENDO A LOS POBRES

 

Manuel F. Ayau Cordón*

 

Sería pretencioso polemizar sobre religión con los obispos. Pero cuando ellos incursionan en asuntos económicos, me siento obligado a sugerirles que se hagan unas cuantas preguntas si es que son sinceros en practicar humildad porque, como creemos muchos que compartimos la preocupación por la pobreza, sus planteamientos económicos  empobrecen más a los pobres y contribuyen a la violencia. Como los obispos han incursionado en el tema de la economía y del derecho, y dada la trascendencia de su conducta, tienen la obligación moral de explicarle al pueblo en qué se basan para tomar las posiciones que toman y al respecto les planteo algunas preguntas.

 

¿Estarán de acuerdo en que para que una sociedad sea justa, próspera y pacífica, se necesitan reglas abstractas, normas generales de conducta, que garanticen iguales derechos de todos? ¿Queremos igualdad de trato o igualdad de resultados? Como Dios nos hizo a todos desiguales, entonces, para tener resultados iguales, ¿se necesitaría trato desigual para compensar diferencias genéticas etc.?  ¿Quién determinaría cómo sería ese desigual trato? ¿Serán los obispos tan amables con el pueblo de decirnos algunas normas claras y no ambiguas, para que podamos observarlas y exigirlas en nuestras relaciones? ¿O es que las normas deben ser oscuras y  variar según a quién, cuando y a quién se le aplican?

 

Por favor mediten: ¿Estarán de acuerdo en una norma que diga: no asesinarás ni desearás los bienes ajenos?  Tenemos derecho de saber que piensan los obispos al respecto, sin ambigüedades. 

 

¿Tienen los obispos alguna propuesta concreta para dar empleo a los pobres? ¿O sólo se oponen a las oportunidades que ofrecen aquellos que arriesgan su patrimonio para crear algo de riqueza para la sociedad? ¿Apoyan al Papa Juan Pablo II, cuando explica que donde el régimen jurídico protege las personas, la propiedad y los contratos, necesariamente los intereses individuales son armónicos con el interés general? ¿Tendrán la humildad de investigar las razones si no lo saben?

 

¿Saben los obispos cuanto capital hay que invertir para crear una plaza de trabajo? ¿Saben de dónde provienen esos capitales?  ¿Saben por qué tantos pobres guatemaltecos abandonan su país? ¿Saben que cada vez que ahuyentan a un posible inversionista en algún grado están rebajando los salarios de todos, principalmente los de los más pobres?

 

También han dicho que si la compañía minera aumenta la regalía de 1 a 1½%, ya no tendrían objeción a que operen. ¿Tienen acaso idea cuanto suma un 1½% de sus ventas? ¿Ese 1½  sobre ventas equivaldrá al 10%, 15%, 30%, 100% o 150% de lo que van a ganar? ¿Tienen respuesta a esa pregunta? ¿La entienden? ¿Han hecho algún cálculo? ¿Lo podrán enseñar al pueblo? ¿Adivinen cuanto ganan los grandes supermercados sobre ventas?  ¿Será 100%, 50%, 10% o 1%?  ¿Acaso lo saben?  (La respuesta es cerca del 2%). ¿Saben acaso cual es el promedio de ganancia anual sobre ventas de las grandes empresas en todo el mundo? (para su conocimiento es, y ha sido históricamente, cerca de 5%)  Alguien dirá, ¿pero si es  tan poco, por qué la gente invierte? ¿Les interesará la respuesta?

 

¿Saben los obispos qué quiere decir libre comercio? Libre comercio consiste en remover todos los obstáculos y prohibiciones para que la gente, cuando así le conviene, esté en libertad de comprar y vender en cualquier parte del mundo. ¿Por qué oponerse a eso, acaso es eso empobrecedor? Dios hizo un solo globo; las fronteras son artificiales, establecidas por la fuerza. Globalizar quiere decir retornar al diseño original. ¿No les gusta a los obispos el diseño original?

 

*El doctor Manuel F. Ayau Cordón es rector emeritus de la Universidad Francisco Marroquín y columnista del diario guatemalteco Prensa Libre.

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