MUJERES EMBRUTECIDAS Y FEAS

El tema de implantes peligrosos no es económico ni político, sino cultural.

 

Karen Cancinos*

 

Andan en América y Europa unas 300 mil mujeres con implantes de senos, cuyas prótesis contienen una silicona no apta para utilización en humanos. De esas, vaya usted a saber cuántas están en Guatemala. Leí un artículo de Carolina Vásquez (Prensa Libre, 2 de enero), en el que se refiere al tema. La columnista no hace referencia a las mujeres con autoestima mellada que voluntariamente se ponen en manos de charlatanes para que les inyecten o implanten porquerías en el cuerpo. Lo que sí hace es apuntar un dedo acusador al “sistema de libre mercado” y a “un sistema administrativo estatal que carece de autoridad”. Supongo que su inquina ante el primero se debe a que le atribuye lo que llama “proliferación de pseudocirujanos que ofrecen el servicio a bajo costo”. Y su molestia con el segundo, colijo, se origina ante lo que considera “falta de fiscalización… ….sobre la fabricación de productos sanitarios que pueden tener repercusiones graves en la vida de las personas”.

 

A mí me parece que los implantes peligrosos no son un asunto de libre mercado o de falta de regulación estatal. En otras palabras, no pienso que el tema sea económico o político, aunque si se las busca, de seguro tendrá sus aristas. Pero no me interesan. Quiero enfocarme en un aspecto cultural, y con cultura no me refiero a las bellas artes (muchos piensan que alguien “es muy culto” porque asiste a conciertos y exposiciones), sino a un entorno que constituye un signo infortunado de nuestro tiempo: la “cultura del entretenimiento”.

 

Una muestra de esa cultura es un canal horroroso llamado E (de Entertainment). Si tiene adolescentes a quienes educar, quizá quiera pasar media hora viendo con ellos, para efectos didácticos por supuesto, alguno de sus reality shows. En uno de ellos, una fulana que posó para Playboy tiene tres hijas adolescentes a quienes muere por ver convertidas en modelos. Las “educa en casa” (¡!). El texto principal del homeschooling es “El secreto” de una Rhonda no-sé-qué, que afirma que si deseas algo lo suficiente, vendrá a ti. Algo así como “el universo conspira para que logres lo que anhelas” de El Alquimista de Coelho, favorito de las candidatas de los concursos de “belleza”.

 

Pienso que el origen de los implantes peligrosos es la pereza mental. ¿Quiénes se los ponen? Usualmente mujeres embrutecidas. Note que no he dicho “mujeres brutas” sino “embrutecidas”. Gente que no se bebería un matarratas pero no duda en envenenarse la mente con telenovelas y reality shows. Si la única lectura de alguien son revistas de farándula o, cuando mucho, libritos de psicología pop, no es sorprendente que sus criterios de belleza resulten bastante menguados. Porque la belleza es íntegra: una mujer con un busto perfecto pero sin seso y sin interés por nada, no es hermosa. Porque la belleza es proporcionada: un cuerpo hermoso de 20 años no es igual, ni debe serlo, a un cuerpo hermoso de 60. Porque la belleza es luminosa: lo que se encuentra en esos rostros inmóviles a punta de bótox o esos senos artificiales es oscuridad, es tiniebla, esa misma en la que vive sumida alguien sin seguridad en sí misma y sin gusto por su vida.

 

Deseo para todas esas mujeres (y hombres) un poco de curiosidad por el mundo y por los otros. Quizá les interese saber que la inteligencia embellece.

 

 

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